Salamanca sigue siendo una ciudad complicada para las personas con discapacidad

La accesibilidad urbana es un aspecto fundamental para garantizar la inclusión y el bienestar de todas las personas, especialmente de aquellas con movilidad reducidad. Nos preguntamos si Salamanca, al igual que para el turismo inclusivo, es una ciudad realmente accesible para todos sus habitantes. Vamos a descubrirlo de la mano de Antonio González, quien está en silla de ruedas desde un accidente hace tres años, ¿cumplirá la ciudad con los estándares necesarios para ser considerada una ciudad accesible?

Las personas con discapacidad física se encuentran barreras a diario que les impide desarrollar su vida con normalidad e incluso de manera autónoma. Las infraestructuras urbanas, el transporte, los edificios públicos, y los espacio de ocio y cultura son algunos puntos que para una persona sin discapacidad no suelen suponer problema alguno.

Por lo general, la experiencia de Antonio se resume en estas palabras: 'El gran problema está sobretodo a la hora de moverse por la calle, deja mucho que desear. Son más accesibles algunos edificios antiguos y turísticos que se han ido reformando y mejorando sus condiciones, en algunos simplemente han puesto una rampa -que habría que ver las características de la rampa en algunas ocasiones-, pero ya con eso facilitan muchas cosas'. Las calles son estrechas lo que provoca que el paso fluido tanto para el como para otros viandantes se vea afectado. Las aceras tampoco están bien acondicionadas: baldosas que se levantan, alcantarillas elevadas y los pasos de peatones que se supone que están rebajados, no lo están realmente.

Antonio forma parte de ASPAYM (Asociación de personas con lesión medular y otras discapacidades físicas) que cuenta con cinco centros a lo largo de Castilla y León y están trabajando para abrir uno en Salamanca. El principal trabajo de la asociación es ayudar a que los lesionados medulares se reintegren en la sociedad -gestionar un asistente personal, organización de actividades y campañas de concienciación, entre otros-. Se supone que la asociación tiene una comunicación abierta con el Ayuntamiento por donde a través de fotos y videos les indican todos los desperfectos en la ciudad, 'a veces no nos escuchan, es una realidad'. Los establecimientos privados también suponen un problema, tal y como expone: 'Muchos establecimientos no tienen rampas y se niegan rotundamente'.

• Calle Van Dyck: Zonas muy estrechas donde las baldosas están prácticamente rotas, los pasos no están rebajados, 'es muy complicado que yo o cualquier persona en silla de ruedas pueda pasar por allí' añade.

• Calle María Auxiliadora: resulta estrecha para desplazarse en silla de ruedas y tiene las baldosas rotas. Además, para ser una calle tan grande la mayoría de pasos no están rebajados.

• Avenida Portugal: según vas hacia Carretera Ledesma se estrecha bastante.

• Calle Mérida: en esta zona del Paseo del Rollo han estado asfaltando y se supone que iba a ser accesible, pero 'los pasos no están nada rebajados, hay bordillos bastante altos lo cual nos dificulta mucho el día a día'.

• Calle Colombia: Toda las calles colindantes al Paseo del Rollo en general son zonas muy estrechas, también tienen las baldosas levantadas y los pasos, en absoluto están rebajados.

El acceso a eventos deportivos también resulta una problemática, ya que no suelen disponer de un sitio adecuado. Antonio es aficionado al fútbol, a todos los deportes en general, remarca que tan solo hay tres pabellones en Salamanca que son realmente accesibles; 'es muy complicado, ya que si quiero ir a ver un partido de Unionistas en teoría puedo, pero no voy porque me colocan a pie de pista. Es complicado, no veo nada realmente, la gente pasa constantemente por delante y te puedes llevar un pelotazo'. En la plaza de toros colocan a las personas en silla de ruedas en la zona de entrada y salida, 'imagínate que pasa algo, es muy difícil, en estos aspectos no estoy nada contento'.

Ya ni hablar de las viviendas accesibles, el tuvo la suerte de poder adaptar toda su casa, aún así se encontró con problemas tales como ascensores estrechos, comunidades que se niegan a hacer obras para adaptar zonas comunes y no se solidarizan. Si hablamos de alquilar una vivienda adaptada supone casi una odisea ya que 'las hay contadas'.

La parte positiva la tiene clara, los servicios esenciales como los hospitales y ambulatorios no hay ningún problema. En las farmacias, en cambio, dependiendo de la zona te encuentras con un escalón o incluso con varios. También se muestra contento con el transporte público 'es maravilloso moverte por toda la ciudad sin ningún tipo de problema, están muy bien adaptados'.

Tras escuchar su experiencia le pedimos que mande un mensaje de concienciación a toda la población, no duda ni un momento: 'La mayoría de personas no somos conscientes de lo que tenemos. Yo mismo hace tres años no lo era, tengo que reconocerlo y viviéndolo ahora es fatal. Por favor, pensemos más en las personas que estamos en sillas de ruedas y antes de hacer las cosas, nos paremos a pensar para hacerlas bien. Los establecimientos de todo tipo deberían facilitar el acceso, para que así no tengamos que elegir solo entre dos sitios para poder ir a tomar una caña, porque en muchos no podemos'.

Lleva razón, tenemos que ser más concientes de que no solo las personas con lesión medular u otro tipo de discapacidad son dependientes, todos lo somos y necesitamos de cuidados externos de un modo u otro. En una sociedad cada vez más individualista dejamos en segundo plano pararnos a pensar en los demás, pero lo cierto es que somos animales sociales diseñados para vivir en comunidad. Solo una red comunitaria de cuidados interpersonales garantiza un correcto estado del bienestar para todos los ciudadanos.

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