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Salamanca tiene toda una ciudad oculta bajo sus suelos, restos subterráneos que nos hablan de su historia y que, de cuando en cuando, salen a la luz para darnos más pistas. El último hallazgo son los restos aparecidos en el entorno de la plaza de Fray Luis, en pleno casco monumental, que se atribuyen al antiguo convento de San Agustín, uno de los más importantes que tuvo en su día la ciudad y del que ahora solo quedan vestigios.
Ha sido en el transcurso de unas obras en la plazuela de San Bartolomé, acceso al colegio del mismo nombre, y que se están ejecutando como parte de la peatonalización de la capital. Según informaba este martes el propio Ayuntamiento de Salamanca, se han encontrado unos muros atribuibles al antiguo convento de San Agustín que pudieran corresponder concretamente con unas dependencias adosadas al templo y asignadas a la portería del convento.
El hallazgo no es precisamente fortuito. En ese espacio próximo a los restos del antiguo Botánico se concentraron en su día importantes construcciones que no han llegado a nuestros días, pero de las que aparecen restos cada vez que se excava. Este terreno entre la plaza de la Merced, junto a la faculta de Ciencias, y la plaza de Fray Luis es uno de los más fértiles en términos históricos y en él hubo conventos, palacios, calles, los célebres colegios del estudio salmantino, iglesias y, según diversas fuentes, el alcázar y el barrio judío. Es una auténtica mina de historia enterrada.
Visita virtual
La concejalía de Turismo del Ayuntamiento de Salamanca estrenó hace unos meses una visita virtual que, a partir de tecnología 3D, permitía ver sobre las ruinas del parque Botánico como eran los edificios que allí se levantaban. El resultado es un viaje al pasado en el que el colegio de Cuenca o la iglesia y convento de San Agustín vuelven a estar en pie más de 200 años después de su destrucción. Bajo estas líneas, el aspecto que tenía este último en su día, según la recreación realizada.
A lo largo de los años se han documentado restos de varias épocas dentro del recinto del que fuera parque Botánico y que también desbordan ese perímetro para cruzar la calle. Los restos hoy visibles se corresponden con el sector nororiental del convento, apenas una cuarta parte de los 10.000 m2 que ocuparía.
Allí estaban el histórico Colegio Cuenca, hay restos del colegio de la Magdalena, del convento de San Agustín y del de la Merced, de un poblado celtibérico, de la desaparecida calle San Pedro y también fue el lugar donde yacieron dos personajes fundamentales de la historia de Salamanca: Fray Luis de León y San Juan de Sahagún, cuyos restos fueron localizados allí. En ambos casos, están ligados a la historia del convento de San Agustín, al que pertenecen los últimos restos encontrados.
La localización de la que fue última morada de ambos habla de la importancia que tuvo el convento de San Agustín. No se conoce la fecha exacta de la fundación del convento, pero hay documentos históricos que señalan una donación de terrenos a la comunidad de agustinos de la ciudad en 1163, aunque es posible que los frailes ya estuviesen en Salamanca incluso con anterioridad.
En cualquier caso, el primer prior del convento, fray Alonso, no fue nombrado hasta 1339. Tradicionalmente, sin embargo, se había interpretado la donación por parte del obispo de Salamanca, Alonso Barrasa, de la iglesia de San Pedro a los agustinos el 11 de septiembre de 1377 como la fecha oficial de fundación.
Los terrenos del convento se ampliaron en 1477, cuando Inés López, viuda de Álvaro Rodríguez de Monroy, donó a los frailes la finca de La Flecha, en la carretera de Cabrerizos, hoy abandonado y en ruina. Aunque el convento estuvo dedicado a San Pedro desde la donación de la iglesia, a partir del siglo XVI se generalizó la denominación de convento de San Agustín.
El convento tuvo rango de colegio universitario de teología desde 1422, y dispuso de una casa de noviciado. Muy pronto adquirió fama por su selecto profesorado y su excelente biblioteca. Los frailes también ejercían la confesión y la predicación y asistían a los moribundos.
Tiene además un gran valor artístico. Su capilla mayor se atribuye al prestigioso cantero Juan de Álava, maestro del plateresco, director de las obras de la Catedral Nueva y su fachada, de la fachada del convento de San Esteban, de la capilla de la Universidad o del colegio Fonseca.
Entre los siglos XVI y XVIII el convento fue la principal casa agustiniana de estudios en España: allí profesaron o enseñaron frailes célebres como San Juan de Sahagún o fray Luis de León. Además, en 1533 María de Zúñiga, viuda del Duque de Béjar, dotó al convento de otro colegio universitario adjunto para 50 teólogos con vocación misionera en Indias: el Colegio de San Guillermo, con un régimen interno independiente desde 1587.
El convento sufrió varios incendios a lo largo de su historia. El más grave de todos ocurrió el 9 de octubre de 1744 debido a que redujo los edificios casi completamente a cenizas. En ese incendio, los fondos más valiosos de la biblioteca fueron enteramente destruidos.
Durante la Guerra de la Independencia, las tropas francesas expulsaron a los frailes del convento el 18 de septiembre de 1809 y lo ocuparon. En 1810, el convento volvió a incendiarse y los franceses demolieron los restos. Después de la guerra, se intentó restaurar el convento, pero la Ley de monasterios y conventos de 25 de octubre de 1820 (que suprimía todas esas congregaciones religiosas) impidió reanudar los trabajos hasta 1826. Sin embargo, nunca llegaron a terminarse. El Real Decreto de 25 de julio de 1835, que suprimía los monasterios y conventos con menos de 12 religiosos profesos, obligó a los frailes a abandonar el convento el 20 de agosto. Ese mismo año fue demolido el edificio.
No mucho después se hicieron allí las primeras excavaciones arqueológicas en Salamanca. Tuvo lugar en 1856 a cargo de una comisión formada por tres personas, Cafranga, Alegría y De La Fuente, un arquitecto, un librero y un catedrático de jurisprudencia que, con una cuadrilla de un «sobrestante» y seis jornaleros tenían el objetivo de localizar los restos de uno de los dos grandes clérigos ligados al convento, los de Fray Luis de León. Fueron encontrados el 13 de marzo de 1856 y trasladados a la capilla de las Escuelas Mayores. Más adelante, entre los restos del convento, aparecerían los de San Juan de Sahagún que tuvo capilla en el lugar, exhumados para custodiarlos en la Catedral.
El terreno entre la plaza de la Merced y la de Fray Luis es prolijo en hallazgos. Allí están los restos del colegio Cuenca o el convento de San Agustín, dos de las construcciones más importantes que tuvo la ciudad.
Eso hace que aparezcan restos cada vez que se excava, como ha ocurrido ahora en la plazuela de San Bartolomé de cara a su nueva peatonalización. La anterior ocasión fue con motivo de las obras de reforma del colegio San Bartolomé, cuando aparecieron restos de la iglesia del mismo nombre, de una bodega del colegio de la Magdalena, cimientos de la iglesia de San Bartolomé, suelos empedrados del palacio Flores Dávila y de las vías Velarde y Escalinata.
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