La histórica peluquería de Salamanca que atendía a Paco Martínez Soria enseña a una quinta generación

Una tercera y una quinta generación. Un abuelo y un nieto. Épocas distintas, misma profesión y una forma similar de aprender: la admiración a sus antecesores. Fran y Paco Roda regentan la peluquería Roda en el Paseo Canalejas. Paco lleva casi medio siglo en esa ubicación y toda una vida con las tijeras de la mano, así lo aprendió de su padre y este, a su vez, del suyo. La historia de Peluquería Roda arranca en una saga familiar que se remonta a Zamora, donde ya los Roda eran conocidos como peluqueros.

De la provincia vecina pasaron a Salamanca donde se instaló este legado que sobrevive a una quinta generación. El abuelo de Paco abrió en Sequero, su padre en Miranda, y Paco Roda aprendió el oficio desde niño. «Con 12 años ya estaba en la peluquería y con 14 ya cortaba y hacía de todo», recuerda. La tierra, como él dice, tira mucho, y tras pasar por Sevilla y Barcelona, se asentó en Salamanca, donde lleva 48 años trabajando al frente de su negocio.

El oficio le llegó por tradición, pero también por vocación. En Sevilla trabajó en la peluquería de Vitorio, muy famoso entonces, que tenía cuatro locales y 18 oficiales. «Nada más llegar me coloqué allí, estuve dos años y después nos fuimos a Barcelona», rememora. En tierras andaluzas se casó y tras pasar por terreno catalán, decidieron volver a Salamanca, donde encontró en el centro de Salamanca un lugar para abrir una peluquería que pronto se llenó de clientela fiel.

Con el paso de los años, las modas han cambiado.«Yo hago lo clásico, tengo mucho cliente clásico», señala. Paco lo ha vivido de cerca y lo resume con nostalgia: «La elegancia que había antes en la peluquería es distinta a la de ahora. Ahora viene la moda de lo que hacen los futbolistas». Reconoce que hoy se dedica sobre todo a ese tipo de cortes, mientras que las novedades corren a cargo de su nieto Fran, que también ha seguido la tradición familiar.

La transmisión de conocimientos siempre ha sido natural en la familia. «Para mí ha sido muy bonito, porque cuando aprendes con tu familia es como estar en casa y son unos pedazo de profesionales que me han enseñado solo mirándoles», explica el nieto, que empezó fijándose en lo que hacían su padre y su abuelo. Aunque todavía estudia y sopesa otras opciones de futuro, reconoce que la peluquería es su plan A. Paco lo observa con orgullo: «Este es un fenómeno, si quisiera podría vivir de esto». Cruce de elegios en ambas partes y miradas de orgullo por lo que fue, es y será la peluquería Roda.

Esa relación cercana va más allá del entorno familiar y hace que muchos clientes le pidan que no se jubile. «Me dicen: no te jubiles, que ya no quiero buscar otro peluquero», comenta emocionado. Después de casi medio siglo, Peluquería Roda es una de las más antiguas de Salamanca, y Paco lo sabe bien. La edad no le preocupa: lo que más valora es el cariño de quienes, generación tras generación, han pasado por su silla. Entre tijeras, peines y conversaciones de confianza, el tiempo sigue transcurriendo en un negocio donde cada corte de pelo es también un lazo de amistad.

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