El pueblo de Salamanca que vive bajo un gran presa y en riesgo por un minúsculo arroyo
La Maya, con la presa de Santa Teresa y sus 314 millones de litros a la vista, vería inundado casi todo el pueblo si se desborda un pequeño cauce que lleva una mínima cantidad de agua
Vivir a los pies de una presa con 314 millones de litros de agua y que el peligro de una riada resida en un pequeño arroyo. Así conviven los vecinos de un pequeño pueblo de Salamanca con el riesgo de estar entre los que, en caso de inundaciones, afectaría a un mayor porcentaje de la población. Una eventualidad, la de la rotura de una presa que ha sido parte de las 'fakenews' de estos días tras el desastre de Valencia y que, por el historial de la presa, no hay que temer.
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Una estrecha carretera une los tres kilómetros que separan el casco urbano de La Maya del coronamiento de la presa de Santa Teresa, una de las mayores de la provincia y muy activa en la regulación de los cauces y la conservación de reservas. En el recorrido se cubre la diferencia de altura entre el pueblo y lo alto del embalse, donde una gruesa pared de 60 metros de altura contiene una masa de agua capaz de anegar muchos kilómetros. Es uno de los grandes embalses más llenos del país.
Esta instalación acumula en estos momentos 314 hm3 de agua, equivalente a 314 millones de litros; ocupa una superficie de 2.600 hectáreas por los 7,2 kilómetros del término municipal de La Maya. Proyectado hace casi un siglo, se terminó en 1960 y comenzó a funcionar en 1963 y, además de para uso consuntivo, también produce energía eléctrica. Con sus reservas se pueden regar 65.000 hectáreas y garantiza el agua, entre otros, del municipio de Salamanca.
Lo primero que se llevaría por delante sería el municipio de La Maya, cuyo término es lo más inmediato a las instalaciones de la presa y buena parte del embalse, que riega otras localidades. Además del cercano casco urbano del municipio, con 159 habitantes censados, a pie de presa se levantan varias contrucciones.
Se trata de unas instalaciones de Iberdrola, pegadas prácticamente a la pared del embalse, y viviendas de la CHD en las que todavía vive personal y que están literalmente debajo del muro. Si la presa desembalsara por completo, quedarían bajo el agua.
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La perspectiva 'ahí abajo' es sobrecogedora. Esta es una de las mayores presas construidas por el Estado en la cuenca del Duero y sus dimensiones imponen. Más todavía cuando abre compuertas, algo que tiene que hacer con cierta frecuencia. En el vídeo superior se puede ver cómo sonaba la última vez que se hizo, el pasado mes de marzo.
Sin embargo, el peligro real en La Maya está en el arroyo de Navalcuervo, un pequeño cauce de unos cientos de metros que vierte una media de 35 hectómetros cúbicos y que anegaría hasta el 67% del municipio si se saliera de sus márgenes.
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En una hipótesis de riada cada diez años, si multiplicara por siete su caudal hasta los 263 m3/segundo, el agua cubriría buena parte del municipio. En un escenario menos probable, una avenida probable una vez cada 500 años, a 613 m3/segundo, cubriría ayuntamiento, colegio e iglesia.
El riesgo real de inundaciones en Salamanca son las crecidas históricas y no las presas a pesar de su impresionante tamaño. De hecho, en los últimos años son pocos los episodios de inundaciones en la provincia, aunque sí trágicos.
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Además del aumento del nivel del Tormes a su paso por Salamanca, anegando buena parte de las riberas, en diciembre de 2022 fuertes tormentas desbordaron cauces en la provincia, en Arribes del Duero, y provocaron la muerte de un agente ambiental, que fue encontrado tras arrastrar la corriente su coche en un arroyo que creció de forma exponencial.
Improbable inundación por la presa
Una riada por culpa de la presa es altamente improbable. Este es un embalse de regulación y se controlan permanentemente los niveles que alcanza y el agua que se suelta, para evitar anegar las riberas del Tormes o que la punta llegue a Salamanca. Una rotura, escasas en la historia hidrológica de España, está fuera de lo esperable.
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Cuando se llega a determinado nivel, cerca del 80-90% de su capacidad total, se desembalsa agua como medida de seguridad. Entonces se abren sus compuertas capaces de aliviar, en conjunto, 2.050 metros cúbicos por segundo, lo que produce un espectáculo visual espectacular las escasas ocasiones en las que se precisa abrirlas todas simultáneamente.
La última vez que se hizo, en el momento de mayor salida, 48 horas a 92.000 litros por segundo, se soltaron en una hora 1.000 millones de litros, más de lo que hace falta para regar todos los parques y jardines de Salamanca durante un año. La ciudad cuenta con 263 hectáreas de parques y jardines: 841.600 metros cúbicos son necesarios (841 millones de litros).
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