La nueva cara del barrio más degradado de Salamanca

En los próximos días, la empresa promotora del ARRU de La Chinchibarra va a entregar las primeras obras finalizadas. Será entonces cuando los vecinos estrenen los ascensores, que son la novedad absoluta de una transformación que se aprecia hasta en el color, que ha pasado de rojo ladrillo a un moderno blanco con toques grises.

El cambio es radical y se puede apreciar recorriendo las calles que forman el núcleo concreto de la actuación, que va a ser una de las más exitosas hechas nunca de su tipo en toda Castilla y León. Las obras están transformando por completo edificios obsoletos y, en pocos metros, podemos hacer un viaje en el tiempo de 60 años desde lo que era uno de los conjuntos peor conservados de la ciudad a un futuro moderno y eficiente.

El barrio de la Chinchibarra es un sector con forma de triángulo incrustado en Garrido y que hace de puente entre la Salamanca urbana y la parte de la capital que todavía tiene un carácter rural. En 1960 se proyectaron allí varios bloques de viviendas de protección oficial en dos promociones. Por entonces, estaban en medio a la nada, con la única presencia del depósito de aguas que domina todo el área. Aquellas viviendas se construyeron bajo las normas del momento, con su característico ladrillo exterior, sin ascensor y muchas, sin calefacción, algo no tan extraño en su día, pero insólito en pleno siglo XXI.

Lo que en tiempos eran las condiciones mínimas de habitabilidad, se ha mantenido casi intacto durante 60 años. Si ya era lo imprescindible en su día, las construcciones habían quedado completamente superadas. Los edificios no cumplían, ni podían cumplir como estaban, con los más esenciales requerimientos de accesibilidad y eficiencia. Además, el mantenimiento había sido mínimo porque la economía de sus habitantes no daba para más. Décadas de abandono habían convertido el núcleo central del barrio en una de las zonas más degradadas de la capital.

En estos momentos, según el piso tipo, en la capital el 82% de las viviendas tiene ascensor y el 75% son accesibles, mientras sólo el 2,5% no tienen calefacción: en los bloques de la Chinchibarra los porcentajes se multiplican y se invierten, con sólo un 25% de pisos en la zona con ascensor (y ninguno en el núcleo del ARRU), un 15% sin calefacción y grandes problemas de accesibilidad.

Como resultado de esta situación, las condiciones de vida habían empezado a empeorar. Los niveles de paro, envejecimiento y aislamiento de su población no paraban de subir, mientras los propios pisos empezaban a expulsar a vecinos que se marchaban a zonas con mejores calidades en la capital. Al tiempo, las condiciones de los que se quedaban iban empeorando.

Cuando se inician los estudios, se constata un alto grado de envejecimiento de sus vecinos, muchos con grandes problemas de movilidad y nivel adquisitivo medio-bajo. La dinámica del área es negativa, el deterioro y la falta de accesibilidad de los pisos ha hecho disminuir su precio, mientras sus vecinos son cada vez más hogares unipersonales, nuevos propietarios con bajo nivel adquisitivo e inmigrantes o, directamente, los pisos iban quedando vacíos. Su futuro era el de un área degradada cuando está a diez minutos de la Plaza Mayor.

Es ahora cuando sorprende que estas construcciones hayan permanecido así tanto tiempo, que es como se las han encontrado los impulsores de la transformación. La lucha se ha prolongado durante muchos años y su éxito ha tenido varias claves. Para resolver la situación, había que tener en cuenta las particulares condiciones de vida de los vecinos. En los estudios previos se llegó a la conclusión que, como mucho, el coste que podrían asumir no superaría los 10.000 euros.

Lo primero fue convencer a los titulares y en eso ha tenido un papel fundamental la impulsora de la idea y ahora presidenta de la asociación constituida, Rosa Sereno. Lo que empezó como una pelea con el Ayuntamiento de Salamanca para intentar poner ascensores y arreglar las calles interiores ha acabado con una transformación total de 20 portales que se habían quedado obsoletos.

Desde el primer momento, la respuesta fue positiva y pronto se captó el interés de todas las comunidades. Tras convencer a todos los vecinos, en 2019 se pudo firmar el acuerdo para el Área de Regeneración Urbana del barrio de la Chinchibarra, un instrumento fundamental porque iba a dar acceso a las subvenciones necesarias. Se consiguió también la cooperación de las tres instituciones implicadas, Ayuntamiento de Salamanca, Junta y Gobierno central, que han aportado fondos y, en el caso del municipio, se ha hecho cargo de la urbanización de calles interiores.

El área de actuación lo forman 20 bloques de diez viviendas dentro del perímetro de las calles Chinchibarra, Olmos, Crisantemos y Olivos, más del portal del número 24 de la calle Chinchibarra. La actuación se hará en dos fases, ahora en 14 comunidades de 20, de las cuales se entregan ahora las primeras obras finalizadas; y el resto se hará con una nueva declaración de entorno y financiación europea Next Generation.

A cambio de esa cantidad, los edificios reciben nueva envolvente y nueva cubierta con propiedades aislantes de última generación. Se completa con ventanas y con nuevos balconcillos que cambian el aspecto exterior. Además, se montan ascensores que llegan hasta el último piso y que se acompañan con nuevas escaleras adaptadas a la normativa, que no tienen nada que ver con las originales.

Y, ¿cuánto va a costar esta transformación? Según la promotora, el coste total por vivienda recibe un 65% de subvención y cada vecino tendrá que aportar del orden de 7.000/9.000 euros, por debajo del límite que se había marcado. Es el coste de un cambio de cara que para vecinos que nunca han tenido ascensor va a ser más bien un cambio de vida.

Según los datos del Ayuntamiento de Salamanca, la ejecución de la primera fase del ARRU Chinchibarra se realiza sobre un total de 140 viviendas, distribuidas en 14 comunidades, de las que se beneficiarán 350 personas, con una inversión total de 3.580.352,74 euros, de los que 2.690.944,87 euros corresponden a las obras de rehabilitación; 680.000,00 euros a las obras de urbanización y 209.407,87euros a la gestión.

Actualmente, se han realizado ya el 70% de los trabajos en cubierta y en ocho portales ya han completado la fase más compleja de la estructura metálica de ascensor y escaleras, que incluyó el derribo de las existentes. Se encuentran ya montados los 3 ascensores de los portales de Hortensias número 1, Margaritas números 1 y 3 , los cuales se espera poner en marcha de forma paulatina; según la promotora, están ya probados y a falta de autorizaciones de industria. Se prevé que las obras en estos portales estén terminadas al 100% a finales de febrero. El aislamiento envolvente en las fachadas está al 80% de su totalidad, terminado en 9 de los 14 portales e iniciado en 4 más.