El laberinto laboral tras los incendios en Salamanca: precariedad y parques sin bomberos
Los bomberos de la Diputación de Salamanca denuncian una situación en la que conviven con 'voluntarios' no formados y en condiciones que suponen un riesgo en un sistema que propició que al menos dos parques estuvieran inoperativos durante el inicio de los incendios
Son de distintos parques a lo largo de la provincia. Todos comparten testimonios y ninguno quiere dar su nombre. Las represalias están ahí. Pero necesitan contar su realidad y más tras los incendios que han asolado la provincia durante este mes de agosto, uno de ellos, con origen en Cipérez en la comarca de Vitigudino, el más grande en extensión de la historia de la provincia de Salamanca.
Nosotros, los ciudadanos, nos llevamos las manos a la cabeza al ver ciertas imágenes o vídeos, ellos piensan que no es raro, de hecho, que «poco ocurre teniendo en cuenta las condiciones» en las que trabajan los bomberos de la Diputación. «Yo no soy de aquí, pero si fuera de un pueblo de Salamanca tendría miedo de que a mis padres les pasara algo en casa o tuvieran un accidente. No hay profesionales de guardia las 24 horas y los 'voluntarios' no están formados», explican.
Para entender la situación, hay que tener en cuenta que en el organigrama del Servicio de Bomberos de la Diputación de Salamanca trabajan tres grupos diferentes; los reconocidos como funcionarios; los voluntarios, personas que tienen otros trabajos y compaginan ambas funciones, supliendo puestos de profesionales, aunque no estén formados -colaboradores a efectos legales-; y el personal de empresas. En Salamanca existen cuatro zonas de actuación y 13 parques de bomberos; Villares, Béjar, Ciudad Rodrigo y Vitigudino.
Sin profesionales suficientes
Hay muchos momentos, como por ejemplo en el inicio del fuego en Cipérez, en los que no hay profesionales en el parque de bomberos. Hay voluntarios de guardia e incluso no presencial, con lo que ello implica en tiempo hasta llegar al lugar de los hechos. «Cuando hay voluntarios, además, vivimos situaciones de riesgo, ya que no están formados y no cumplen las medidas de seguridad pertinentes, así como los protocolos establecidos. Nos llegan a dificultar nuestro trabajo. Este es el día a día», dicen.
En el incendio declarado en La Alberca, tampoco había profesionales suficientes en el parque de bomberos de Ciudad Rodrigo, de manera que no pudieron salir para hacer frente a las llamas; sí se hizo desde Villares y Béjar. En concreto en Ciudad Rodrigo faltan ocho plazas por cubrir y conviven en un programa mixto entre funcionarios y personal de empresa. «Es muy injusto», relatan. Denuncian que en verano entre bajas y vacaciones suelen estar dos de turno y que varios se activaron pese a estar de descanso para acudir a Cipérez, La Alberca o El Payo.
En los distintos puestos de trabajo afirman sentirse «desprotegidos» en su puesto laboral, situación que ya se ha puesto en conocimiento de la Diputación de Salamanca, aunque «se hace caso omiso». «Lo que les importa es que haya un camión rojo y ya, da igual quién este en ese camión», comentan. Lo siguiente será la denuncia.
En algunos parques, hay más voluntarios que bomberos. «Hablamos de gente de pueblo, de toda la vida, que no está formada. No es su culpa, pero hablamos de situaciones extremas y de unos puestos de trabajo que tienen que ser cubiertos por profesionales y que haya superado una selección, en este caso, una oposición.
La sentencia judicial hacia el cambio
En 2022 se promulgó un cambio con el fin de cambiar el organigrama hasta el momento conocido que se regía por asociaciones de voluntarios y subcontratos de empresas privadas. Gracias a la denuncia de la Plataforma de Castilla y León de Bomberos Profesionales y la correspondiente sentencia a favor, la Diputación tuvo que generar 27 plazas de funcionarios. Deberían haber sido cubiertas en 2023.
Según, el Boletín Oficial de la Provincia, en todo parque de Bomberos debe haber al menos dos bomberos y un cabo en todo momento. En Salamanca solo hay cuatro parques con funcionarios y en Vitigudino, por ejemplo, no hay ningún cabo en plantilla, por lo que los bomberos asumen dichas funciones y responsabilidades sin percibir ningún tipo de compensación por ello. El resto de parques cuentan únicamente con asociaciones de voluntarios.
Pero la realidad dista del verdadero cambio: «La Diputación sigue estirando plazos, sigue dilatando el tiempo y nosotros seguimos conviviendo con voluntarios, con empresas privadas y camuflando situaciones de riesgo».
Las peores condiciones laborales de Castilla y León
El resto de condiciones que rodean su día a día en el parque de bomberos no acompañan. «Tenemos las peores condiciones de trabajo de todo Castilla y León, en cuanto a salarios, permisos, turnicidad, concialición... cobramos 1.400 euros al mes, tampoco tenemos mandos físicos en la mayoría de los turnos».
En concreto, en este mes de agosto no han tenido calendario laboral. «Trabajamos por inercia porque sabemos más o menos como cuadrar nuestros turnos, pero por parte de la jefatura de servicio no nos ha llegado ninguna directriz. Como siempre hay voluntarios...».
Por no hablar del equipamiento con el que deben acudir a los incendios. «No se descontaminan los EPIS, lo hemos denunciado y nos dicen que lo pongamos a airear. Hablamos de sustancias cancerígenas que se quedan en nuestra ropa de trabajo, que nos llevamos a casa».
«Viviendo en cualquier pueblo de la provincia de Salamanca, rezaría por no tener un accidente de tráfico o un incendio en casa»
Con esta situación, ¿qué no va a ocurrir? «Realmente, ocurren pocas cosas. Viendo la carencia y la precariedad del servicio, poco ocurre. Ya hay vidas de por medio, como ocurrió en La Alberca. La realidad es que la sociedad está completamente desprotegida. Viviendo en cualquier pueblo de la provincia de Salamanca, rezaría por no tener un accidente de tráfico o un incendio en casa. No llegarán medios y si llegan no están formados. Esta es la situación real diaria en la provincia. Los ciudadanos deben enterarse de la situación», responden.
