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Enric Gardiner
Madrid
Miércoles, 1 de mayo 2024, 18:43
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El batacazo de Carlos Alcaraz en Madrid pocos lo podían prever. No por el rival, un Andrey Rublev siempre competente en la tierra batida, sino por el idilio que el murciano tiene con la capital de España, donde, hasta este miércoles, había ganado catorce partidos seguidos, igualando un récord de Rafa Nadal que ahora compartirán ambos, porque el ruso (4-6, 6-3 y 6-2) humanizó a Alcaraz y le descarriló en los cuartos de final del Masters 1.000 de Madrid.
Como su Real Madrid, al que pudo ver sin problemas este martes empatar en Múnich, Alcaraz buscaba la decimoquinta. La victoria número quince seguida en Madrid, algo que no ha logrado nadie en la historia, pero se estampó cuando solo la tenía a un set de distancia. El español completó dos últimos sets muy malos con la derecha, aunque sin signos de tener problemas de nuevo en el antebrazo, zona que le costó los torneos de Montecarlo y Barcelona.
Tras la eliminación de Rafa Nadal, la Caja Mágica confiaba en Carlitos como el gran reclamo para los días finales de torneo y este salió en tromba, llevándose a un timorato Rublev por delante. El ruso ha sufrido en los últimos dos meses y, antes de llegar a Madrid, acumulaba cuatro derrotas seguidas entre Indian Wells, Miami, Montecarlo y Barcelona. Antes de Madrid aún no había ganado en tierra batida, su superficie favorita, y, aunque no había perdido un set en el torneo, Alcaraz le puso enfrente un 6-4 con el que presentar sus credenciales.
Muchos esperarían un paseo del murciano a partir de ese momento, con el ruso a la espera de uno de sus ataques de furia con los que acostumbra a marcharse mentalmente de los partidos, pero la oportunidad de dar carpetazo al partido o de, al menos, evitar la revolución de Rublev, se le escapó en el inicio del segundo set.
El moscovita empezó el parcial ganando su saque y se puso con 0-40 en el servicio de Alcaraz. Era el momento de empezar a darle la vuelta al marcador, pero Alcaraz se hizo con los cuatro puntos siguientes, cerró el puño y pegó un rito de rabia al que le faltó una última nota. No cerró el juego y permitió que Rublev tuviera dos bolas más de 'break'. A la segunda, el partido se volcó totalmente.
Alcaraz descarriló. Dejó que Rublev cimentara su victoria y fuera, con cada saque, poniendo un ladrillo más en el muro que el español era incapaz de escalar. Tuvo un 0-40 para irse con un escandaloso 5-1 en el marcador y, aunque Alcaraz lo evitó y se granjeó dos pelotas de rotura al juego siguiente, Rublev, a base de martillazos con el servicio, sacó adelante el juego y el set y dio la impresión de estar muy por encima de un Alcaraz que pedía sin remedio ayuda a su banquillo.
Incluso el español hacía algún gesto con la protección del brazo, ajustándosela, dando la sensación de no estar cómodo, como también proclamaban sus derechas, cada vez más imprecisas.
Rublev, que sumó una treintena de golpes ganadores y varios errores no forzados menos que Alcaraz, no tardó en ponerse por delante también en el set definitivo y en desactivar las dos únicas oportunidades de rotura de las que dispuso el español, que no rompió el saque de su rival ni una vez desde el quinto juego del primer set. En ese camino, perdió seis de seis pelotas de 'break' y concedió doce con su propio servicio.
Pese a los ya habituales cánticos en esta edición de «¡Si se puede, sí se puede!», Alcaraz no pudo más que claudicar ante un fantástico Rublev y comenzar a pensar ya en Roma, torneo que comienza en siete días y donde el año pasado cayó en segunda ronda. Con esta derrota, pierde 800 puntos en el ranking y, si Daniil Medvedev accede a semifinales, caerá hasta el cuarto puesto de la clasificación.
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