El plan que prevé que se rompa la presa de Salamanca que se construyó pequeña
La CHD incluye el embalse del Águeda entre los nuevos protocolos para gestionar situaciones de emergencia como desbordamientos que la construcción, con un siglo a cuestas, ya sufrió en el pasado
Un proyecto para implantar planes de emergencia va a dotar a 19 presas de la cuenca del Duero de protocolos para actuar en caso de desastre, algo necesario tras un invierno de fuertes lluvias y algunos problemas para contener la entrada de agua a los cauces. Entre las afectadas, la presa del Águeda en Salamanca, una de las más modestas del sistema y que lleva un siglo demostrando que se construyó pequeña.
Ahora, la CHD tiene la implantación de los planes de emergencia de 19 presas de titularidad estatal gestionadas por el organismo de cuenca para adaptarlas a la nueva normativa de seguridad para las presas y sus embalses. Consiste en diseñar planes para actuar en caso de situaciones de riesgo. ¿Cuáles? Pues fundamentalmente desbordamientos y roturas que requieran alerta a la población por sus consecuencias.
Noticia relacionada
Cuando Salamanca sufría una catástrofe natural casi cada año
El plan de emergencia basa su funcionamiento en el establecimiento de una Sala de Emergencia para establecer comunicaciones desde la presa con los organismos implicados en la gestión de la emergencia y que, por otro lado, permiten la comunicación de la sala con otras dependencia e instalaciones de la presa, y, por último, accionar el sistema de Aviso a la Población cuando sea necesario. Y dado el historial de la presa mirobrigense, no es descartable que haya que usarlo.
Una presa centenaria
La presa del Águeda, construida entre los términos municipales de Zamarra y Pastores, se hizo para regular las aguas del río que la da nombre. No obstante, esta tarea se ha demostrado prácticamente imposible a causa de la escasa capacidad del embalse, que apenas puede retener el agua que recibe. Por esa razón se hizo aguas arriba el de Irueña, que evitará algunas de las avenidas que afectan cíclicamente al arrabal de Ciudad Rodrigo.
El nuevo plan de emergencia contempla cómo actuar en caso de rotura o desbordamiento, algo que la pequeña presa del Águeda ya sufrió en el pasado, casi desde el primer día de su inauguración.
Cuando hace un siglo se planteó la construcción de la presa más veterana de Salamanca, los 38 metros de altura con los que se diseñó quedaron pronto superados por la fuerza del agua que tenía que contener. La presa del Águeda, sobre el río del mismo nombre, empezó a construirse en 1924 y se terminó en 1931 (la inauguró Alfonso XIII), y en diciembre de 1932 una gran avenida superó un metro la altura de coronación: la presa se había diseñado más pequeña de lo necesario.
A duras penas podía cumplir con su función de laminar crecidas, de hecho, fue diseñada para manejar avenidas de 400 m3/segundo y la primera que recibió triplicaba esa fuerza: diversas estimaciones calcularon que aquella riada de finales de 1932 pasó literalmente sobre la presa a 1.500 m3/segundo.
Curiosamente, este invierno la presa del Águeda fue una de las que soportó una mayor entrada de agua en la crecida del mes de enero, sólo superada por los gigantes de Santa Teresa y Riaño; la histórica presa mirobrigense llegó a recibir 361 m3/segundo en un momento dado y logró reducirlo a 46 m3/segundo de salida.
Con todo, a lo largo de su historia hubo que mejorarla de forma constante para evitar que las frecuentes crecidas del Águeda superaran su capacidad, con un pequeño embalse de 22 hm3. La solución definitiva llegó hace unos años con la construcción de la presa de Irueña, a la que ahora se quiere asociar una pequeña central hidroeléctrica pública; fue la única manera de poner fin a las frecuentes crecidas que sufría Ciudad Rodrigo aguas abajo. No lo hizo del todo y, de hecho, incluso llegó a desbordarse tras el estreno.
