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J. Castillo
Viernes, 11 de octubre 2024, 00:07
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La primera tarjeta de crédito surgió en 1914, aunque su utilización no se generalizó hasta bien entrada la década de los 50. La comodidad en los pagos respecto al manejo de efectivo espoleó su popularidad, contándose actualmente más de 8.000 millones de tarjetas activas en todo el mundo. Con todo, pese a los continuos avances tecnológicos, el llamado dinero de plástico sigue manteniendo señas de identidad como los numeradores impresos o una banda magnética propensa a errores de lectura.
Tan solo recientemente, las tarjetas sin contacto evolucionaron este método de pago; encaminado sin miramientos hacia las tarjetas digitales almacenadas en nuestro teléfono móvil. Cada vez resulta más habitual ver cómo el cliente de cualquier supermercado acerca la muñeca al datáfono de turno (smartwatch mediante) para abonar su compra, lo que muchas veces se supedita a la identificación biométrica del usuario.
Algo similar preparan firmas como MasterCard, que ya en 2022 anunció su intención de acabar con las bandas magnéticas en sus tarjetas crédito. Aunque el plan ha ido postergándose (lo último que sabemos es que debería ponerse en práctica a finales de año), el gigante de los pagos sigue decidido a reemplazarlas por un chip avanzado en el que se almacenarían los datos biométricos del propietario de la tarjeta. Así, un nuevo tipo de datáfonos cotejarían su rostro o su huella dactilar para autorizar cada operación, en lugar de solicitar los ya caducos números PIN.
Pero los planes de MasterCard van más allá: de aquí a 2030 veríamos desaparecer también los números de tarjeta, incluido el principal, la fecha de caducidad y el código valor de verificación o validación (comúnmente referido como 'CVV' o 'CVC'). No en vano, dichas cifras han permitido a millones de estafadores sisar de cuentas ajenas durante años, fruto del despiste de los usuarios al utilizarlas en tiendas online poco seguras o proporcionarlas en el marco de llamadas telefónicas fraudulentas. Acabar con cualquier identificador numérico tiene sentido y reduciría, además, los errores que podamos cometer al introducir semejante cantidad de dígitos durante nuestras compras.
En pos de simplificar los procesos de pago y reforzar su seguridad, MasterCard trabaja ya con las principales entidades bancarias y la propia industria financiera para implementar un sistema basado en 'tokens': se generará un número de tarjeta único para cada transacción, lo que impedirá a cualquiera captarlo y utilizarlo a posteriori. Además, las compras deberán confirmarse bien de forma biométrica (se valora especialmente el escaneo de la palma de la mano), bien con un código aleatorio de un solo uso que podremos consultar a través de una aplicación para el móvil.
Un informe reciente a cargo de PwC determina que los pagos sin efectivo supondrán el 80% de las transacciones comerciales a finales de 2025, en buena medida por la adopción de tecnologías como la mentada biometría. Raro es el smartphone que no cuenta actualmente con un sensor dactilar o capacidades de reconocimiento facial, lo que permite pagar en segundos y sin teclear clave alguna en el datáfono. De hecho, estos pagos 'contactless' jugaron un papel determinante durante la pandemia, al reducir el contacto físico y evitar contagios entre los sujetos con mayor carga viral.
Existen no obstante otras tecnologías emergentes destinadas a jugar un papel clave en la digitalización de nuestras transacciones:
• El Internet de las Cosas ('IoT' por sus siglas en inglés) permitirá que paguemos ya no solo con el móvil o el reloj; también desde cualquier dispositivo conectado a la red. Los frigoríficos inteligentes harán la compra automáticamente a través del servicio de reparto a domicilio de nuestro supermercado, del mismo modo que pagaremos la gasolina mediante el sistema multimedia del coche.
• Inteligencia Artificial: Los sistemas de IA más avanzados tienen mucho que aportar a los clientes de banca electrónica. Permitirán un análisis exhaustivo de nuestros hábitos de consumo e historial de operaciones, detectando de forma más rápida y fiable cualquier intento de estafa a modo de cargos poco frecuentes o injustificados.
• Criptomonedas: Aunque siguen motivando desconfianza y titulares negativos, los expertos de las Fintech ven plausible la estandarización de las criptomonedas como método de pago predilecto en las transacciones internacionales, ya que reducen intermediarios y comisiones.
Precisamente, la iniciativa de MasterCard va también enfocada a facilitar la adopción de las criptomonedas y el desarrollo de las innovaciones descritas. Tiene seis años por delante para convencernos de que su visión resulta tan necesaria como práctica.
El Banco de España recomienda comprobar el importe que figura en la pantalla del TPV antes de acercar el móvil; guardar el ticket de compra del comercio para cotejarlo con nuestro extracto bancario (y realizar cualquier reclamación, si procede); y activar los avisos de cargos por SMS a través de la aplicación de nuestra entidad. Igualmente, recuerda el supervisor bancario, nunca está de más «revisar los cargos de la tarjeta en nuestra cuenta para llevar un mejor control de las operaciones que realizamos».
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