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No hay salmantino, estudiante o residente en Salamanca que no haya visitado o paseado por delante de La Galatea, la histórica librería ubicada en pleno centro de la capital, en la Calle Libreros por la que tantos jóvenes pasan a diario. La Galatea nació en el año 1996 y pondrá fin a su historia el próximo Sábado Santo, 30 de abril. Como el propio establecimiento relata en su web, está especializada en la compra y venta de libros antiguos originales de los siglos XVI al XIX, primeras ediciones de literatura del S. XX, libros dedicados, documentos antiguos, manuscritos y cartas autógrafas. También dispone de un fondo selecto de libros esenciales de historia, filosofía, humanidades, ensayo, política, artes y ciencias del S. XX. Realiza tasaciones certificadas y asesora a sus clientes en la formación de sus bibliotecas. Es decir, una joya que Salamanca no debería dejar escapar.
Pero el fin ya tiene fecha límite. La histórica tienda ha lanzado en su web el mensaje de 'Liquidación por desalojo del 4 al 30 de marzo. Y en un relato pormenorizado de los hechos, se detalla el motivo, que no es otro que la venta del edificio en el que está ubicado la librería. Su propietaria, Begoña Ripoll, explica que «hace apenas once días recogí una carta certificada de parte de la propiedad de la calle Libreros, nº 28, donde se me comunicaba oficialmente que el precioso edificio donde está mi Galatea ha sido vendido y que – todo muy legal, por supuesto – debía desocuparlo en apenas dos meses. Exactamente el próximo 10 de abril. Perdón, quizás el 13, no estoy para muchas exactitudes…».
«Así que, no me queda más remedio, tendré que «liquidar» los fondos de La Galatea en apenas cuatro semanas, porque – y bien lo comprenderéis los que conozcáis el local – me es imposible retirar de golpe los miles de libros (antiguos y modernos), discos de vinilo, carteles, grabados, cromos, exlibris, cuadros… por no hablar de los muebles, estanterías, mesitas, cajitas antiguas, postales, lámparas, y demás mobiliario y 'trastitos' varios de decoración que han ido entrando en la librería en los últimos quince años», añade.
«Todo el mundo recibe la noticia con incredulidad, espanto, y decenas de preguntas: «¿Pero, y te tienes que ir así sin más?»; «¿Qué harás con todo lo que hay ahí?»; «¿Abrirás La Galatea en otro sitio, verdad?»; «¿Qué necesitas? ¿Te puedo ayudar con…?
Como digo: debo estar en shock y no lo sé. O tal vez, me interrogo, es una absurda pesadilla y, cuando despierte, como diría Monterroso, el dinosaurio ya no estará allí. Pero sí, es real, horrible, y – exceptuando la salud de la gente que quieres – la peor noticia del mundo…«
Esta triste despedida la certificando la dueña de La Galatea explicando que «me gustaría estar más inspirada para lanzar oficialmente esta campaña de «liquidación por desalojo», pero no será hoy. Siempre imaginé tontamente que envejecería en mi Galatea. No sé; me veía con ochenta años y el pelo blanco explicando un incunable o las míticas colecciones de Aguilar a futuras generaciones de lectores o aprendices de bibliófilos. He disfrutado muchísimo contando la intrahistoria de los libros: cómo se fabricaba el papel, por qué se editó tal obra, qué importancia tenían los mapas en el siglo XVI, cuándo una primera edición no sólo era preciosa sino también excepcional… Mi vida como librera anticuaria ha resultado tan dichosa…»
Ha sido un auténtico privilegio trabajar rodeada de libros. Me gustan todos: antiguos, modernos, ilustrados, técnicos, anotados, biográficos, infantiles, enciclopédicos, raros, curiosos… Todos. Desde adolescente quise ser librera y lo he logrado exactamente 28 años y unos cuantos meses. Nunca hubiera cerrado mi Galatea si hubiera estado en mi mano evitarlo, pero ahora ella y yo dejaremos nuestro hogar.
«Aún no lloraré: ni hoy, ni el domingo, ni las próximas cuatro semanas; quiero exprimir este último mes en la calle Libreros, número 28, frente a la famosa rana de la famosa Universidad de Salamanca. Cerraré las puertas definitivamente el 30 de marzo, Sábado Santo. Mi Pascua triste. Si estás por Salamanca y te apetece, entra en la librería y hazte una foto antes de que el espacio desaparezca. Si quieres ayudar, compra un último libro en La Galatea o difunde este comunicado…», finaliza la propietaria. Si nadie lo remedia, Salamanca perderá en cuatro semanas un lugar emblemático, que si además está relacionado con la cultura, aún debe doler más en la ciudad de la Universidad de Salamanca.
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