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Cómo quitar (bien) el polvo en casa

Cómo quitar (bien) el polvo en casa

¿También te parece que cuando intentas limpiarlo solo lo redistribuyes? Ahí van trucos y consejos para que no se forme tanto... y eliminar el resto

Solange Vázquez

Viernes, 1 de marzo 2024, 00:07

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Que levante la mano quien no haya dicho, bayeta en mano, eso de 'pero ¿de dónde sale todo este polvo?'. Y no es que llevemos semanas sin limpiar, es que lo haces un día y al siguiente ya hay una insidiosa capita. Nos consuela creer que da sensación de suciedad, pero que no es peligroso, salvo para los alérgicos. Pues bien, he aquí su composición: células muertas de la piel y el pelo, heces de ácaros, bacterias, virus, moho, polen, insectos pequeños (y sus huevos), fibras de tejidos, partículas de madera, restos de productos de limpieza, ambientadores, pinturas, barnices y materiales traídos de la calle (de construcción, hollín del tráfico), microplásticos...

Es decir, es un 'cóctel' que de inocuo no tiene nada. Y en esta época empieza a ser aún más dañino para los alérgicos al polen, ya que las partículas de las plantas se suman con mucha alegría al polvo doméstico. «Ojalá pudiera decir que hay casas donde no existe el polvo, pero sería mentira –indica Eva Liljeström, autora de 'Un hogar (casi) libre de tóxicos' (ed. Alienta)–. Aunque sí puede variar su contenido de una casa a otra». Es decir, cada domicilio tiene su propia 'marca' de polvo según los muebles que haya, los productos cosméticos que usen sus habitantes o los artículos de limpieza habituales.

«El aire de las casas suele estar más contaminado que el del exterior. ¿Por qué? Porque hay muchísimas sustancias disponibles en un espacio muy reducido en el que no suele haber corrientes de aire salvo que ventiles o purifiques. Si a eso añadimos que pasamos aproximadamente el 90% de nuestra vida entre cuatro paredes... ¡Hola, problemas respiratorios, alergias, dermatitis y derivados!», detalla experta la en su manual para reducir los tóxicos que nos rodean.

Liljeström afirma que lo mejor para mantenerlo a raya es «ventilar y aspirar». Con lo primero, reducimos la concentración de sustancias nocivas del polvo: debemos hacerlo durante 15 o 20 minutos y mejor a primera hora y al final de la tarde (si tenemos alergia al polen, de noche) o cuando llueve porque el aire que entra está más limpio. Y con lo segundo eliminamos polvo: la experta dice que nos olvidemos del plumero y la escoba (salvo para restos grandes ) porque sólo lo mueven de sitio.

Y para lo que no sirva el aspirador, recomienda un trapo humedecido con un limpiador natural casero, básico y que no deja restos dañinos. Se obtiene disolviendo una cucharadita de jabón en escamas (del casero o jabón de Castilla) en medio litro de agua hervida con diez gotas de aceite esencial de limón y otras diez de romero.Simple, efectivo y bueno para la salud y para el plan 'detox' de nuestro hogar, asegura Liljeström, que ofrece unas pautas para luchar contra el polvo y para que este sea lo menos dañino posible.

-Hay que evitar el uso de ambientadores, perfumes y productos en formato aerosol. Se depositan en todas partes y cuando se posan, crean un polvo 'malo'.

-Reduce la cantidad de objetos de decoración, peluches y trastos: son difíciles de mantener limpios.

-No camines por casa con calzado de la calle, «a no ser que quieras pasear toda la porquería del suelo de la calle (pesticidas, orines y restos fecales, virus, bacterias, ceniza...) por tu hogar», indica la experta. De hecho, en muchos países es impensable andar por casa (aunque sea unos metros) con calzado de calle.Es más, en Japón ni siquiera lavan las deportivas con el resto de la colada, ya que consideran, con razón, que las suelas se llevan consigo todo lo peor y nadie quiere eso en su casa.

-Colchones, edredones, tapicerías y alfombras deben estar en perfecto estado de revista.No se les quita el polvo con tanta frecuencia como se debería (encima están muy en contacto con las personas). Lo correcto es invertir «en un buen aspirador» e incluir en la rutina de limpieza estos elementos. Aprovechar los días de sol para airearlos también los 'limpia'.

Aliados y enemigos

  • Sospechosos poco habituales Persianas, filtros de aparatos, tapizados, ventiladores de techo y lámparas, rodapiés, parte superior de puertas, ventanas, armarios y muebles... dedicarles atención mejora mucho la calidad del aire.

  • Polvo somos Un adulto elimina entre 0,03 y 0,09 gramos de células muertas por hora. Una parte pasa al polvo, pero la mayoría se va en la ducha.

  • Plantas y purificadores Los purificadores eléctricos son una buena idea para el 'detox' del aire casero. Y estas plantas –según un estudio de la NASA para limpiar el aire de las estaciones espaciales donde evidentemente no se puede ventilar–, también: lirio de la paz, potus, palmera de bambú, lengua de tigre y árbol del caucho.

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