Moruecos y cancinas criados en la Ribera del Águeda

El campo tiene su propio lenguaje y para hablar con propiedad de machos de más de dos años, hay que referirse a los morocos mientras que las corderas de más de un año, responden al nombre de cancinas.

Precisamente, los morocos de la ganadería El Redil del Oeste de Ciudad Rodrigo, se acaban de llevar el primer premio en su categoría en Salamaq 2024, lo mismo que las corderas de menos de diez meses, que también han sido consideradas las mejores.

La particularidad de este rebaño es que es, en su totalidad, de la raza castellana negra, considerada en peligro de extinción. Los hermanos Choya son los propietarios de estos animales que empezaron a criar hace siete años.

Manuel Choya explica que la Asociación Española De Criadores de Ganado Ovino Selecto de Raza Castellana (ANCA) es la encargada de gestionar el libro genealógico y, en definitiva, a la que se acogen los ganaderos para que sus explotaciones puedan ser más competitivas y mejorar. «Dentro de la asociación hay castellanas negras y blancas, nosotros solo tenemos negro porque si no, tendríamos que tener separados los rebaños porque nuestro objetivo es seleccionar la negra en pureza». Añade que la asociación suma 70 socios y unas 45.000 cabezas en la región, «alrededor del 45% son castellanas negras y el otro 55%, blancas».

La evolución del censo ha ido en picado a lo largo de los años, de ahí su consideración, pero en palabras de Manuel «en los últimos dos o tres años se ha estabilizado, somos bastantes los socios que hemos ido metiendo algo de negra. El ovino en general baja en toda Castilla y León».

Parte del declive, al igual que como sucede con otros subsectores, viene provocado por la introducción de otras razas con mayor aptitud cárnica. «La castellana, al estar menos seleccionada, ha ido perdiendo un poco de esa aptitud cárnica, pero lo que buscamos a través de la selección es mejorar esos datos». Esto no quiere decir que se vaya a eliminar la raza, «pero sí modificar la oveja, conseguir una más pequeña, más ancha, que cumpla más con otros cánones, además de hacer selección para que haya más partos múltiples o críen mejor».

Por otra parte, lo que aporta esta raza le falta a las otras y eso es la rusticidad. «Tiene gran capacidad para adaptarse al entorno donde viven, aprovechan mejor los recursos».

En cualquier caso, y tal y como aclara Manuel, esto responde a su manera de entender el modelo agrario: «creemos en una ganadería extensiva, más en territorios como este, totalmente diferentes a la intensiva que es para lo que se criaron esas ovejas, con las que buscamos la rotación de parcelas, la recuperación de pastos». Apesar de la calidad de la carne de estas ovejas, una de las razas incluidas en la IGP Lechazo de Castilla y León, los animales de El Redil del Oeste se destinan en su totalidad a la selección. «Todo lo que producimos lo estamos vendiendo a otras ganaderías, no va para carne, seleccionamos sementales, siempre hay un descarte, y recriamos todas las corderas».

Los premios ahora conseguidos son un impulso más para seguir apostando por este modelo ganadero con la castellana negra como protagonista.

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