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Javier Teira, Ignacio Rivas y Carlos Menéndez. ICAL
Las claves de la guerra de autenticidad de Vox en Salamanca que Abascal no logra contener

Las claves de la guerra de autenticidad de Vox en Salamanca que Abascal no logra contener

La dirección nacional estudia medidas contra los díscolos en el ayuntamiento y ha expulsado a dos procuradores en Cortes, pero se enfrenta a una lucha interna por los valores y a cargos a los que no puede expulsar

Félix Oliva

Salamanca

Jueves, 13 de febrero 2025, 19:41

La última rebelión interna en Vox se ha hecho fuerte en Salamanca y amenaza con enquistarse los próximos meses, capaz de convertirse en el principal problema del partido de Santiago Abascal ahora que, centrado en su perfil internacional, disfruta de buenas encuestas. La situación, una crisis interna de partido en toda regla, amenaza el horizonte de futuros procesos electorales porque los díscolos están dispuestos a dar la batalla por la autenticidad y, además, cuentan a su favor con una ventaja: no se les puede echar o hacerlo no tiene efecto.

A principios de esta semana, la dirección nacional de Vox y su ejecutiva provincial desautorizaban el movimiento por el que dos concejales descabezaban el grupo municipal en el Ayuntamiento de Salamanca para destituir al entonces portavoz y nombrar uno nuevo. A eso el partido lo ha llamado «secuestro», mientras los críticos prefieren llamarlo «democracia interna». Esto es lo que lleva meses pidiendo en la sede de Bambú el movimiento crítico que, a finales de enero, se hacía la foto en la Plaza Mayor de Salamanca.

Esa foto desencadenó una sucesión de hechos que ha puesto del revés a Vox en Castilla y León porque afecta de lleno a buena parte de su representación. Aunque la dirección provincial y nacional estima que son pocos y no representativos, los críticos aseguran que detrás de ellos está el 80% de cargos y afiliados en Salamanca y una parte significativa de los de Castilla y León, donde se ha producido un contagio en varios capítulos.

De fondo, la petición, durante largos meses, que un grupo de cargos institucionales en Castilla y León han trasladado a Madrid por una mayor democracia interna y que señala a algunos cargos en Salamanca y en la Comunidad. Una situación a la que no es ajena la futura conformación de listas y las posibilidades que dan unos y otros puestos.

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    La foto de Salamanca

    Críticas y expulsión de dos procuradores

El primer capítulo se produjo tras conocerse la reunión de Salamanca y al manifestarse sobre la cuestión dos de los procuradores de Vox en las Cortes regionales, el salmantino Javier Teira y la burgalesa Ana Rosa. Ambos pedían más democracia interna y sus palabras les costaron un expediente inmediato de expulsión que, por ahora, ha derivado en su salida del grupo regional.

Apuntaban a decisiones en Madrid y a la gestión en Castilla y León, entre otros, de Carlos Menéndez, número '1' en Salamanca y que ocupa uno de los puestos de portavocía en Cortes; critican que es beneficiario del sistema interno de designación de las direcciones provinciales, en el que Abascal eliminó las primarias.

Al salmantino Teira se le señala desde el oficialismo como instigador de este movimiento y se le acusa de moverse por intereses particulares, para conseguir un mejor puesto entre los candidatos a las listas de las futuras elecciones autonómicas. Ambos son expulsados de inmediato. Teira y Ana Rosa se han estrenado en el grupo de los no adscritos, pero su expulsión todavía no está cerrada y provocó un segundo capítulo: la salida de Juan García-Gallardo.

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    Renuncia

    García-Gallardo se va

El que fuera primer vicepresidente de un gobierno autonómico en Vox era la siguiente víctima. Se le exigió que firmara la expulsión, se negó y decidió abandonar todos sus cargos y dejar la política. En realidad, había quedado señalado tras perder la vicepresidencia cuando Abascal decidió salir de todos los gobiernos regionales que tenía con el PP como 'castigo' por la gestión de menores migrantes.

El burgalés se opuso a ello y fue relegado en la práctica. El grupo parlamentario se adaptó para colocarle como portavoz, pero su carrera estaba seriamente tocada, era un 'cadaver político' como se conoce en el argot. Sin embargo, García-Gallardo todavía se enfrentó al oficialismo: desmintió que estuviera conforme con algunas de las posturas de los críticos y desveló que fue apartado de toda negociación con el PP, aireó su disconformidad con la decisión de salir de los gobiernos y las maneras de gestión interna.

Según Bambú, la sede nacional, la causa inmediata de la salida de García-Gallardo habría sido su negativa a firmar la expulsión de los dos procuradores sancionados, aunque le ubican entre los «descontentos» desde la ruptura de los gobiernos autonómicos, algo que el burgalés desmintió. Con su marcha, Vox pierde a una de sus caras más conocidas, con 'gancho' entre su electorado por su manera de lanzar el mensaje del partido.

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    Vox sube el tono

    Tránsfugas, corruptos y pureza de sangre

Tras la salida de García-Gallardo, Vox nombraba a David Hierro como portavoz, uno de sus hombres fuertes en Castilla y León, que esgrimía el argumento de los valores y el proyecto, una lucha por la autenticidad y la 'pureza de sangre' necesaria para estar en el partido. Se calificó a los críticos de tránsfugas y corruptos, acusándalo de escorarse hacia el PP. Los 'rebeldes' respondieron pronto: la mayoría de miembros de Vox tienen un pasado 'popular', también Abascal.

Desde la dirección nacional abundaron en respuesta a García-Gallardo que Vox es un partido en el que «no hay baronías» y «no hay divisiones internas», «un partido nacional», por lo que no cree «en el reparto autonómico del Estado», aunque se presenta a elecciones y ha entrado en gobiernos. Hierro subió el tono alegando que, en todas las regiones, Vox tenía un único líder, que era Santiago Abascal.

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    Nuevo portavoz en Salamanca

    Terremoto de lunes en el grupo municipal de Vox

Las aguas no llegaron a calmarse en Vox y días después se producía un gran sobresalto. El lunes de esta semana, a primera hora, dos ediles del grupo municipal de Vox en el Ayuntamiento de Salamanca, entre los integrantes del grupo de disconformes con el partido, terminaba con el cese de Ignacio Rivas, número 1 de las listas en las municipales, y con un lío sobre la validez de su sustitución y tras una reunión de alta tensión en el grupo municipal.

Los ediles se amparaban en la autonomía orgánica de los grupos municipales, la estructura que tienen los partidos con sus concejales en los ayuntamientos, y destituían a su portavoz por mayoría; el nuevo, Alejandro Pérez de la Sota, es una de las caras del inconformismo.

Había muchas dudas sobre si la decisión era efectiva, pero a día de hoy De la Sota y su compañera María de los Ángeles Carpio forman el grupo Vox y Rivas está en el grupo de no adscritos. En un comunicado, Vox replicaba reafirmado a Rivas como único representante y calificaba a los dos concejales de desleales por el «secuestro» del grupo municipal en una reunión sin convocatoria previa y por tanto sin orden del día.

Los dos concejales son no afiliados al partido: De la Sota lo puso como condición para entrar en listas y Carpio ya lo había sido, pero se desafilió. Por ello, Vox considera que no le representan y les ha pedido el acta. Y precisamente por eso, porque no pertenecen al partido, no puede expulsarles: el acta es propiedad, además, de todo concejal electo, independientemente de la lista. Ambos, además, replican que no son ellos los que se deben ir del partido en una línea argumental muy fuerte que manejan los díscolos de Castilla y León.

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    Uso indebido de fondos

    Acusaciones de desvío de dinero municipal al partido

Horas después, los dos concejales díscolos daban sus razones y respondían ante la prensa a algunas de las acusaciones de su partido, al que pretenden seguir perteneciendo, y en el que quieren seguir dando la lucha por la autenticidad de los principios.

En su primer acto como portavoz, De la Sota lanza la sospecha de un «uso indebido» de fondos del grupo municipal por su antecesor, Ignacio Rivas, al que acusa de no facilitarle las cuentas pese a los reiterados intentos para conocer el destino que se daba a estos fondos. Algo que el partido habría querido ocultar.

Explica que tienen «indicios racionales» de mal uso de esos fondos municipales, pero aclara que no están diciendo que su antecesor se esté llevando el dinero, «pero sí que lo ha consentido». Según sus datos, el beneficiario no es Rivas, sino el partido, ya que se ha usado este dinero para comprar bienes cuando el reglamento del ayuntamiento de Salamanca no permite dar ese uso a este dinero. Se compromete a dimitir de todo y dejar la concejalía si se demuestra que no es cierto y el partido anuncia acciones legales y le pide que entregue el acta. El partido asegura que todo es falso y el antiguo portavoz anuncia acciones legales.

En la comparecencia, tanto De la Sota como Carpio inciden en que creen en el proyecto de Vox, que consideran que son ellos los que defienden sus principios, rechazan lecciones sobre 'pureza de sangre' y que seguirán pidiendo democracia interna en un partido que, hay que recordar, la eliminó por boca de su presidente. Un presidente que ve como ahora le estalla una crisis que no ataja ni expulsando a quienes podía expulsar ni combatiendo a quienes no puede echar.

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