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Dos decisiones técnicas y una lesión dejaron a Yolanda Reyes sin una de las pocas cosas que le quedaron por hacer en su carrera deportiva: acudir a unos Juegos Olímpicos. Hasta en tres ocasiones estuvo a punto de lograr una convocatoria que nunca se produjo y que le ha dejado «una espina que duele».
Afincada desde hace años en Bilbao, Reyes (Alba de Tormes, 1971) fue una de las grandes velocistas de los años más gloriosos del atletismo salmantino. Fraguado ya el trabajo que hicieron Carlos Gil Pérez y los pioneros (Albarrán, Paraíso, Rosa Colorado, el desaparecido Marceliano Ruiz) el atletismo eclosionó en Salamanca en una era dorada en la que cada viaje a los Campeonatos de España regresaba con multitud de medallas y los atletas salmantinos eran numerosos en las convoctorias de la selección.
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Yolanda Reyes fue una de esas atletas que deslumbró en aquellos años. Cuatro veces campeona de España (dos al aire libre y dos en pista cubierta), entre 1994 y 1998 fue una de las dominadoras del 400, fue capaz de 'jubilar' a Sandra Myers a la que arrebató el título y se convirtió en fija de la selección. Pero hasta tres veces se le escapó el tren olímpico.
Para Barcelona 92 tenía 21 años y estaba en Alba de Tormes. «Entrenaba con Honorato Hernández y, casi sin pensarlo, en el mitin de Sevilla hice mi mejor marca saliendo en la serie C», recuerda. Esa actuación le abrió la puerta al relevo 4x400 de España como titular «que fue una sorpresa».
«Voy a todas las competiciones como titular con el relevo, pero en el Campenato de España, de forma extraña, deciden dejarme fuera y meter a Cristina Pérez», recuerda. «Merecía haber estado en Barcelona, no te das cuenta de la injusticia hasta que pasa un tiempo, pero alguien toma una decisión, los que están ahí saben por qué me quedo fuera», rememora todavía dolida, aunque reconoce que «eso me da un empujón para seguir».
A partir de ahí, se marcha a Madrid a entrenar, se dedica con más intensidad al atletismo y llegan los resultados, con su primer título nacional en 1994. Cerca ya de la selección para Atlanta 96 «hago una apuesta y voy a concentrarme en altura, pero vengo lesionada».
Se va recuperando y a un mes de los juegos «me vuelvo a hacer daño y se rompe ese sueño que todos los deportistas tienen». «He estado en cinco mundiales, pero los Juegos son otra cosa, son el sueño de cualquier deportista».
Su última bala es Sidney. «Aquel año no estuve bien, la federación decidió llevar sólo un relevo 4x400, soy quinta en el Campeonato de España de 400, pero no estoy en el equipo. Podría haber ido porque el equipo lo formaron cinco atletas, pero yo no estoy», dice.
«Es una espinita que te queda clavada porque tengo compañeras que lo han sido con peores resultados, y esa espinita duele. Me gustaría volver atrás», asegura ahora, dedicada al entrenamiento deportivo y mientras disfruta de los Juegos de París. «Lo sigo con la emoción de otros deportistas que están, te emocionas con ellos», dice.
Le alegra que «vamos a estar representados, me emociona que estén Lorena y Mario, nos sentimos orgullosos de ellos, de que siga habiendo atletas de Salamanca que destacan, y Álvaro también merecía estar», termina.
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