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Para ellos ha llegado el momento del hartazgo. Muchos llevan años soportando el nauseabundo olor que con demasiada frecuencia se cuela en sus casas. Cuando se fueron a vivir a Villamayor buscaban tranquilidad y poder pasar el tiempo al aire libre. Dar largos paseos cerca del río, disfrutar sentados en sus jardines. Les parecía un entorno paradisíaco, adaptado a su estilo de vida, necesidades y sus aficiones. Pero no contaban con que ese deseo iba a verse truncado por la actividad de una fábrica.
Hace unos días, el problema explotó. Los vientos llevaron el fétido olor hasta el municipio de Salamanca y su ayuntamiento denunciaba la nube de olor fétido. Después, las protestas de ayuntamientos del alfoz han ido creciendo, los vecinos se han concentrado y la Junta ha iniciado un procedimiento, pero hace meses que la situación es insoportable.
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En los últimos meses el problema ha aumentado, tanto en frecuencia como en alcance, y no están dispuestos a seguir aguantando. Por ello, a pesar de que algunos comenzaron a luchar para pedir el final de los olores desde que éstos comenzaron, ahora son más los que se están uniendo a esta lucha contra las consecuencias no deseadas de una industria que temen que no solo les está molestando, sino que también podría estar dañando su salud.
Pero eso no es todo. Entre los vecinos están saltando todas las alarmas porque aseguran que ya hay aprobada una planta de biogás y hay una nueva propuesta para realizar una planta de transformación de purines «muy grande», por parte de una multinacional, que ha comprado los terrenos al lado de la papelera, a sólo 5,6 kilómetros del centro de Salamanca.
Sin saber todavía cómo será el futuro en la zona, hablamos con varios vecinos que nos cuentan cómo afecta a su día a día la actual fábrica. Y cómo eso ha hecho que algunos destinen parte de lo que antes era su tiempo libre a organizarse, investigar y realizar toda clase de trámites para tratar de acabar con el problema actual.
Carmen Fernández es una de las pioneras de esta lucha. Lleva viviendo en la urbanización Vega de Salamanca, muy cerca de la fábrica, desde el año 2000 y cuando empezaron los problemas, en torno a 2007 y 2008 empezó a participar en la comunidad que se creó para tratar de frenar los olores. Desde entonces la situación ha empeorado mucho. «Hay veces que tienes una nube enfrente y no puedes vivir, no te digo los que están en Gudino».
Carmen Fernández
Vecina
Pero si ha habido un momento de inflexión en el que todo empezó a ir peor fue durante la pandemia. A pesar de tener jardín estaban condenados a estar encerrados en casa sin casi salir, y cuando el olor penetraba en sus hogares no había forma de sacarlo. «Ha sido horrible», denuncia.
Cuando Iñaki Rodríguez se mudó a Villamayor pensaba que vivir allí era un paraíso. «Es una maravilla» afirma: junto al río, avenidas amplias, mucho espacio. Encargó el proyecto en 2020 y es un vecino reciente, pero por su afición al deporte, como es el caso del ciclismo, ha estado visitando la zona con frecuencia desde años atrás. Asegura que antes los episodios, aunque también desagradables, eran «esporádicos y más suaves». Pero a partir de 2022 empezaron a ser más agresivos y «no te permite disfrutar de la vivienda, de tu porche, de los vecinos, de hacer vida en el exterior que en un sitio como este se puede aprovechar seis meses al año».
Iñaki Rodríguez
Vecino
Y ya este verano ha alcanzado cotas que consideran inadmisibles. «Ha sido terrible, con episodios de olor de tener que meterte corriendo en casa, casi debajo de la cama. Algo exagerado, un olor nauseabundo que empezaba por la noche y que por la mañana seguía igual», asegura. «Desde que esta gente de Magnun Capital cogió la participación de la fábrica es inaudito lo que están haciendo, exagerado».
Salir a dar una vuelta con bici por la urbanización es una de las aficiones de Charo Castro y Paco Vergara. Viven El Arca, desde el año 2006 y aseguran que hasta ahora no habían sufrido los olores. Pero este año ha cambiado todo. «Nos han llegado los olores, que es anormal totalmente», antes llegaba a lo mejor una vez ocasionalmente, se quejan.
Charo y Paco
Vecinos
Cada día tienen por costumbre hacerse todo el recorrido de Villamayor en bici. Por la mañana y a veces por la tarde, pero «el olor es insoportable en nuestra casa abrir la ventana algunas noches ha sido imposible, pero llegando a la zona de El Canto y antes el olor es insoportable», lamentan.
El caso de Inma Herrero es mucho más duro. Tiene un hijo con una discapacidad y problemas respiratorios severos. Se fue a vivir a Villamayor para evitar la contaminación de la ciudad y buscando lo mejor para su salud.
Soñaba con tener un jardín al que poder sacarle y que pudiera pasar tiempo al aire libre. Si hacía una piscina podría hacer la rehabilitación que necesita en ella. Además, estaría cerca de ASPACE, donde van muchos otros niños con problemas similares.
Inma Herrero
Vecina
Dar el paso suponía una fuerte inversión, porque «vivir aquí no es fácil ni barato», pero no era un mero capricho, sino una forma de conseguir más calidad de vida para su hijo de 17 años que hace pocos años estuvo a punto de morir.
Ahora cree que se ha equivocado con la decisión, con los olores no se arriesga a sacar a su hijo, que depende de respiradores y otros elementos, al exterior. «Ya pasó dos años en el hospital y está vivo de milagro», explica. «El olor de la fábrica es irrespirable», describe con rabia y preocupación. «Es muy duro, encima me he metido hasta el cuello», lamenta.
Para la plataforma Cuidamos Villamayor, la petición de paciencia del director general de Medio Ambiente llega tarde. Se les ha agotado tras tres años de denuncias, auditorías y trámites que no han dado resultado alguno.
En este sentido recuerdan que en mayo de 2022 tras la denuncia realizada por la asociación Vega de Salamanca la Junta llevó a cabo una auditoría de inspección que se publicó en diciembre de 2022 y recoge ya la propuesta de oficio de la revisión integral de la Autorización Ambiental Integrada.
Después en septiembre de 2023, tras mucho insistir desde la asociación se realiza nueva auditoría de inspección que vuelve a recoger la propuesta de oficio de la Autorización Ambiental Integrada. No fue hasta marzo de 2024, tras la insistencia de la asociación y el Ayuntamiento de Villamayor cuando se publicó la revisión de oficio de la AAI.
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«Ahora nos dice que se realizarán modificaciones en el primer trimestre del año del 2025, llevamos tres años de paciencia», lamenta Ruperto Sánchez, portavoz de la plataforma que no está conforme con las modificaciones que se ha dicho que se van a acometer.
En concreto se ha anunciado que la AAI será similar a la implantada en Findus España de Valladolid en mayo de este año. Ciudamos Villamayor la ha estudiado y afirma que no es suficiente porque se trata de empresas que trabajan con productos y subproductos muy diferentes, nada tienen que ver. La plataforma asegura que existen unas Mejores Técnicas Disponibles (MTD), marcadas por la Unión Europea y hay unas muy concretas que se deben exigir a este tipo de empresas, como la MTD 25, que es la que ellos reclaman.
Mientras tanto desde la plataforma Cuidamos Villamayor insisten a todos los afectados de Salamanca en que usen la aplicación gratuita Nasapp para registrar los olores. Los usuarios pueden darse de alta con una cuenta de correo electrónico y una contraseña y no tiene publicidad. Con esta herramienta se elaboran mapas de olor colaborativos de ciencia ciudadana que permiten conocer a tiempo real dónde se han producido olores de forma que se pueda hacer un seguimiento que permita mejorar la calidad del aire y de la vida de los ciudadanos.
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