La solución para una villa protegida de Salamanca que amenaza ruina: seis viviendas y un garaje
El consistorio accede a dar licencia para la restitución tipológica del caserón neobarroco de 1926 de la avenida Italia y, tras casi una década de riesgo de derrumbe, se reconstruirá como propuso la propiedad en 2021
En situación de ruina y con riesgo de venirse abajo, el caserón del número 36 de la Avenida Italia ha sido casi una década uno de los puntos críticos del daño al patrimonio en Salamanca. El edificio, protegido y dentro de la lista rojo del patrimonio en peligro, ha tenido que esperar a un acuerdo para que sea posible su salvación, que pasa ahora por una restitución tipológica, una reconstrucción del original, que fue la solución que ofreció hace cerca de tres años su propiedad y para la que no ha habido visto bueno municipal hasta ahora.
La comisión informativa de Fomento y Patrimonio analiza la semana que viene la petición de licencia para ejecutar un proyecto de restitución tipológica. La actuación consiste en derribar y reconstruir con el mismo aspecto, como se ha hecho en un edificio gemelo a poca distancia; la licencia incluye la construcción de seis viviendas y un garaje. La determinación es conceder la licencia para esto último y que la propiedad presente proyecto para la rehabilitación en forma de restitución tipológica.
Esta solución va más allá del lavado de cara que se suele practicar en edificios históricos y protegidos, pero al menos logrará sacar esta construcción de la lista de los que sufren deterioro, ruina y abandono a pesar de ser BIC. En el caso de este edificio, esa es exactamente la situación: las fotos de la galería inferior, hechas en el momento de la compra, lo dejan patente ya que nada se ha podido hacer desde entonces.
Así está el palacete de Salamanca en la lista roja tras años de abandonoVer 23 fotos
El cambio en el edificio va a ser total. Actualmente, está mallado por fuera para evitar los constantes desprendimientos que se producen porque su fachada está ligeramente inclinada hacia la calle. Su cimentación no es estable y el edificio amenaza con caerse. Además, está completamente en ruina por dentro y no hay nada que se pueda salvar.
Hace años que la promotora, originaria de este mismo barrio, planteó un proyecto de restitución tipológica como el que se ha hecho en el edificio gemelo de este que hay en la misma calle. El proyecto consistiría en derribar y volver a levantar con el mismo aspecto, pero dotando a la estructura de una firmeza que ahora no tiene: los muros están asentados sobre roca suelta y eso está provocando que se incline y se abran grietas.
El aspecto final y la diferencia con el actual sería el que se aprecia en las fotos de este artículo. Porque el edificio original destaca por detalles como los revocos pintados de los que no hay rastro por el deterioro o por la galería acristalada. El edificio, de 368 m2, sobrevivirá como uno de los más característicos de la ciudad.
El interior se redistribuiría en seis viviendas (tres tiene ahora) y en la planta baja que excavaría un garaje, máximo 40 m2, algo que está permitido aprovechando la diferencia de cota de altura con la calle. Sin embargo, en la situación actual del edificio no podría hacerse porque cualquier trabajo que se haga podría significar el derrumbe.
Azarosa vida legal
Este paso pone punto y final a una década de disputas, incluso en juzgados, y de dudas sobre lo que podía ocurrir con este palacete. Datado en 1926 y obra de Luis Vega, figura como protegido en el catálogo municipal con protección estructural, lo que limitaba las opciones: no se puede vaciar sin más y hay que conservar todos sus elementos característicos.
El PGOU de 1984 catalogó en su conjunto los edificios de Avenida Italia 34 y 36 por su valor y les dio una protección. La protección pudo incluso ser de mayor calado porque se llegó a pedir la declaraciónBIC, que no obtuvo. En 1995 es derribado su 'gemelo' del número 34, que se vuelve a levantar en una restitución tipológica, como se pretende ahora.
En 2004 este edificio es catalogado también por el nuevo PGOU con protección estructural. Su entonces propietario ve como no puede llevar a cabo un proyecto similar al del número 34 y reclama una importante cantidad por la pérdida de edificabilidad que supone la protección del edificio: logra del ayuntamiento casi medio millón de euros. Ahora se abre la puerta a recuperar parte, unos 120.000 euros.
En 2015 cambia de manos y lo adquieren sus actuales propietarios. El Ayuntamiento les exige labores urgentes de mantenimiento y se cubre la fachada para prevenir desprendimientos. El estado del edificio es lamentable, su deterioro ha sido imparable en los últimos 30 años y se ha producido a la vista de todos. Al adquirirlo, la nueva propiedad comprueba que el problema son sus cimientos.
Entre medias, la promotora intenta conseguir licencia para la restitución tipológica en varios formatos y llega a declararse la ruina del edificio por su evidente mal estado, que le vale la entrada en la lista roja del patrimonio en peligro de Hispania Nostra.
El edificio se asienta sobre material rocoso, pero no es que apoye sobre una roca. En realidad, su único sustento es una trinchera de menos de un metro de profundidad rellena con piedra suelta. La solución se toma por el tipo de terreno arcilloso del lugar y, sobre esa piedra suelta, se levantan directamente los muros. Es por eso que el edificio se cae, por la falta de firmeza y el desigual asentamiento.