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El barrio del Oeste, a diferencia de otros de Salamanca, no contaba con unas fiestas patronales ni una fecha festiva concreta. Pero el azar quiso que hace algo menos de dos décadas septiembre se convirtiera en su momento de celebración.
Todo surgió cuando la USAL les informó de que en aquel momento era el barrio con más universitarios residentes de la ciudad. Entonces desde la asociación pensaron que era importante dar la bienvenida a los nuevos vecinos que llegaban con el inicio de curso.
Si les acogían desde el principio y les mostraban dónde se encontraban las tiendas, la farmacia y otros servicios, se sentirían más cómodos desde el principio. Y algo muy importante para potenciar el comercio del barrio: si los estudiantes descubrían estos establecimientos enseguida, sería una forma de intentar fidelizarlos como clientes y que no buscasen estos recursos fuera.
La idea agradó a vecinos y comerciantes, y buscaron una fórmula de hacer atractiva esta bienvenida. Así nació la September Fest. Inspirada en su origen en la oktoberfest alemana, que se celebra entre septiembre y octubre y en cuyos orígenes la cerveza tenía bastante protagonismo.
Desde entonces, la fiesta y su programa han cambiado mucho. Pero ZOES ha querido mantener su vínculo con los establecimientos del barrio y garantizar una amplia variedad de actividades para vecinos y amigos del barrio.
Inmaculada Cid, presidenta de la asociación vecinal, destaca que en el barrio del Oeste trabajan siempre para hacer comunidad y «eso marca las formas y el fondo». No obstante, reconoce que la pandemia produjo un corte en el avance de nuevas iniciativas con el comercio del barrio. A pesar de todo, siguen pensando en que cada actividad que se haga repercuta, directa o indirectamente, de forma positiva en todos los establecimientos.
Y esto se puede comprobar, por ejemplo, en el concurso de pinchos que se realiza durante esta semana con motivo de la September Fest. Once bares se han adherido en esta ocasión a la propuesta. Y otros no lo han hecho, no por falta de ganas, sino por circunstancias que sufren a veces los negocios familiares como son una buena parte de los del barrio.
En cuanto a la elección de las actividades de cada año, la asociación ha ido consolidando algunas que se han hecho casi fijas, mientras que otras varían dependiendo de propuestas que reciben o el éxito que hayan tenido en ediciones anteriores.
Un ejemplo es el micro abierto que hace unos años propuso La Vegatería, en la plaza de Gutenberg. Como funcionó bien la primera vez, tanto ZOES como el bar han seguido programándola y siempre funciona satisfactoriamente. Este año, incluso desafiando las condiciones meteorológicas, congregó a numeroso público.
Hay otras actividades que la asociación considera como casi de obligado cumplimiento. Tienen gancho y les acercan a públicos muy diferentes. Una es el teatro para niños, que siempre que es posible la desarrolla el grupo de teatro del barrio.
Tienen intercambio de esquejes; organizan un campeonato de baloncesto 3x3 en silla de ruedas, deportes, ajedrez y el citado concurso de pinchos. Y como no podría ser de otra forma en un barrio famoso por su Galería Urbana, se hace una ruta guiada a través de la misma.
También programan cada año actuaciones musicales, intentando que haya alguna más importante y contando con artistas locales. Este fin de semana, por ejemplo, actúan el conocido dúo burgalés vallisoletano Fetén Fetén y los salmantinos Mario Cea y Santiago Tamariz.
Una de las actividades más llamativas del programa, y que también se lleva celebrando en el barrio del Oeste desde hace años, en concreto desde 2019, es la Noche Europea de los Investigadores. Organizada por la Unidad de Cultura Científica y de la Innovación de la USAL en colaboración con ZOES, engloba numerosas actividades en la calle para todos los públicos, con presencia de numeroso personal investigador, así como de asociaciones de estudiantes y empresas.
Durante la tarde del viernes, la plaza del Oeste, a través de 25 puestos, se convirtió en un escaparate del trabajo de investigadores e investigadoras a través de actividades lúdicas de divulgación científica y transferencia del conocimiento.
Los asistentes tuvieron la oportunidad de participar en talleres, experimentos y juegos relacionados con áreas de conocimiento tan diversas como la micropaleontología, la sociología o la nanotecnología, además de otras demostraciones vinculadas con la investigación.
También se instaló un planetario hinchable portátil que simula una observación astronómica y planteó a los participantes un recorrido por las constelaciones y sus historias mitológicas. Otra de las actividades más llamativas fue un taller con meteoritos reales guiado por un geólogo especialista en rocas del espacio.
Magia y hasta un concierto completaban la oferta de la Noche Europea de los Investigadores, una iniciativa que se realiza de forma simultánea en 400 ciudades y que en Salamanca ha encontrado su sitio en el barrio del Oeste.
Al margen de las fiestas, a ZOES le preocupa la situación «sensible» del comercio y la hostelería. Considera que el comercio online está «barriendo» las ciudades y acabando con muchos establecimientos familiares.
Además, se han dado cuenta de que cuando queda vacío un local en el barrio y nace otro negocio, suelen tratarse de centros relacionados con los cuidados personales y la belleza, porque prestan servicios presenciales. Son los que todavía no tienen un rival electrónico.
La asociación no quiere ver las calles vacías con carteles de «Se Alquila» y trata de cuidar del comercio de proximidad. Y lo confirman Magdalena y su marido, Ángel, los responsables de la tienda de arreglos de ropa Chyra.
Se trata de un negocio familiar que se dedica a arreglar, recuperar y adaptar toda clase de prendas a las necesidades de sus clientes. Abrieron el pasado mes de febrero. Ángel conocía el barrio desde siempre, se crió en él. Cuando decidieron abrir la tienda enseguida pensaron que era el lugar ideal.
«Es un barrio que se mueve», con estudiantes y mayores, que son su público objetivo, explica Ángel. Todo les cuadraba y cuando inauguraron, hablaron con ZOES. La asociación les dió un primer empujón con la presentación y bienvenida en las redes sociales.
«Los vecinos no conocían la tienda y de forma instantánea empezó a llegar gente. Después nosotros hemos ido manteniendo y aumentando, pero ese primer golpe fue muy importante», afirma.
A su juicio «la cultura de barrio que tiene el barrio del Oeste no la tienen otros. Vienen muchos clientes, sobre todo gente mayor, que nos dicen que antes iban a otros lugares, pero que prefieren apoyar a las tiendas del barrio. Eso no lo tienen otros barrios».
«Todas las actividades que se hagan por el barrio están bien. Ayudan a recuperar el sentimiento de barrio». Un espíritu que considera que es necesario no sólo por temas económicos, sino también sociales. «La gente necesita tener arraigo, sentirse parte de algo», concluye.
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