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Hay lugares de Salamanca donde el peligro se palpa, y no es sólo una cuestión de iluminación. La noche es una desventaja, pero también influye el trazado urbano, el tipo de área (residencial, verde) y la densidad de la población en el lugar que atravesamos o por el que encaminamos nuestros pasos. Entran en juego los numerosos lugares abandonados en el término municipal, algunos tan céntricos como las ruinas del MercaSalamanca o un caserón en el paseo de la Estación. Son los elementos de un mapa del miedo que la capital no tiene trazado, pero que es real.
Todo estos factores permiten trazar un mapa de zonas de riesgo o 'del miedo', esos lugares donde adentrarse nos puede costar un susto o que, directamente, es recomendable evitar a determinadas horas o en según qué circunstancias. Túneles, pasos inferiores, pasarelas, parques y paseos, no necesariamente mal iluminados, pero sí sombríos y con una serie de características que los convierten en lugares a evitar. Y no es sólo una cuestión subjetiva: en los últimos años, varias de las agresiones registradas en la vía pública se han producido en estos lugares.
El debate sobre la elaboración de un mapa del miedo o de zonas seguras viene de lejos. Ciudades como Valladolid han trazado el suyo y, en la pasada legislatura, el asunto llegó al pleno municipal. El grupo municipal Ganemos planteó elaborar un registro de zonas poco iluminadas como parte de un mapa de zonas de paso inseguro. La idea no prosperó, pero se rechaza asegurando que no había dotación presupuestaria para ello.
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A pesar de ello, los grupos de la oposición han vuelto a sacar el tema en las comisiones informativas del Ayuntamiento de Salamanca con posibles competencias, como Salud Pública y Fomento, solicitando hacer un mapa de falta de iluminación aprovechando los fondos disponibles para la inversión en nuevas luminarias led, que se han instalado en toda la ciudad.
En 2021, el grupo municipal socialista plantea una moción para hacer este mapa de zonas de riesgo, pero PP y Cs se oponen a ello. El PSOE y la oposición defendieron entonces aplicar perspectiva de género en las políticas de iluminación y en proyectos como Tormes+ y Savia, en los que buena parte de las actuaciones incluyen refuerzo de instalaciones lumínicas.
La concejala de IU, Virginia Carrera, planteó el problema de las zonas de paso en sombra, calles estrechas donde los edificios hacen inútiles las farolas, y exigió un análisis detallado de la calidad de la iluminación de la ciudad.
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Sin embargo, la propuesta fue rechazada al considerar el equipo de Gobierno que la iluminación pública de la ciudad es de suficiente calidad e intensidad. Así se manifestó también cuando la normas de ahorro obligaron a apagar las luces de escaparates, tiendas y edificios a las diez de la noche, momento en el que se pudo comprobar que no había problemas de falta de iluminación en la capital.
No obstante, el problema existe. Hay zonas donde la iluminación pública es insuficiente o donde al caer la noche la situación cambia radicalmente, por ejemplo, en los parques. Pero no es sólo una cuestión de alumbrado urbano. Infraestructuras como pasarelas y puentes, grandes avenidas con poco tránsito, pasos inferiores, el paseo fluvial... son lugares donde, cuando ha caído el sol, la sensación de riesgo acompaña a quienes los frecuentan, sean o no mujeres.
Parques
Los parques de la ciudad, desde los más céntricos a los más periféricos, cambian totalmente en cuanto cae la noche. Con más o menos luz, son lugares de vegetación densa y donde cualquiera nos puede dar un susto. Algunos, además, están bastante apartados. Así cambia la ciudad, de la noche al día.
Puentes, pasarelas y túneles
En este tipo de infraestructuras importa tanto la iluminación como el riesgo de no tener hacia dónde correr si tememos una agresión. La capital cuenta con numerosos puentes que cruzan el Tormes y sólo los más céntricos se libran de esa sensación de inseguridad.
Lo mismo ocurre con pasos inferiores como el del apeadero de La Alamedilla o con los pasos ferroviarios de este mismo lugar o los dos a ambos extremos de la estación de tren, lugares no siempre concurridos que pueden ser escenario de encerronas. Las pasarelas de impulsión, como la recién actualizada en Tejares o la que hay para cruzar hacia La Fontana, también dan miedo.
Pasarelas ferroviarias
Salamanca ha hecho un esfuerzo por mejorar la permeabilidad de los barrios atravesados por la línea ferroviaria con nuevas pasarelas, pero estas instalaciones tienen el mismo problema que túneles y puentes. Las que se han arreglado en Tejares o Chamberí son lugares poco frecuentados y que obligan a un trayecto largo que complica una huída.
Parque fluvial
Uno de los puntos críticos de la sensación de peligro es el parque fluvial, en todos sus tramos, a ambos lados del Tormes. Está plagado de zonas que, al caer el sol, quedan oscuras o apartadas y además tienen poco tránsito según las épocas, y es fácil que alguien se oculte entre la maleza en algunos tramos. Ha sido escenario de alguna agresión.
Zonas poco transitadas
Varias de las grandes avenidas de la zona de expansión de la ciudad son áreas poco habitadas y con largos paseos sin afluencia; es el caso de la zona de La Platina, pero también de tramos al Norte de la ciudad o en la bajada por el campus Miguel de Unamuno. Este problema no es patrimonio exclusivo de zonas poco pobladas: el acceso al barrio de San José, la avenida Reina Berenguela o las calles próximas a la estación de trenes sufren circunstancias parecidas.
El mapa que hemos trazado es el del riesgo, pero también el de la cautela. No se trata de señalar lugares como directamente peligrosos, pero sí de apuntar los puntos de la ciudad que reúnen una serie de características, y no sólo de carácter subjetivo.
En los últimos años, espacios públicos de la capital han sido escenario de delitos y agresiones de índole sexual. Ahí están los casos de las violaciones en las ruinas del MercaSalamanca o en el caserón del paseo de la Estación; la registrada en unas ruinas del paseo fluvial donde también ha habido intentos; los casos de acoso en el Campo de San Francisco o la plaza de Colón; o las agresiones en zonas urbanas apartadas o desgradadas.
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