Patrimonio ordena reparar la fachada protegida de Salamanca que fue pintada de amarillo

La propiedad de un edificio en pleno centro histórico de Salamanca tendrá que corregir la actuación que llevó a cabo hace unas semanas al pintar de un intenso color amarillo una fachada protegida, un tono muy llamativo que no concuerda ni con el acabado original ni con la zona. La decisión, que se tomó sin autorización, le ha valido un toque de atención por parte de Patrimonio que obligará a repintar y corregir todo lo hecho de forma incorrecta por haber usado un color «que no es admisible».

El cambio llamó mucho la atención a pesar de que en la zona se han autorizado varios proyectos como la transformación de un inmueble en restaurante, pequeño hotel y apartamentos; o las obras en un edificio casi colindante para convertir un local en apartamento.

El asunto surgió hace unas semanas cuando se dio la alarma sobre el color elegido para pintar una fachada en la plaza del Corrillo, en pleno centro de la zona de declaración como Patrimonio de la Humanidad, a unos pasos de la Plaza Mayor y en el camino de las Catedrales. El edificio, que está protegido, había recibido una pequeña rehabilitación para la que se eligió un tono amarillo que chirriaba.

Como se pudo comprobar después, el color no tenía nada que ver con el original y tampoco con los edificios cercanos ni con el entorno monumental en el que se encuentra. De paso, se había eliminado un antiguo cartel de un comercio. Tras debatirse en la comisión territorial de Patrimonio, se supo que que el 6 de marzo la propiedad fue requerida para corregir lo que había hecho, para lo cual tendría que proceder al repintado con un tono apropiado; se le exigía presentar primero una muestra.

Sin embargo, a día de hoy no se ha vuelto a pintar y el edificio sigue luciendo de un intenso color amarillo, que no es su única deficiencia. Tras la última reunión de la comisión territorial, se ha requerido a la propiedad para que elimine la pintura de los elementos donde se ha aplicado. El caso es que se ha hecho un repintado general y se ha aplicado el tono inadecuado a todo: dinteles, cornisas, bajantes o cantos forjados. Se aprecia que el amarillo intenso ha llegado a todas partes.

Lo mismo ha ocurrido con los elementos de piedra de Villamayor que no pueden ser pintados, sino limpiados y restaurados. Patrimonio ha concluído que el tono elegido «no es admisible» y que tiene que volver a pintarse con uno adecuado al entorno. Y eso es lo que todavía está pendiente a día de hoy.

Se trata de una construcción datada según el catálogo de edificios protegidos en el siglo XIX como ejemplo de arquitectura doméstica en el centro histórico. Destaca por la sillería de piedra franca y las rejerías. Durante años ha presentado un mal estado y en su ficha de protección la foto aparece con la fachada descascarillada y sucia. Como se puede apreciar en las fotos de detalle, todos estos elementos han sido cubiertos también de pintura en la rehabilitación.

El edificio tiene protección ambiental y está autorizado el mantenimiento de fachadas y de elementos originales. Destinado durante años a viviendas y local, ha estado ocupado por un negocio de venta de embutidos, una peluquería y una sastrería.

Su estado era deficiente con especial afectación en fachada y balcones, motivo por el que su mantenimiento pasó por la comisión técnico artística dada su ubicación en pleno centro histórico de Salamanca, para que diera el visto bueno a la actuación prevista. Según el órgano, no había deficiencias internas o estructurales y se autorizó un 'lavado de cara'. La ejecución ha terminado con una fachada protegida en un lugar sensible pintada de amarillo.

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