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No es lo mismo ser que estar, ni lo es reducir que eliminar y ni tampoco un trampantojo es la realidad. El menú de la COP28, hasta este lunes, era de cocina fusión de renovables, unas gotas, pocas, de combustibles fósiles que, dicen, están pasados de fecha y algo de técnicas de captura de emisiones, que elevan el precio final. El coste total en estos días ha sido alto, pero llegados a la recta final se ha convertido en un plato combinado, donde cada uno puede elegir su menú de Balance Mundial (Global Stocktake) a su gusto, pero que no contenta a nadie.
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José A. González
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A medida que los platos de esta degustación se han ido conociendo, el desánimo y la frustración crecían a partes iguales entre delegados de las partes y observadores. Su cocinero y presidente de la COP28, Sultán Al-Yáber, se mostraba como una madre cuando no se quiere comer: «Son lentejas y si no las quieres, las dejas». Con paso tranquilo y con los cascos en los oídos, el ministro emiratí entró en el plenario de la cumbre, no sin antes plantar por tercera vez a la prensa en menos de 10 horas a los medios de comunicación previamente convocados, para contar que «tenemos un texto, y tenemos que ponernos de acuerdo sobre él. El tiempo de debate está llegando a su fin».
Frente a él numerosas sillas vacías, los negociadores se encontraban en sus cuarteles leyendo punto por punto las 21 páginas del menú degustación propuesto para este lunes. «Es un texto insuficiente y con términos inaceptables», aseguró Teresa Ribera, vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.
El tan esperado menú, que determinará la descarbonización de los países en los próximos años, pasó de la alta cocina de fusión a un pequeño buffet de ocho ingredientes con el que los países «podrían» reducir sus emisiones.
En esta nueva 'carta' se ofrece triplicar las renovables y duplicar la tasa media anual mundial de mejora de la eficiencia energética. Aunque Al-Yáber también mezcla lo antiguo con lo nuevo: «Acelerar las tecnologías de emisiones cero y bajas, incluidas, entre otras, las renovables, la nuclear, las tecnologías de reducción y eliminación, como la captura, utilización y almacenamiento de carbono, y la producción de hidrógeno bajo en carbono». Pero se olvidó del plato principal: «eliminar el uso y producción de los combustibles fósiles». «Este es el tema que aquí hemos venido a tratar», apuntó Wopke Hoekstra, comisario europeo para la Acción Climática. «Es decepcionante», añadió
En el texto, se pide «reducir el consumo y la producción de combustibles fósiles» para llegar a las emisiones netas en torno a 2050, pero no se hace mención a «eliminación progresiva», que sí que estaba en otras propuestas previas. «Este servil borrador se lee como si la OPEP lo dictara palabra por palabra. Es incluso peor de lo que muchos temían», denunció Al Gore, ex vicepresidente de Estados Unidos, en su perfil de X, antes Twitter.
Durante la mañana, Al-Yáber ha mantenido varios encuentros bilaterales con los representantes de Arabia Saudí, firmes opositores al adiós a los combustibles fósiles. «Es «De los petroestados, por los petroestados y para los petroestados», añadió el ex político estadounidense al conocer el texto.
Al mismo tiempo que delegaciones y periodistas recorrían a paso ligero los pasillos de cada uno de los pabellones, la entrada principal de la Expo2020 se acumulaban los selfis y las caras sonrientes de muchos jóvenes.
Antònio Guterres
Secretario general de Naciones Unidas
Los eventos paralelos con diferentes charlas y debates ya no aparecen en la agenda. «Es tiempo de negociar», señalan las partes. Las caras en los encuentros acumulan ojeras y cansancio. «Tenemos horas, incluso días para llegar a un acuerdo, no nos vamos a ir de aquí sin los mensajes claros que el mundo necesita», destacó Ribera.
Los tambores y los bailes ahora quedan reducidos a silencio, las puertas se cierran y los corrillos se amontonan en busca de un acuerdo o un consenso. «Nos estamos quedando sin tiempo», señaló Antònio Guterres, secretario general de Naciones Unidas a primera hora de la mañana. «Cada paso atrás cuesta vidas», apostilló Simon Stiell, responsable de la ONU para la lucha contra el cambio climático.
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