
El taller-tostaduría de Salamanca que hace del café pura ciencia
La ciudad cuenta con un nuevo espacio en el Paseo Torres Villarroel que une pasión, química y conocimiento para divulgar la cultura del café de especialidad
«Cada grano de café cuenta», así lo demuestran en Cafemica. Un rincón para los amantes del buen café que ha florecido en Salamanca. Se trata de una tostaduría-cafetería que va mucho más allá combinando el aroma del café de especialidad con el conocimiento científico, la formación sensorial y la pasión por la excelencia.
Situado en el Paseo Torres Villarroel, 46, Cafemica no solo ofrece una cuidada carta de cafés, sino también talleres formativos en los que se enseña desde la selección del grano, el molido y el tueste, hasta las técnicas de cata y la interpretación de aromas y sabores. Un proyecto en el que ciencia y tradición caminan de la mano.
Fusión entre café y química
Uno de los impulsores del proyecto es David, profesor de química, quien decidió unir su vocación docente con su creciente pasión por el café. «Con Cafemica hemos conseguido materializar todas esas ideas y fusionar dos cosas: café y química», explica. La química está presente en todo el proceso: desde la maduración del grano hasta los métodos de extracción.
El equipo de Cafemica lo forman profesionales especializados en catación. A través de sus talleres, buscan difundir la cultura del café de especialidad, una corriente que aún tiene poco arraigo en la ciudad. «Somos una tostaduría que tiene una cafetería», afirman. Su objetivo: que los clientes entiendan lo que beben.
Actualmente, trabajan con cafés de seis orígenes: Brasil, Colombia, Nicaragua, Honduras, Guatemala y Etiopía, todos ellos con trazabilidad completa, desde la finca hasta la taza. Importan el grano en verde y lo tuestan en el propio local, lo que les permite controlar la frescura y calidad del producto.
De la teoría a la taza
Los talleres se desarrollan en un aula ubicada bajo la cafetería. Comienzan con una introducción teórica sobre el café de especialidad, siguen con demostraciones prácticas y concluyen con catas guiadas. Durante estas sesiones, los participantes descubren aspectos pocos conocidos como el impacto del origen, el tipo de tueste o el uso adecuado del molinillo.
«Primero curiosidad, después satisfacción»
Una de las cosas que más sorprende a los asistentes es que el café torrefacto que se consume habitualmente es en realidad un producto quemado, considerado un deshecho que no debería consumirse.
David insiste también en la importancia de la procedencia. «En nuestras bolsas indicamos la finca, el país, el tipo de variedad, el proceso de tueste y la puntuación del catador certificado.
«Como el jamón, un buen café tiene denominación de origen»
Ciencia aplicada al sabor
Los métodos de preparación que emplean en Cafemica provienen del laboratorio: filtrados con Chemex, sifón japonés o matraces que permiten controlar variables como temperatura, tiempo de extracción o proporción agua-café.

La rueda del sabor, expuesta en la cafetería, guía a los clientes para identificar matices del café: frutales, cítricos, amaderados o herbales. «El café no tiene que saber literalmente a un ingrediente, sino recordar a él».
También abordan cuestiones como el descafeinado de especialidad, que debe hacerse mediante métodos naturales como el inducido o UME para preservar la calidad del café.
«Un buen producto, un buen servicio y una limpieza impecable»
Estos son los tres pilares que rigen la filosofía de Cafemica. «Buscamos que la gente no nos pida en la barra, queremos que disfruten el café tranquilamente».
Con Cafemica, Salamanca suma un espacio único donde se puede aprender, oler, saborear y comprender el café desde una nueva perspectiva. Un lugar donde cada taza tiene una historia.
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