
El año en el que el campo se hartó y dijo basta
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Durante los primeros meses de este año las tractoradas han sido las protagonistas y su continuidad en el tiempo no está descartadaSilvia G. Rojo
Miércoles, 15 de mayo 2024, 00:43
«Los agricultores y ganaderos nos estamos empezando a mover». Ese mensaje llegó a la redacción de El Norte de Castilla a primera hora del pasado 30 de enero y a partir de ese instante, una sucesión de fotografías y vídeos de los tractores comenzaban a tomar las carreteras en la provincia de Zamora.
Esa fecha y los días sucesivos marcaron el inicio de las movilizaciones en todo el país, en parte, por el efecto contagio de las imágenes que se mostraban desde otros puntos de Europa pero sobre todo, por el hartazgo que se intuía desde hace tiempo.
Otro aspecto que hay que tener en cuenta y que también ha marcado un antes y un después, es el hecho de que las primeras protestas surgieron a través de grupos de mensajería, primero nacionales, luego regionales y así, hasta reducirse a zonas muy concretas y todo ello, en el origen, sin contar con las organizaciones profesionales agrarias que, poco a poco, fueron marcando su propio calendario.
A pesar de que existen cuestiones generales que afectan a todos por igual, otras reivindicaciones han tenido un carácter nacional o, incluso, autonómico. Más allá de lo que cuesta un kilo de patatas en el supermercado y lo que percibe el agricultor por el mismo, que también, los profesionales del campo se quejan de normativas únicas para una Europa tan variada y diferente, del doble rasero que se aplica en función de si se produce en el ámbito comunitario o en países terceros, de la entrada de productos sin aranceles o una carga burocrática que no deja de crecer. Para algunas de esas reclamaciones ya se han dado soluciones, al menos temporales, pero la mayoría, requieren cambios mucho más profundos y por lo tanto, tiempo y mucha voluntad.
Una de las principales reivindicaciones de los agricultores de regadío y, especialmente de la provincia de León, era eliminar la obligatoriedad de rotar cultivos impuesto por la PAC. Finalmente, los profesionales contarán con dos años más de carencia. De haber salido adelante, en el caso leonés, la provincia española con más superficie de maíz, más de 71.000 hectáreas la pasada campaña, tendría que haber rotado alrededor de 48.000 hectáreas en este 2024.
Tratados y restricciones
El tratado comercial que se pretende firmar con Mercosur, de momento paralizado, supondría la flexibilización de aranceles en importaciones agrícolas. Otro motivo de queja, pues a los agricultores europeos se les fuerza a adaptarse a nuevas normativas que van desde la reducción de fitosanitarios un 50%, a los abonados químicos, pasando por las restricciones en regadíos o en la emisiones, cuando todo lo que viene de fuera se rige por otras normativas que no son la europea.
La situación derivada de los altos costes y los bajos precios que perciben los agricultores por sus producciones fue y sigue siendo la eterna reivindicación del sector. Según las estimaciones de algunos agricultores, en la provincia de Zamora, por ejemplo, la media por hectárea de trigo en 2023, fue de 2.400 kilos y se cobró a una media de 220 euros/tonelada. En total, 528 euros por hectárea a los que hay que sumar 100 euros de ayuda de la PAC, lo que se traduce en un déficit de 272 euros/por hectárea. Esos supone, además, que el profesional tiene que afrontar la siguiente campaña, la actual, sin la liquidez suficiente o con un mal punto de partida.
Y contra los elementos no se puede luchar, pero contra unos precios sumamente injustos, desde luego que sí.
Restricciones a la hora de echar purín, espacios para la biodiversidad o la entrada en vigor del cuaderno digital, fueron otros de los motivos de las tractoradas y que, en algunos casos, se han dejado paradas o se les ha dado un carácter de voluntariedad.
Es un hecho que de las movilizaciones han surgido cambios pero a la pregunta de si son suficientes, cualquier persona relacionada con el campo responderá que no. Para otros, es un punto de partida.
Los representantes de algunas organizaciones profesionales agrarias no dejan de amenazar con nuevas protestas y ponen como límite las aportaciones o medidas que puedan surgir del foro ganadero que se celebra mañana y pasado en Toledo y que fue uno de los compromisos del Ministerio de Agricultura, crear un espacio único para hablar de la ganadería extensiva y de su futuro.
Desde un punto de vista puramente objetivo, tampoco es un buen momento para movilizar al sector, centrado en las labores propias de esta época del año, que no son pocas.
La representatividad
La división entre organizaciones ha quedado igualmente patente, con todo este calendario de movilizaciones. En ocasiones, porque las organizaciones profesionales agrarias no han conseguido la deseada unidad de acción, y por otra parte, porque han aparecido otros actores.
La representación del sector agrario en Castilla y León está en manos de Asaja, la Alianza UPA-COAG y UCCL. De hecho, hace poco más de un año, en febrero de 2023, más del 66% de los profesionales del campo secundaron las conocidas como elecciones agrarias que, verdaderamente, son un procedimiento de evaluación de la representatividad de las organizaciones profesionales agrarias y que sirve para determinar, por ejemplo, quién está avalado para hacer las veces de interlocutor ante las administraciones. Pero a partir de las movilizaciones iniciadas el pasado mes de enero, han aparecido otra serie de plataformas o asociaciones que dicen no sentirse representadas por las organizaciones profesionales agrarias y que quieren tener su propia identidad.
Este es el caso de Agrygal (Asociación de Agricultores y Ganaderos Libres), que ha surgido en la provincia de Valladolid o de la plataforma Decaleón (Defensa del Campo Leonés). Se está tratando, además, de crear una asociación de empresarios agrarios pero, habrá que ver el recorrido que tiene esa semilla surgida a raíz de las tractoradas.
Al margen de todas estas cuestiones, el campo sigue su propio ritmo, ese no espera ni entiende de modificaciones. La siega de cereal, en poco más de un más, también influirá en los ánimos y, más adelante, las producciones de regadío para las que, de momento, el agua no parece que vaya a ser un problema esta campaña. Y una última cuestión, todavía permanece abierto el plazo de solicitud de la PAC, hasta el 31 de mayo.
De las lluvias y temperaturas de abril y mayo dependerá la abundancia de la cosecha. Eso es lo que dice el refrán y sin entrar en muchos más detalles, el cereal de invierno, como siempre, se la juega a lo que pueda pasar a lo largo de este mes de mayo.
Hasta finales del mes de abril, de manera general, la cosecha ha venido bien planteada, aunque es verdad que en algunas zonas de ven espigas blancas debido a las heladas del 23 y 24 de abril, o corros que amarillean por la falta de humedad.
En esta última fase, antes de que comiencen a entrar las cosechadoras en las tierras, el cereal está en el estadio de más necesidad hídrica con el espigado y llenado del grano. La urgencia de agua también varía en función de las temperaturas que se den durante las horas de luz y puedan ayudar a mantener la humedad en el suelo.
Esta campaña, además, como se ha caracterizado por ser húmeda y cálida, el cereal no ha enraizado y enseguida acusa la sequía, explican los profesionales.
En el campo no se pueden hacer demasiadas cuentas, pero si mayo ayudara, podría darse una buena cosecha.
Por otra parte, el sector necesita más que nunca un buen año, por existencias y económicamente, pues se viene de dos campañas seguidas de sequía y de altos costes de producción.
En este sentido, los rendimientos en forma de kilos que puedan dar los diferentes cultivos, tienen que ir de la mano con el precio de los cereales que no han dejado de bajar en el último año y que anotan ligeras subidas en las últimas semanas debido a un complejo contexto geopolítico y a que países como Rusia, principal exportador mundial de trigo, está sufriendo sequía y últimamente, también heladas. Mientras, en otras zonas de Europa o Brasil, la lluvia se ha convertido en un problema. En Estados Unidos, por ejemplo, también hay un importante retraso en las siembras de maíz.
Así que, independientemente de que el campo siga con sus movilizaciones o no, la parte agrícola va por otro lado.
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