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Puri en la tienda que regenta. José Manuel García
Negocios de toda la vida

La tienda de Salamanca que convierte sus cuatro escaparates en exposiciones colaborativas de barrio

La Tienda de Puri, en el barrio de la Prosperidad, se inauguró como lencería y ha ido expandiendo el negocio hasta atreverse incluso con trajes de comunión

Laura Linacero

Salamanca

Lunes, 28 de octubre 2024, 13:54

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El término 'de toda la vida' está asociado al tiempo. Aunque no siempre es así. En ocasiones, va más relacionado con la intensidad. En los negocios también ocurre: a veces unos años son suficientes para tener una tienda de confianza. «Soy psicóloga, soy dependienta, soy amiga». Así define su relación con las clientas Puri, la dueña de 'Tienda Puri' en el barrio de la Prosperidad. Lleva más de una década en la zona aunque toda una vida trabajando detrás del mostrador, hasta que se lanzó a ser su propia jefa. «Mi marido me animó a abrir una tienda y levantar un negocio desde cero», asegura.

Tanto es así, que la inversión inicial fue complicada. «Empezamos con muy poco dinero y hasta unos amigos que creyeron en nosotros nos ayudaron al principio», comenta. Vulgarmente se diría que abrieron las puertas de la tienda 'con una mano delante y otra detrás' pero en realidad, sin tener nada lo tenían todo. «A mí me encanta mi trabajo y me hacía mucha ilusión, al final donde estamos la gente es muy de barrio y eso me encanta», añade. Esa relación tan cercana que traspasa la relación cliente-dependienta es lo que convierte a la Tienda de Puri, en la tienda de un barrio.

Ese vínculo no sólo emana de la dedicación de Puri, también del alma de barrio. Y para muestra, un botón. Hace años, abrió una tienda en el centró que acabó cerrando por una competencia a la que cuesta hacer frente. «La cerré a los dos años porque al final en el centro, la gente acaba comprando en las franquicias y no en las tiendas locales», explica. Además, el ritmo frenético que caracteriza al corazón de las ciudades complica forjar una relación con los clientes. «La gente va corriendo a todos los lados y no tiene tiempo de pararse, en cambio, en un barrio se ve más esa humanidad», asegura. Aunque lamenta que cada vez es más complicado reconocer esa calidez en el trato. «Nos hemos dehumanizado mucho, por eso yo trato a mis clientes como si fueran de casa», apunta.

¿Quién dijo miedo?

De menos a más. Así ha evolucionado la Tienda de Puri. En el rótulo de su negocio se puede leer 'Lencería' y 'Bebé' pero en su interior tiene mucho más. «Empecé con eso pero luego aumenté hasta la talla 16 y empecé a meter colecciones de baño, e incluso me he atrevido a introducir este año trajes de comunión», apunta. Dos últimas incorporaciones que la han funcionado muy bien. «En el barrio no hay ninguna zapatería y además he metido zapato respetuoso que nadie más tiene en Salamanca», explica.

El proceso de ampliar su stock es un trabajo más. Estudiar, mirar, comparar, leer y, finalmente, apostar. «Me guardo un poco las espaldas porque quiero asegurarme de que lo que vendo tiene calidad y el cliente no se va a ir decepcionado», añade. Esa es su mayor preocupación, que el que salga de la tienda ya piense en volver. «La gente no me hace devoluciones porque sé lo que vendo y lo que me pide el cliente», explica. Precisamente conocer tanto a su público objetivo es lo que la quita el miedo a seguir incorporando novedades. «El 30% de mis ganancias las invierto en la tienda», reconoce.

Escaparates colaborativos que atraen todas las miradas

Detrás del cristal se ve un escaparate temático muy trabajado. Son cuatro los muestrarios de la 'Tienda de Puri' y en todos ellos, la originalidad llama la atención. Sin embargo, lo más bonito no es visible a los ojos. Los vecinos del barrio, y clientes de Puri, la ayudan a elaborar estos escaparates dejándola distintos objetos para completar la escena: máquinas de coser, una play, un skate, una moto o instrumentos de labranza. A través de sus redes sociales, ella les pide colaboración en función de la temática y recibe los artículos que necesita. «Al final ellos también participan y así la tienda es un poco de todos», explica. Un negocio que ya no es de Puri, es de todo un barrio.

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