Los embalses de Salamanca que aprovechan en verano cada gota del invierno: casi llenos y produciendo luz

El caudal del Tormes a su paso por Salamanca lleva un mes completamente plano, instalado de forma ininterrumpida en su mínimo del año, cuando hace menos de tres meses alcanzó el pico de intensidad en el invierno de más lluvias que se recuerda. Un caudal que ha pasado en ese tiempo de los 175 m3/segundo a sólo 5-6, que es el nivel en el que ha pasado todo el mes de julio: no más de 1,30 metros cuando llegó a doblar esa altura. La clave, la actividad en los embalses, donde no se suelta más que el agua imprescindible y que se mantienen cerca del 85%.

El Tormes vive un verano de reposo tras un invierno y una primavera agitadas por sucesivas crecidas. Las precipitaciones de récord en los últimos meses, en forma de lluvia y nieve, han llevado el embalse de Santa Teresa a su nivel máximo en varias ocasiones y al resto a su mejor estado en años. La presa, que regula el agua que bebe la capital y riega decenas de kilómetros de la ribera del Tormes, tuvo que abrir compuertas hasta cinco veces en un ejercicio de destreza para compaginar la acumulación de reservas de agua y la regulación y prevención de posibles crecidas.

El caudal del río a su paso por la capital ha cumplido un mes prácticamente en mínimos. Desde el 1 de julio no ha pasado de los 10 m3/segundo, veinte veces menos de su máximo del año, los 199 m3/segundo que llegó a traer en alguna de las crecidas.

Por contra, ahora se mantiene en torno a los 5 hm3/segundo, muy cerca de su mínimo anual de 5,48 hm3/segundo y con un nivel que igual al más bajo que ha tenido durante todo el año: 1,30 metros de altura. Hay que recordar que, en algún momento, llegó a los 2,71 metros de nivel a su paso por la ciudad.

La diferencia se aprecia en forma de una lámina de agua muy calmada, aunque el río ha estado más bajo en ocasiones y llegó a quedarse casi seco en un episodio hace unos años. De momento, no hace aflorar basuras y tampoco afecta a la vegetación, a pesar de que no va alto.

Esta situación tiene que ver con la actividad en los embalses. Tras un invierno y primavera locos, las presas han cerrado compuertas y han dejado de soltar caudal más que a los niveles mínimos.

Según los datos publicados esta semana, los embalses de la provincia superan los 3.042 hm3 de agua embalsada y están al 84.85% de su capacidad. Se nota especialmente por lo llenos que están el gigantesco embalse de Almendra, con 2.300 hm3 y casi al 87% de su capacidad; y el funcionamiento de los hidroeléctricos de Saucelle y Aldeadávila.

En mayo, junio y julio no se ha soltado ni una gota desde ambos, que alimentan las centrales hidroeléctricas del sistema Duero, entre las más potentes y estratégicas de España como descubrimos tras el apagón. Por contra, en Saucelle se ha turbinado con fuerza, hasta casi 1.000 m3/segundo durante este mes, de casi 900 en el caso de Aldeadávila. Ambos han funcionado produciendo electricidad casi al máximo nivel del año, alcanzado tras el apagón.

En el caso de Santa Teresa, que influye directamente en el caudal que tiene el Tormes en la capital, desde que el 3 de mayo tuvo que abrir compuertas por última vez, a 147 m3/segundo de salida, ha dejado de 'regalar' agua y ha estabilizado por completo lo que sale al cauce y las riberas del Tormes.

En las últimas semanas la salida ha oscilado entre 9 y 20 m3/segundo, muy lejos del ritmo al que hubo que desembalsar con las compuertas abiertas. Y así lleva desde mediados de mayo, casi tres meses en los que ha aguantado sus reservas.

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