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Las catástrofes que contempla Salamanca: 10.000 personas atrapadas en un concierto de la Plaza Mayor

Las catástrofes que contempla Salamanca: 10.000 personas atrapadas en un concierto de la Plaza Mayor

¿Está la ciudad preparada para una catástrofe? Un plan municipal identifica las que tienen más posibilidades de darse: un concierto masivo, un incendio en el centro o la crecida del Tormes serían las de peores consecuencias

Ana Carlos

Salamanca

Sábado, 16 de noviembre 2024, 09:20

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Pasará mucho tiempo hasta que podamos superar el impacto de la DANA, tanto quienes la han sufrido en sus peores consecuencias como quienes observamos sobrecogidos su alcance. Las probabilidades de sufrir una catástrofe natural existen en la ciudad de Salamanca y tienen que ver con su proximidad al río ya que buena parte de las riberas del Tormes son inundables. Pero los mayores riesgos a los que se enfrenta la ciudad tienen que ver con eventos muy recurrentes como llenar la Plaza Mayor para conciertos o los incendios y derrumbes en monumentos.

Por eso mismo, y ante la amenaza que supone la capacidad del cambio climático para multiplicar la frecuencia y la fuerza de los fenómenos meteorológicos adversos, o los siniestros humanos y patrimoniales, surgen dos preguntas: ¿Cuáles son los riesgos más habituales en Salamanca? Y, ¿estamos preparados para una emergencia?

Para dar respuesta a esta cuestión, Salamanca cuenta con el PLANSA, el Plan de Protección de la Ciudad de Salamanca, que recoge un conjunto de medidas y procedimientos diseñados para prevenir y gestionar emergencias en la capital salmantina.

Su objetivo principal es proteger a la población y los bienes (aunque también se contempla el medio ambiente) ante situaciones de «grave riesgo colectivo, catástrofe extraordinaria o calamidad pública». En él están incluídos todos los medios municipales (Policía, bomberos, agrupación de Protección Civil, Guardia Civil, empresa de parques y jardines otras empresas energéticas o de comunicaciones, entre otros), así como el esquema de coordinación entre las distintas administraciones llamadas a intervenir.

Desde el Ayuntamiento de Salamanca hacen hincapié en que el servicio de extinción de incendios de la capital salmantina es el único de toda Castilla y León que cuenta con una unidad de rescate subacuático.

Los 5 grandes riesgos de Salamanca

En PLANSA contempla cinco riesgos como los más altos entre los que se pueden producir en Salamanca. Para ello tiene una fórmula: la frecuencia con la que se producen por la gravedad de los daños que pueden ocasionar.

Así el mayor riesgo que se plantea es el de incendios en el casco histórico, unido al de riesgo de daños en el patrimonio histórico y cultural. Le siguen en importancia el riesgo de inundaciones por crecidas y avenidas, el riesgo debido a concentraciones humanas en la Plaza Mayor y el riesgo debido a incendios en centros educativos dentro del casco histórico. Este último comparte características con el primero y el segundo de los citados riesgos, pero con la presencia de más personas al tratarse de edificios que son centros de estudio o de trabajo.

El PLANSA abarca, además de los cinco mayores riesgos citados, una gran variedad de emergencias como accidentes en instalaciones industriales; accidentes de mercancías peligrosas; hundimiento de edificios y estructuras y accidentes de circulación. Cada una con sus protocolos de prevención y respuesta. Así se analizan y se actúa en cada uno de los casos.

  1. Riada del Tormes

    8 metros de agua y media ciudad aislada

El origen de este riesgo de inundación por avenidas o crecidas del río Tormes, según el PLANSA, puede ser natural o antrópico, bien por fuertes precipitaciones en un breve periodo de tiempo o por la rotura de la presa de Santa Teresa, siendo este último el peor de los escenarios. No se descarta que el embalse que suministra agua a la capital colapse y eso sería grave, porque hace una función de regulación del cauce. Sin embargo, las roturas de presas son poco habituales.

El plan regional entiende que la rotura de la presa es bastante improbable, pero está diseñado para atenderla tanto como a situaciones de menor gravedad porque hay crecidas y avenidas con cierta frecuencia.

En función de distintas variables que pudieran suceder, se plantean distintos niveles de prioridad ante una crecida. En el nivel de máxima prioridad, más de 5.500 personas se verían afectadas por inundaciones en La Fontana, Tenerías, El Arrabal, Alambres-San Buenaventura (1.306 personas); Chamberí (786) y Tejares (1.955).

8 metros

subiría el agua en el caso de una gran crecida del Tormes

Las características de la avenida previstas se pueden considerar catastróficas porque en este caso el nivel del río Tormes habría roto el cauce, remontando hasta cotas de 4 a 8 metros. La capacidad de reacción del Plan de Protección se vería muy mermada por una muy deficiente rapidez en la información de tal suceso, encontrándose con fuertes dificultades para acceder a la zona inundada, sobre todo en la margen izquierda del río.

Las crecidas y avenidas son frecuentes y son uno de los riesgos más recurrentes. Álex López

La subida de la cota en este supuesto afecta gravemente a las estructuras de los puentes, destruyendo cualquier posibilidad de comunicación con dicha margen izquierda, antes de que se hubiera podido desplazar un número equilibrado de efectivos al Sur del término municipal para atender el proceso de evacuación, de tal manera que dicha área quedaría aislada del resto del de la ciudad; las carreteras nacionales en la margen izquierda quedarían anegadas.

Una gran crecida del río dañaría los puentes y aislaría el trastormes

En esta situación con nivel 1 de prioridad, tal y como recoge el plan, es necesaria la intervención masiva del Ejército con todos los efectivos de que disponga así como la colaboración del resto de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, como Policía Nacional y Guardia Civil.

  1. Plaza Mayor

    Actos masivos o el incendio del Ayuntamiento

La Plaza Mayor de Salamanca es un lugar de celebración de numerosas actividades y, en ocasiones, de gran concentración de personas. A ello hay que sumar el hecho de que la estructura de sus cubiertas es básicamente de madera con un nivel de envejecimiento muy alto, a excepción de algunas reformas llevadas a cabo.

Por todo ello el plan contempla cuatro posibles sucesos. El primero, que se derivara de la citada alta concentración de personas en alguno de los frecuentes eventos masivos organizados a lo largo del año en el ágora, desde conciertos de las Ferias y Fiestas a la Nochevieja Universitaria entre muchos otros. En este caso, los motivos que pudieran inducir al pánico y desalojo desordenado de la Plaza Mayor estarían relacionados con el propio espectáculo.

El segundo caso recogido en el plan es un incendio localizado en el edificio de la Casa Consistorial, lleno de funcionarios, personal laboral y oficinas y, por lo tanto, con unos niveles de concentración humana muy considerables y carentes por completo de un Plan de evacuación, según indica el plan.

Concierto en las últimas Ferias y Fiestas de Salamanca. Álex López

En tercer lugar se contempla el caso de un incendio localizado en cualquiera de las residencias, oficinas, locales o bares que existen en el recinto de la Plaza Mayor, pero con niveles de concentración que no fueran los extraordinarios del Ayuntamiento o las concentraciones festivas, sino los habituales en las distintas horas del día en que este recinto es transitado por los salmantinos.

  1. Catástrofe en la Plaza Mayor

    Avalancha o incendio en un concierto

Pero habría un cuarto supuesto que sería el más grave. Conjugaría las dos variables más perniciosas: alta concentración humana por actos festivos, sociales o políticos e incidencia de un siniestro de incendio en el transcurso de dicho acto público. El nivel más alto de prioridad que prevé el plan está relacionado con este último caso y contempla que las personas afectadas superarían el número de 8.000 a 10.000.

Las dimensiones del mismo y una inadecuada voz de alarma han sembrado el pánico entre el público asistente, iniciándose una evacuación masiva y desordenada hacia las salidas naturales que presenta el recinto.

10.000 víctimas

Es el cálculo de las personas afectadas en un siniestro grave durante un acto masivo en la Plaza Mayor

En este supuesto la dificultad es extrema a la hora del despliegue de los efectivos y el modo directo de intervención, tanto por la accesibilidad viaria, saturada de población que huye, como por la trazas de algunas calles, las condiciones de los hidrantes en el recinto y la capacidad muy reducida de organizar la evacuación sistemática.

Asimismo, se considera de la presencia de personas con dificultades de movilidad y heridos producto de la avalancha en diversos espacios de la Plaza Mayor y sus salidas, que necesitan tratamiento específico y atención prioritaria y ésta se ve dificultada en cuanto a la coordinación por factores colaterales (público, atascos de tráfico, actividades comerciales).

  1. Incendio en el casco histórico

    Daño al patrimonio

En una alerta por incendios en el casco histórico, el plan plantea tres posibles escenarios. Por una parte, que los afectados sean residentes de viviendas de la zona, con edificios antiguos sometidos a rehabilitaciones de distinto grado y distintos estados de conservación.

El segundo sería un incendio en un bien histórico escasamente habitado pero con condiciones de conservación muy deficientes, como alguno de los conventos de la zona. En el tercer caso contemplado, el fuego afectaría a monumentos que actualmente tienen una función, en especial ligados a las dos universidades, lo que implica que un volumen importante de personas que trabajan, estudian o asisten a ellos.

Los servicios de emergencias en estos supuestos se ocupan de la población directamente afectada por el incendio a la que es preciso evacuar ya sea por heridas, por intoxicación, por edad o por enfermedad. Pero también de personas con estados generales de confusión y pánico que dificultan la intervención inmediata.

Un incendio en el casco histórico afectaría a edificios, monumentos y actividades escolares.

Se valoraría la necesidad de desalojo en edificios colindantes con viviendas u otras actividades en las que se reúna un número importante de ciudadanos, así como de personas que circulen en sus vehículos en las inmediaciones.

En lo que respecta a los daños que podría ocasionar un incendio en esta zona, el plan contempla la posibilidad de pérdidas de valor incalculable por la singularidad patrimonial de Salamanca, Ciudad Patrimonio de la Humanidad. Sería un caso similar a lo que sucedió en París cuando se incendió Notre Dame.

Para evitarlo principalmente se trabaja en prevención en toda la zona y en la formación especializada de los bomberos en temas de patrimonio. También se ofrecen cursos a empresas y colectivos sobre la normativa de protección contra incendios y la correcta implementación de planes de autoprotección.

  1. Suceso en el casco histórico

    Evacuar alumnos en caso de incendio

Una vez más la sombra de los incendios se cierne sobre las posibles catástrofes, en este caso en centros educativos del casco histórico. En este epìgrafe se plantean varios supuestos. Por una parte, que los afectados sean alumnos o personal de las distintas facultades que existen entre las dos Universidades, con lo que se dan variables como: el número de afectados, las características del edificio, si es o no monumental, la accesibilidad, la hora del siniestro.

Un segundo caso corresponde a un incendio en edificios con actividad docente, pero de enseñanzas no universitarias, de entre los colegios que existen en el centro histórico. Aquí aunque el factor de riesgo es semejante al anterior, es destacable que hay alumnos de poca edad y movilidad menos resolutiva que los mayores.

Estos menores, además, necesitan ser guiados en los recorridos de evacuación por adulto, si no existe una rutina entrenada de evacuación ordenada. Pero también en este supuesto son distintas las características constructivas del edificio, de modo que, en cierto sentido el factor estructural más moderno del mismo juega una baza en la estrategia general de intervención y evacuación ordenada.

Un derrumbe o colapso podría afectar a la actividad en el centro.

El tercer caso recogido, afecta a aquellos edificios destinados a colegios mayores, residencias universitarias y residencias de estudiantes, abundantes en el entorno y en cierto modo, con características específicas, al concentrar en ellos durante todo el año a estudiantes residentes, casi con permanencia continuada. Los edificios en algunos casos son de fábrica antigua, aunque sus interiores se han visto sometidos a reformas que han afectado a la estructura, pudiendo anticipar que sólo se mantienen fachadas vistas con materiales de carácter tradicional. No se tiene constancia de que posean planes de evacuación específicos.

En el nivel más alto de prioridad el plan pone precisamente el supuesto que afecta a los colegios con niños con edades de 6 a 10 años y se estima que las personas afectadas superan las 500 personas.

Un incendio en el casco histórico obligaría a evacuar desde colegio a alumnos de facultades y niños de corta edad

Las características del edificio; la distribución; la inadecuación de accesos y carencia de salidas de urgencia y una confusa voz de alarma multiplican la sensación de desconcierto y aunque el foco del incendio no se desarrolle con toda la intensidad, es necesario evacuar.

La dificultad la hora del despliegue de los efectivos y el modo directo de intervención es grande, tanto por la accesibilidad viaria hasta el edificio, la tipología de las calles, la hora en la que se produce, las entradas del edificio, como por la coincidencia en el espacio con otras actividades, generalmente relacionadas con el comercio.

La situación empeora si se tiene conocimiento de que la presencia de niños es muy considerable y de que no hay adultos que los encaminen hacia la salida, lo cual induce a pensar en el riesgo añadido de que deambulen por el edificio sin orientación. La coordinación necesita buscarlos, al mismo tiempo que evalúa el grado del siniestro, su desarrollo y la atención a los intoxicados y heridos, debiendo tener abiertos varios frentes de prioridad, que extreman el control efectivo del siniestro.

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