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El acusado, al llegar al Palacio de Justicia de Salamanca. J. M. García

Una supuesta navaja de la víctima y discrepancias entre testigos marcan el juicio del crimen de Ciudad Rodrigo

Un empleado del bar asegura que su jefe le pidió que cambiase su declaración sobre si el fallecido llevaba o no un arma, mientras nadie confirma cómo se produjo el desenlace fatal tras una posible discusión

Isidro Serrano

Salamanca

Martes, 20 de febrero 2024, 20:35

La sesión vespertina del juicio que acoge la Audiencia Provincial de Salamanca en el que se juzga el conocido como el crimen del Carnaval del Toro de Ciudad Rodrigo de 2022, sirvió para que las partes intentasen ratificar y reforzar sus teorías respecto a lo que sucedió la madrugada del 26 de febrero de ese año gracias a las declaraciones de dos de los camareros y el dueño del establecimiento en el que se produjeron los hechos.

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Y si por la mañana, tres de las testigos protegidas dieron sus versiones con algunas contradicciones, en las declaraciones de la tarde se puede hablar ya de discrepancias directas y hasta acusaciones de haber mentido de alguno de los testigos hacía otro.

El primero en declarar en la tarde de ayer martes fue el testigo protegido número 2, que trabajaba como camarero por primera vez en el bar La Muralla de Ciudad Rodrigo donde J.A.V. S., presuntamente, acabó con la vida de un joven de 30 años, T. E. V., tras asestarle una puñalada de siete centímetros de profundidad, lo que le provocó una hemorragia arterial masiva, causándole la muerte.

Este testigo, que aseguró que no conocía a ninguno de los dos, señaló que sí sabía que la víctima era amigo del dueño del local y por eso le seguía sirviendo copas aunque no le pagase «porque me había dicho que le apuntase lo que le dejaba a deber, que luego ya lo pagaría».

También señaló que el fallecido llegó a media tarde y intercaló copas con chupitos y «bebió bastante». Además, reiteró, como ya habían señalado las dos testigos que acompañaban al acusado la madrugada de los hechos, que la víctima mostró en varias ocasiones una navaja «pero no con intención de amenazarme, porque sabía que le iba a seguir sirviendo aunque no pagase, sino de intimidar del alguna manera».

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La presencia de esa navaja en poder del fallecido, así como el hecho de que el acusado se produjo un corte en una mano del que tuvo que ser atendido y recibió puntos de sutura, se ha convertido en uno de los elementos claves en el juicio a la hora de determinar si hubo intención manifiesta de acabar con la vida de T. E. V. y estamos ante un asesinato, como reclaman la Fiscalía y la acusación particular, o se trata de una muerte fortuita, como asegura la defensa, que solicita la absolución.

Y la supuesta navaja propiedad del fallecido ha tomado aún más importancia, cuando el citado testigo protegido ha asegurado, a preguntas de la defensa, que su jefe le llamó varios meses después del suceso y le insinuó que cambiase su declaración y dijese que no había visto la citada navaja en manos del fallecido.

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Esta afirmación, al igual que el hecho de que no le cobrase las copas porque tenía cuenta en el bar, han sido tajantemente negadas por el propietario del bar. «Yo no le he podido decir que apuntase las copas y no se las cobrase, porque a mí nunca me ha debido dinero esa persona», afirmó el dueño del establecimiento, que aseguró que le conocía bien y nunca había tenido ningún problema con él, además de reiterar, como la testigo que atendió a la víctima cuando ya estaba herido de muerte, que nunca vio al fallecido con una navaja en la mano.

Además, respecto a la acusación que había intentado que su empleado cambiase su declaración al respecto de la citada navaja, el dueño de La Muralla lo negó tajantemente, «yo solo le dije que si podía darle su teléfono a los familiares del fallecido para que les contase lo que vio».

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En ese momento, el abogado de la acusación recordó que existía un procedimiento contra este testigo en concreto al respecto de supuestos intentos por manipular los testimonios, que había sido archivado por el juzgado de Ciudad Rodrigo, pero que actualmente se encontraba reabierto a petición precisamente del abogado de la defensa.

Una pelea previa

También prestó declaración por la tarde, otro de los camareros del local que aseguró, como el resto del personal del establecimiento, que no vio el fatal desenlace porque estaba fuera del local avisando a su jefe para que llamase a la Guardia Civil porque se había producido una pelea anterior que, según alguno de los testigos, pudo ser lo que desencadenó el posterior altercado que acabó con la vida de T. E. V.

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Según relataron los testigos, el acusado de dar muerte a la víctima, se había peleado antes con otras dos personas en el interior del bar y por ese motivo, el dueño del establecimiento había dicho a sus empleados que apagasen la música y encendiesen las luces porque iban a cerrar el bar. En ese momento la gente fue saliendo hacia la calle incluido el dueño del establecimiento y sus dos empleados a la espera de que el local se fuese vaciando y llegase la Guardia Civil. Fue en ese momento cuando, al parecer, porque nadie ha podido confirmar que sucedió, se produjo una discusión entre acusado y víctima, decidiendo la víctima lanzar una botella hacía la salida del establecimiento que, según la declaración de las dos mujeres que acompañaban al acusado, golpeó a una de ellas.

«Poco después, se escucharon unos gritos y alguien salió del bar gritando que lo había matado», coincidieron los tres testigos que trabajaban en el local y que reiteraron en que no vieron como se produjo el fatal desenlace.

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En la tarde de este martes, también declararon la mujer del fallecido y varios agentes de la Guardia Civil. Este miércoles será el turno de los peritos y está previsto que el jueves declare el acusado que hoy martes no quiso declarar.

La mujer del fallecido y los hijos, en tratamiento

La Audiencia provincial también acogió en la tarde de este lunes la declaración de la mujer del fallecido, que además de asegurar que su marido nunca había tenido problemas con nadie, que tenía muchos conocidos en Ciudad Rodrigo y que nunca había usado una navaja, aseguró, entre lágrimas, que sufría y una profunda depresión de la que se estaba medicando y que había ganado muchísimo peso a consecuencia del tratamiento y su delicado situación.

Además, señaló que sus tres hijos menores lo habían pasado y alguno estaba tomando pastillas para dormir, «me preguntan que donde está su padre y se les hace muy difícil entender que ha pasado».

Además de la mujer del fallecido, en este primer día de juicio, también declararon varios agentes de la Guardia Civil que explicaron como fue el proceso de investigación y confirmaron que fue el propio acusado el que se personó en la comisaría de Policía de Salamanca con su abogado declarando que había sido el que se había visto implicado en el incidente, y también señalaron que tenía un corte bastante profundo en una mano.

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