El termómetro de las calles de Salamanca: de una infernal plaza 'dura' al 'paraíso' de un parque con árboles
Una treintena de voluntarios de la capital y la provincia comprobaron en la 'termometrada' diferencias de hasta 4 grados entre el arbolado Jesuitas y la pavimentada plaza de la Concorida y cómo el urbanismo condiciona la temperatura en nuestras ciudades y pueblos
Las altas temperaturas estivales se prolongan cada vez más año tras año. La pasada semana Salamanca rebasó los 30 grados y, aunque el fin de semana las temperaturas se relajaron, la estación de AEMET registró 30,1 ºC en la capital a las 16 horas del sábado 20 de septiembre, a un día de entrar en el otoño.
Ese calor, sin embargo, no se siente igual en todas partes: no es lo mismo caminar bajo la sombra del parque de los Jesuitas que aparcar en la explanada asfaltada de la Charrería, o cruzar la plaza de la Concordia. El tipo de pavimento, la vegetación e incluso la edad del arbolado, influyen.
Así lo demostró la Termometrada 2025, en la que una treintena de voluntarios midieron temperaturas en cinco zonas de la capital y en tres municipios de la provincia (Juzbado, Machacón y Ciudad Rodrigo), confirmando cómo el urbanismo condiciona el calor que sufrimos en nuestras ciudades y pueblos.
Para comprobarlo a pie de calle y poder analizarlo, distintas organizaciones, entre ellas Barrios por el Clima, Salvemos Nuestros Parques, Juventud por el Clima y Ecologistas en Acción promovieron el sábado una termometrada (o medición de temperaturas) a nivel estatal.
Esta iniciativa de ciencia ciudadana para medir las temperaturas se ha desarrollado en más de 60 localidades españolas (24 de ellas capitales de provincia) y ha contado con la participación de alrededor de 700 personas. En la provincia de Salamanca han participado cerca de 30 voluntarios.
Infiernos y paraísos urbanos
Garrido, Barrio del Oeste, Chamberí, Alto del Rollo y Centro/Bretón fueron las zonas elegidas para medir la temperatura en la capital salmantina. Y dentro de cada una de ellas se eligieron tres puntos que pudieran ser referencia de distintas características urbanísticas. Así se establecieron paraísos (con pavimento permeable y sombra de árboles), intermedios (con pavimento duro pero arbolados), e infiernos (totalmente pavimentados y sin vegetación).
Aunque los participantes, coordinados por Barrios por el Clima Salamanca, consideran que hay muchos ejemplos más dentro de los mismos barrios y de la ciudad, los infiernos elegidos fueron la plaza de la Concordia, La plaza de San Román, el aparcamiento de Las Pajas, la avenida de Italia y el aparcamiento situado junto a la glorieta de la Charrería, en la zona trastormesina.
Como paraísos, las zonas elegidas para medir fueron los parques de Jesuitas, Miguel de Unamuno, la Chinchibarra y la zona ajardinada junto a la plaza de Castilla y León. El barrio del Oeste, donde no hay ningún paraíso que pueda ser tomado como tal, tuvo que conformarse con el paseo de Carmelitas.
En cada uno de esos puntos se llevaron a cabo tres mediciones a lo largo del día: a las 8, a las 17 y a las 23 horas. Todo ello con el objetivo de recoger tres momentos diferentes: cuando la ciudad se ha enfriado a lo largo de la noche; el momento de mayor insolación, en el que el pavimento ha absorbido más cantidad de calor; y unas horas después de la puesta de sol, cuando la ciudad ha disipado parte del calor acumulado a lo largo del día.
Más calor en las zonas pavimentadas
Los datos obtenidos en cada espacio se han registrado en www.termometrada.org. La web ofrece un mapa con la localización de cada uno de los puntos de intervención indicando las coordenadas geográficas, fotografía del lugar y las tres mediciones obtenidas.
De media, en los infiernos de la capital salmantina se registraron dos grados y medio de temperatura más que en los paraísos de toda Salamanca. A las 17 horas, el momento de más calor de las tres mediciones, la media registrada fue de 29,90ºC, mientras que en los intermedios fue de 29ºC y la de los paraísos se quedó en 27,60ºC.
Un ejemplo concreto, mientras a media tarde en la plaza de la Concordia había 31 grados, en el parque de los Jesuitas la temperatura era de 27ºC, cuatro menos. Así queda patente cómo la presencia de vegetación y arbolado protege a las ciudades y a sus habitantes del calor.
Los chubascos que se registraron entre las horas de medición no evitaron que a las 23 horas, en la última medición, los infiernos se mantuvieran a 20ºC de media, mientras que en medios y paraísos de media se superaron los 18,50ºC. Una temperatura elevada para la fecha.
Participación de la provincia
Tres municipios de la provincia se inscribieron a la termometrada: Ciudad Rodrigo, Juzbado y Machacón. Sin embargo, aunque los termómetros fueron enviados desde Córdoba con más de una semana de antelación y todos el mismo día, no llegaron a tiempo a Machacón ni a otros municipios rurales. Los organizadores lamentan la incidencia que muestra la precariedad de los servicios en algunas zonas de España.
En Ciudad Rodrigo la asociación para el espacio natural y la vida silvestre, Asenavis, fue la que llevó las riendas de la iniciativa con un gran entusiasmo. A las 17 horas, las ubicaciones marcadas como infierno y medio registraron 30ºC, mientras que en el paraíso estaban a 27,5ºC.
El infierno de Juzbado, con 31,5ºC a las 17 horas, fue el lugar que marcó la temperatura más alta, mientras que en el paraíso disfrutaban de 27ºC, cuatro grados y medio de diferencia, la más grande registrada en la provincia.
Termómetros bajo el paraguas
Para hacer las mediciones, los voluntarios llevaban un paraguas del que colgaban el termómetro. Ese protocolo era el mismo para toda España en todas y cada una de las ubicaciones y en los tres horarios. Uno de los motivos era que el termómetro estuviera protegido de la radiación directa del sol y no registrase más temperatura de la real. Pero también para que en todos los casos se mantuviera siempre a la misma altura, entre metro y medio y dos metros del suelo.
Pero ver a una persona con el paraguas abierto y algo colgando, parada bajo el sol o en la noche, despertaba la curiosidad, incluso la hilaridad de los viandantes. Algunos se acercaban a preguntar o hacían bromas.
Participación y ciencia ciudadana
Barrios por el Clima Salamanca hace un balance positivo de esta actividad de ciencia ciudadana que ha permitido visibilizar que los espacios que cuentan con buena dotación de praderas, arbolado y estrato arbustivo son determinantes a la hora de generar entornos confortables que permitan incrementar la habitabilidad de los barrios.
Dado que en los próximos años se prevé el aumento del número de días de calor extremo en Salamanca, la plataforma salmantina reivindica la necesidad de poner en marcha políticas de adaptación de los pueblos y ciudades.
La iniciativa, que probablemente se repita el próximo verano, ha servido, además, para que los participantes reflexionen sobre el urbanismo que les rodea y cómo los veranos más cálidos y largos ya están influyendo en sus vidas. En este sentido, Inma, Nadia y Ana, tres de las participantes, detallan que han tenido que incorporar ventiladores o incluso aires acondicionados a sus hogares cuando hasta ahora no los habían necesitado. También apuntan que con los calores estivales han pasado más tiempo en interiores, reduciendo la actividad física, lo que también repercute en su salud.
Más allá de las cifras, la Termometrada deja enseñanzas: el urbanismo importa, y mucho, necesitamos más árboles en calles, plazas y aparcamientos. Los resultados que se suman a los obtenidos en el resto del Estado, donde en ciudades como Gijón, Valladolid o Alcobendas también se registraron diferencias de hasta 7 ºC. Una lección que no debería caer en saco roto si queremos que las olas de calor del futuro no hagan sufrir a la ciudadanía y que ésta cuente con ciudades más verdes, habitables y resilientes.