El hallazgo arqueológico tras el último edificio protegido de Salamanca convertido en pisos turísticos

El edificio, en el número 22 de la céntrica plaza, ha recibido recientemente licencia de primera utilización, un trámite solicitado por la promotora de la obra y que ha resultado favorable. Y ahora el portal de acceso luce una placa que evidencia su uso como apartamento turístico, uno de los cerca de 600 que tiene según cifras oficiales la capital.

Se trata de un inmueble peculiar porque es el único que está adosado a dos monumentos, la Plaza Mayor y la iglesia de San Martín, dos de los grandes valores arquitectónios y patrimoniales de la ciudad. Pero ni por esas se libra del paso a uso turístico, que está protagonizando muchas de las rehabilitaciones de edificios protegidos de la ciudad y donde han aparecido restos de la muralla o se ha salvado un rótulo de un comercio histórico.

El inmueble ha sido rehabilitado en los últimos años con un proyecto que arrancó en 2020 y que obtuvo licencia de construcción en mayo de 2021; según el expediente municipal, en octubre de 2023 presentó final de obra que fue visado en noviembre de ese año. Ese proyecto técnico de final de obra ha servido para solicitar la primera utilización.

En el tiempo que ha pasado desde el final de obra y hasta ahora se ha comprobado el cumplimiento de una exigencia clave, el resultado de la parte arqueológica del proyecto. Al encontrarse al lado de la Plaza Mayor y adosada a la iglesia románica de San Martín, se ha encontrado un pozo de sondeo abierto adosado al ábside de este templo. Y no se ha facilitado licencia hasta que ha existido constancia de un informe sobre las medidas a tomar.

El edificio figura en el catálogo de protegidos de la ciudad, datado en el siglo XIX y de cuatro plantas, sin contar el bajo cubierta. Destaca por su rebocos de piedra y las rejerías. Está en un lugar privilegiado, pero genera un problema por las cubiertas que generan visuales inadecuadas y que han tenido que ser reformadas.

Según su ficha, ya estaba previsto que se eliminara el cuerpo recrecido sobre la línea de cornisa y es lo que se ha hecho. Su nueva configuración mejora las vistas a los elementos de la iglesia de San Martín, que logra salir a la vista y abandonar su encierro en pocos puntos, más allá de sus accesos y del camarín de la plaza del Corrillo.