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Fuente pública de agua en Cantalpino. José Manuel García

Cantalpino, seis meses sin beber del grifo el agua que es «tan buena como la de Salamanca»

El municipio se abastece de un depósito desde mayo por la presencia de contaminantes de la agricultura en cantidades excesivas, mientras el Procurador del Común asume el caso y los vecinos se acostumbran a consumir, sin recomendación, un agua que siempre fue considerada de las mejores

Félix Oliva

Salamanca

Jueves, 23 de noviembre 2023, 08:14

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«El agua de Cantalpino es de las mejores que hay». El municipio, que ha tenido reputación de calidad en su suministro, lleva medio año sin poder beber agua del grifo por contaminación con fertilizantes, un problema que, lejos de solucionarse, apunta a un largo plazo en una zona volcada en la agricultura. Muchos vecinos empiezan a pensar que esto será así «para ciento y un día» y que no podrán volver a refrescarse con el agua que han bebido toda la vida y que muchos siguen bebiendo.

Después de seis meses sin poder consumir la que sale del grifo, los vecinos han sacado sus propias conclusiones, reconocen que muchos ya la beben «porque ha sido así toda la vida» y el consistorio, que discrepa del problema en una cuestión concreta, busca una solución para un problema que se extiende por municipios de la misma comarca, que comparte un posible origen: el uso indiscriminado de fitosanitarios en la agricultura.

Han pasado seis meses desde que los vecinos de Cantalpino (803 habitantes según el último censo del INE) recibieron el aviso de que no podían beber agua del grifo ni usarla para cocinar. El motivo, una concentración de metolacloro superior al límite recomendado que hay que mantener en el suministro público de agua potable. Fue a finales del pasado mes de mayo y en ese momento empezaba una larga odisea que, en cierto modo, era el desenlace esperado en una comarca con problemas crecientes de contaminación de las aguas.

La situación ya no es extraña en la zona, que siempre ha gozado de agua en cantidad y calidad, pero la anomalía se está prolongando más allá de lo habitual. Es la vez que más tiempo seguido están sin poder consumir el agua que sale del grifo o de las fuentes públicas, desde que el 18 de mayo un análisis rutinario revela el exceso de concentración de metolacloro, resultado del uso de herbicidas en la agricultura. Los niveles volvieron a la normalidad en octubre, pero entonces ha surgido otro problema con la concentración de nitratos, que también ha superado los límites legales. Así que se ha encadenado un producto con otro y la recomendación de no beber del grifo se mantiene.

No es la primera vez que ocurre. En el pueblo los vecinos recuerdan situaciones similares varios veranos desde hace unos años y que fue con la llegada de determinados cultivos cuando empezaron a subir los niveles de nitratos o herbicidas en el agua.

Por metolacloro o por nitratos, hace medio año que el agua corriente de Cantalpino no cumple con los estándares de consumo humano. La solución ha sido pedir agua a la Diputación de Salamanca, que la suministra, además de un gran depósito de 2.000 litros. Desde mayo han consumido unos diez y esperan una importante factura económica.

En agosto, con el pueblo lleno, había largas colas para coger agua y se gastaban 2.000 litros cada tres días. Estuvieron una semana sin agua porque se quedaron secos y había que pedir más. Después, la demanda se relajó por la bajada de población, asegura Aurora, que custodia el depósito disponible una hora al día. Y por otro motivo: el 80% de los vecinos ha vuelto a beberla del grifo convencidos del historial de calidad de décadas.

Informe al Procurador del Común

El asunto ha llegado hasta el Procurador del Común que ha decidido tomar cartas en el asunto. La institución ha solicitado un informe al consistorio, que ya ha elaborado un documento en el que explica cuál es la situación y qué soluciones existen.

Desde el ayuntamiento explican que el primer resultado positivo salió tras un control realizado el 18 de mayo con un valor ligeramente superior al límite. El municipio se abastece de un pozo de captación de 20 metros de profundidad y 9 de diámetro, con ocho barrenos horizontales de hasta 300 metros de longitud que salen en forma radial.

El municipio se abastece de un pozo y siempre ha tenido fama de agua de calidad, pero el terreno es propenso a filtrar al agua los productos que se usan en la agricultura

El pozo está en el centro de las sospechas porque se encuentra en una zona de alta capacidad de filtración, lo que asegura que el municipio tenga agua incluso en épocas de sequía y proporciona un agua que siempre se ha considerado de calidad. De hecho, en toda la zona, desde Cabrerizos y Aldealengua a Cantalpino y Babilafuente, han existido siempre fuentes y manantiales de calidad reputada.

El reverso negativo es que la zona donde está la captación es muy permeable y con el paso de los años el agua ha empezado a dar elevados niveles de nitratos y herbicidas. Aunque este 2023 el problema se está manifestando con crudeza, viene de atrás y tiene difícil solución. Se hizo un nuevo pozo de sondeo que tomaba agua a 400 metros de profundidad, pero quedó inutilizado porque arrojó niveles exponencialmente altos de arsénico que no se podían depurar por los método habituales.

El problema es común en la zona por el tipo de terreno y está empezando a manifestarse en más poblaciones que se enfrentan a un horizonte en el que tendrán que afrontar importantes inversiones en sistema de calidad del agua.

Debate entre los vecinos

En el pueblo el debate está en la calle. Los más mayores recuerdan cómo fue la acometida de agua. Luis, de 86 años, recuerda los problemas que dieron las primeras canalizaciones de cinc y hierro, detectados por el médico del pueblo, y las fuentes que se pusieron. «El agua de Cantalpino es de las mejores que hay», asegura. Como mucho, apunta a los usos en agricultura y a posibles intereses empresariales para que el municipio haga una gran inversión en una depuradora.

En la panadería, los comercios o el propio ayuntamiento no se habla de otra cosa y la variedad de puntos de vista permite sacar muchas conclusiones. En una de las panaderías necesitan 50 litros al día, que salen de los depósitos provisionales, para hacer barras, fabiolas y colones. Tras el mostrador, Juan confirma que existe cierto hartazgo porque el problema se prolonga durante meses.

Depósito provisional de agua, pan en la panadería y Ayuntamiento de Cantalpino. JM García
Imagen principal - Depósito provisional de agua, pan en la panadería y Ayuntamiento de Cantalpino.
Imagen secundaria 1 - Depósito provisional de agua, pan en la panadería y Ayuntamiento de Cantalpino.
Imagen secundaria 2 - Depósito provisional de agua, pan en la panadería y Ayuntamiento de Cantalpino.

En la tienda de ultramarinos, varios clientes mantienen un animado debate. Hay división entre los que defienden la calidad del agua y los que no, entre los que ya la beben y los que no, pero no en el origen: todos apuntan a la agricultura actual, a la que culpan de los problemas con el agua y de la reducción de la fauna en el campo. También inciden en los intereses creados para que se invierta en una potabilizadora más moderna, como ya se está estudiando en la cercana Villoria.

El agua del pueblo es blanda, con una composición de sales óptima, un ligero exceso de arsénico y un sabor y cristalinidad apreciables. Sin embargo, hay vecinos que no la beben por recomendación sanitaria, aunque parece tratarse más de problemas particulares de salud que de una contraindicación.

Esperando una solución

En el ayuntamiento tienen otra visión sobre la gravedad de la situación. Las concentraciones en los análisis están ahí, pero en su escrito al procurador del común aseguran que discrepan de los niveles tope que se están aplicando. Según su visión del asunto, la empresa que hace los estudios (Aqualia) utiliza como baremo el límite para la concentración de herbicidas no autorizados, 0,03 microgramos por litro; sin embargo, consideran que debería aplicar el límite para herbicidas autorizados, que es de 0,10, ya que el metalocloro lo es. La diferencia sería radical: de no cumplir límites a estar, de largo, dentro de los parámetros legales.

Fuentes municipales aseguran que, en calidad, «el agua de Cantalpino es tan buen como la de Salamanca». En lo que están de acuerdo es en la presencia excesiva de productos fitosanitarios que se usan en la próspera agricultura de la zona. Desde Aldealengua a Arabayona las carreteras están rodeadas de cultivos, de maíz o patata, y se aprecia el uso de herbicidas para limpiar los campos antes de volver a sembrar: están amarillos, 'quemados' por los productos.

El ayuntamiento estudia invertir en una nueva depuradora que tendría un alto coste y ya pide ayuda de la Junta «que no ha hecho absolutamente nada»

La agricultura, que mueve la economía de la zona, es la diana a la que todos apuntan. El ayuntamiento estudia la instalación de una depuradora por ósmosis o recurrir a soluciones más complejas como la instalación de filtros de carbón activo granular o en polvo, instalaciones de alto coste de construcción y mantenimiento. Si fuera necesario, recuerda que requerirá de «apoyo e implicación» de la Junta, «que hasta la fecha no ha hecho absolutamente nada ante este problema» recoge el informe remitido al Procurador del Común.

Mientras tanto, los vecinos empiezan a cansarse de una situación que se prolonga ya demasiado tiempo y con ramificaciones hacia la salud personal y la del medio ambiente que les inquietan. El pueblo que ha tenido una de las mejores aguas de la provincia tiene prohibido beberla y no sabe hasta cuándo.

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