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Diana, Irai, Hugo o Javier (nombres ficticios) son solo algunos de los 18 pequeños que cada día aprenden, juegan, lloran al entrar (sólo un poquito), comen, se manchan y se divierten con sus amigos y sus encantadoras profesoras en el aula de 2 años del CEIP Rufino Blanco de Salamanca. Pero parece ser que no todos ellos podrán continuar con esta dinámica el curso que viene.
Sus padres decidieron apostar por este centro en el proceso de admisión para el curso 2022-23 allá por el pasado mes de abril, al haberse implantado la gratuidad para niños de 2 y 3 años en centros públicos. Algunos colegios habían solicitado acoger aulas de este tipo y, para otros, fue una imposición de la Administración. En cualquier caso, no se había desarrollado una normativa clara para estas enseñanzas (como ejemplo, la ORDEN EDU/1063/2022 que establece el calendario y el horario escolar para el primer ciclo de educación infantil en CyL fue publicada en el BOCYL el pasado 24 de agosto y los directores estuvieron recibiendo instrucciones sobre comedor, horario, etc. con el curso ya empezado).
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Aun así, estas madres y padres decidieron matricular a sus niños a finales del mes de junio en la Secretaría del Rufino. No había aula que pudieran ver, ni proyecto educativo que consultar, ni juguetes o instalaciones que probar… Pero parecía lógico pensar que al matricular a sus hijos en este colegio del centro de Salamanca podrían continuar sin problemas su escolarización aquí los siguientes años. Muchos vencieron sus miedos sobre integrarse en la disciplina de un colegio, «un cole de mayores» demasiado pronto y no hacerlo en una «guarde de peques», gracias a esta idea, la de formar parte desde bien pequeños de un proyecto pedagógico público y de calidad desde hace décadas.
Desde el primer momento se les acogió como una clase más del colegio. Se solventaron los problemas iniciales y se les aseguró que la dotación del aula, cercana a cero, iría llegando. Se les invitó a asociarse a la AMPA, a formar parte de los órganos de representación. Los pequeños han participado de la vida del centro en cuantas actividades se han realizado en conjunto con todas las clases.
La publicación de la normativa de admisión para el curso 2023-24, de reciente aparición, especifica que «todos los alumnos de 3 años tengan que ir en igualdad de condiciones al proceso de admisión», lo que significa que nuevamente «hay que solicitar plaza en el centro que deseen». Pero esto implica que algunas de estas familias, que ya acudieron a la convocatoria del año pasado en igualdad de condiciones y que actualmente están matriculados y forman parte del Rufino Blanco, pueden verse excluidas al ser adelantadas por otras familias con más puntos de acuerdo a la convocatoria.
La administración educativa de Castilla y León ha respondido a algunas de las quejas enviadas por estos padres, pero no a la pregunta de por qué el CEIP Rufino Blanco, en ejercicio de su autonomía, no puede otorgar un punto como criterio complementario a los alumnos de 2-3 años que ya se encuentran matriculados en el mismo a la hora de solicitar esta nueva admisión.
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Las familias consideran que los perjuicios que esta injusta decisión va a acarrear pueden ser mayúsculos para sus pequeños. No solo es romper los lazos de amistad que entre chicos y familias van naciendo, es comenzar, una vez más, un periodo de adaptación en otro lugar extraño, es generar problemas de conciliación para las familias que tengan que desplazarse hasta otro centro más alejado.
La indignación entre los padres de estos alumnos del colegio Rufino Blanco es patente. «Nos vienen a decir que ahora no somos parte del centro. Que administrativamente no lo somos. Es una estafa, nos han vendido una moto. Es como cambiar las reglas del juego a mitad de la partida», comenta uno. «Nadie concibe que un alumno de 3º de segundo ciclo de Infantil, también educación no obligatoria, pueda perder su plaza en 1º de Primaria tras llevar tres cursos en el colegio», añade otra madre.
«El colegio tiene adscrito profesorado para desarrollar el proyecto pedagógico del aula de 2-3 años, ¿cómo nos dicen ahora que somos una entidad separada?», indican y apuntan que «el método editorial -no precisamente barato- que utilizan nuestros niños es el mismo que en el segundo ciclo de Educación Infantil y como nos explicaron a principio de curso, esto es así porque tiene continuidad en los cursos siguientes», poniendo de manifiesto la incongruencia que es pretender excluir a una clase que desde el primer momento se ha tratado de integrar en el proyecto educativo del centro.
Estas familias están tratando de ponerse en contacto con otros centros, AMPAS, etcétera que tengan aulas de 2-3 años en la misma situación, para canalizar las posibles reivindicaciones y acciones de protesta, y desde aquí hacen un llamamiento a todos los interesados para trabajar de forma conjunta.
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