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María José Ortiz en una imagen reciente con la silla de ruedas que necesita para desplazarse. SUR

Roban a una joven el motor de su silla de ruedas: «Me han quitado la poca independencia que tenía»

Quedó tetrapléjica en un accidente de tráfico y necesita para desplazarse una pieza valorada en 5.000 euros que alguien hurtó al descuido en el garaje de su casa en Málaga

Juan Cano

Málaga

Lunes, 28 de julio 2025, 08:40

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María José Ortiz tiene 27 años y sufre una lesión medular que le impide caminar y le afecta a la movilidad de las manos. Un accidente de tráfico la dejó tetrapléjica. Desde entonces necesita una silla de ruedas para desplazarse provista de un motor especial. La semana pasada, alguien lo robó en el garaje de su casa. «Me han quitado la poca independencia que tenía», se lamenta la joven.

La vida le cambió, paradójicamente, un día de fiesta. Aunque reside en Málaga capital, en la zona de Carranque, María José había ido a su pueblo, El Burgo, a pasar el fin de semana con la familia. Era el 21 de julio de 2019 y ella tenía entonces 21 años. Por la noche salió con unos amigos y a primera hora de la madrugada decidieron continuar en la vecina Yunquera, que está a apenas nueve kilómetros de distancia.

María José no recuerda el accidente, pero retiene algunos flashes. Se acuerda de una recta que termina en una curva. Ella iba en el asiento de atrás. Delante, dos amigos, el copiloto y el conductor. «Para mí, la fiesta acababa de comenzar», comenta.

Sus acompañantes resultaron prácticamente ilesos, pero ella sufrió gravísimas lesiones. La trasladaron al hospital de Ronda y de ahí, en helicóptero, al Regional, donde ingresó directamente en la Unidad de Cuidados Intensivos. Permaneció cinco días en coma inducido. «Cumplí los 22 en la UCI», recuerda.

En aquel momento, María José trabajaba en una tienda de accesorios de móviles y estudiaba un módulo de grado medio de atención a personas en situación de dependencia. «Parece que el destino ya me lo tenía preparado», bromea ahora. Del Regional la derivaron al Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo para tratar la lesión medular y empezar la rehabilitación.

La lesión de María José es para siempre. Se dañó la zona cervical a la altura de la C4, pero la inflamación fue bajando y le alcanzó hasta la C6. «Necesito una silla de ruedas el resto de mi vida. No puedo mover las piernas y en los brazos no tengo apenas tríceps y no soy capaz de hacer pinza con las manos ni utilizar los dedos, por lo que necesito una adaptación».

La primera parte del proceso fue asimilar el diagnóstico. «Me quedé en shock, no entendía qué me estaba pasando, por qué a mí. Es algo que no superas, pero lo aceptas y vives con ello. Tienes que reaprender todo con nuevas dificultades y muchos obstáculos. Pero no queda otra que echarle valor, porque en realidad la vida te ha dado otra oportunidad».

En casa encontró dos pilares mucho más fuertes que cualquier muleta. Su hermana mayor y su madre dejaron sus respectivos trabajos y se volcaron en la adaptación a la nueva situación familiar. Y cuando lo estaban logrando, un nuevo revés. Ocurrió el pasado martes 22 de julio. «Acababa de bajarme del coche en el garaje de mi casa, en Carranque. Mi madre sacó el motor de la silla, lo dejó junto a la puerta, por dentro, y me ayudó a entrar. Tardó el tiempo justo de ponerme el ordenador en la mesa y regresar de nuevo para cerrar la cochera».

El garaje tiene acceso directo a la vivienda. Cuando su madre volvió para cerrar la puerta, se encontró con que la batería ya no estaba. «Fue visto y no visto, menos de un minuto. Tuvo que ser alguien que ya le tenía echado el ojo o que pasó por allí y se paró en un semáforo, pero tuvo que cargarlo en un coche porque eso pesa casi 14 kilos».

La «bate», como lo llama ella, es el motor que propulsa la silla de ruedas. Su nombre comercial es Batec Mobility y cuesta unos 5.000 euros. «Es una pieza especial para una silla. Como yo no puedo mover el manillar, necesito esa adaptación», explica la joven.

María José desconoce qué mercado puede tener una pieza así. Lo que sí sabe es la situación en la que la ha dejado a ella y por eso quiere hacer un llamamiento a través de Diario SUR para recuperarla. «El que haya sido no es consciente de lo que me ha hecho. No me puedo mover. El que la tenga, por favor, que me la devuelva. No voy a tomar represalias, pero 'la bate' es mis brazos y mis piernas. Me han robado la poca independencia que tengo para ir a rehabilitación. Espero que se le ablande un poco el corazón».

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