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Las prácticas en rehabilitación de edificios históricos o relevantes de Salamanca empiezan a generar algunas dudas por los resultados. Casos hay muchos y este viernes ha aflorado uno más, que afecta a una enorme construcción que ocupa el lugar donde estuvo el mayor convento conocido de la ciudad y que está unido a los últimos restos que quedan de lo que se conoció como el 'Escorial' de Salamanca.
La actuación se está llevando a cabo en un enorme edificio del paseo del Rector Esperabé. Es una residencia vinculada a los Carmelitas, con fachada íntegra en la piedra arenisca de Villamayor tan característica del centro histórico de Salamanca.
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Esta residencia está adosada y oculta en parte la iglesia del Carmen de Abajo, también Carmelita, último resto del antiguo convento de San Andrés que estaba precisamente en este lugar. Aquella fabulosa construcción fue arrasada por la mayor crecida del Tormes en su historia y dañado por la invasción francesa, y acabó pasando a la historia hace más de un siglo. Decir que ocupaba lo que hoy es la avenida.
Pues en este gran edificio que se usa como residencia se está interviniendo para reparar algunas deficiencias. Sin embargo, y como aprecia la asociación Ciudadanos por la Defensa del Patrimonio, se ha optado como una «chapuza» en la que se usan piezas metálicas y otras pintadas.
La última actuación escandalosa en el patrimonio de Salamanca (¡en la Piedra de Villamayor!) la encontramos en la conocida como residencia universitaria de los PP. Carmelitas en el Paseo del Rector Esperabé.
— Ciudadanos por la Defensa del Patrimonio SALAMANCA (@ACDPatrimonio) November 29, 2024
Una actuación horrible y contraproducente. pic.twitter.com/hOg7KJIqnA
Como se aprecia en las imágenes difundidas por la asociación en sus redes, en un tramo largo de su cornisa se han colocado piezas metálicas de chapa, atornilladas a la piedra, y con un acabado metálico que resalta. Se suman a otras piezas más pequeñas, pintadas en un tono próximo al de la piedra, con un resultado que la ACDP califica de «feísmo salmantino».
La solución es estéticamente discutible en un edificio de gran porte, en una gran avenida, en pleno centro histórico y declarado Patrimonio de la Humanidad, y afecta en cierto modo a una iglesia sí protegida y catalogada.
El convento de San Andrés se levantó por primera vez en el siglo XV, pero fue destruido debido a la Riada de San Policarpo en el 1626. Volvió a construirse para quedar gravemente dañado durante la invasión francesa y sufrió un incendio, desapareciendo en el siglo XIX. En su día ocupaba buena parte de lo que hoy es el paseo de Rector Esperabé y su tamaño superaba el ancho de esta avenida en dirección al río.
La capilla, terminada en 1756, se conoce como del Carmen de Abajo y es el único rastro que queda del pasado del convento. Se configura como la típica Iglesia carmelitana con una sola nave, frontón triangular y portada muy decorada, con elementos como los angelotes. En su fachada figura una placa que recuera que allí vivió San Juan de la Cruz.
Esta iglesia de la Venerable Orden Tercera del Carmen es el único resto que queda del Convento de San Andrés, conocido como El Escorial de Salamanca por sus enormes dimensiones. Se encuentra en buen estado, aunque está parcialmente cubierta por un edificio anexo, la residencia de la orden, de construcción moderna.
Su ficha de protección contempla la existencia de una propuesta de planeamiento para reordenar volúmenes de la vecina residencia de Carmelitas, liberando la portada lateral de la Iglesia y parte de la muralla, pero por ahora en la residencia anexa se ha optado por colocar chapas metálicas en la cornisa.
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