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Un instante del taller práctico impartido por Pedro Bautista, de Baucan. Álex López

El plan de Salamanca que pretende mejorar el bienestar de los perros

El Ayuntamiento de Salamanca en colaboración con el Club Canino Baucan ofrece un curso cuyo objetivo es tener un can equilibrado y la relación con sus responsables a través de distintos juegos

Ana Carlos

Salamanca

Lunes, 16 de octubre 2023, 08:30

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Si pasea por la calle en Salamanca, como sucede en la mayor parte de las ciudades españolas, tiene más probabilidades de cruzarse con un perro que con un menor de 14 años. Según el dato registrado el pasado 4 de octubre, en Salamanca hay censados un total de 14.703 perros.

Estos peludos y cariñosos animales nos han acompañado desde los albores de la humanidad. Durante mucho tiempo ellos nos aportaban ciertas labores y nosotros a ellos alimentos. Y aunque en algunos casos todavía queda parte de esa vertiente de ayuda en la relación, actualmente y de forma mayoritaria lo que valoramos en ellos es su compañía. Eso los ha hecho proliferar en una sociedad individualista en la que con tanta frecuencia nos sentimos solos.

Estos cambios en la relación con canes y otros animales tiene su reflejo incluso en la legislación ya que desde hace pocas fechas han dejado de ser considerados como meros objetos materiales para pasar a ser seres sintientes en España. El aumento del número de perros en las últimas décadas también ha cambiado la ciudad. Para ellos el Ayuntamiento de Salamanca ha creado más de una treintena de áreas para perros repartidas por todos los barrios para que los animales puedan jugar, correr libremente y hacer sus necesidades.

Pero tener un perro es una responsabilidad que requiere de un aprendizaje. Para conseguir que esté sano, feliz y equilibrado no basta con cubrir sus necesidades básicas de alimentación, higiene, cuidados veterinarios y que salga a la calle a hacer sus necesidades tres veces al día. También son necesarios juegos, paseos de calidad y una buena sociabilización, entre otros factores.

Aprender jugando

Pedro Bautista, director del Club Canino Baucan, imparte desde el pasado 7 de octubre un curso de Dog Play que concluirá el próximo día 21 y que tiene como objetivo mejorar el bienestar de los canes y la relación con sus referentes humanos a través del juego. Estos talleres se enmarcan dentro de las actividades educativas que el Ayuntamiento, a través de la Escuela Municipal de Salud, pone en marcha para la tenencia responsable de animales.

Bautista destaca la importancia del juego como herramienta de educación para los perros. Sirve para establecer normas y marcar límites, algo que no se consigue con una figura autoritaria dando voces. Por ello, tras la charla teórica de la primera sesión, el taller consta de dos sesiones prácticas en las que los participantes practican distintos juegos para utilizar en casa y en la calle con distintos objetivos.

Una parte de ellos buscan estimular mentalmente a los perros y que a través de ello la gasten energía acumulada. Por ejemplo, 15 minutos de ejercicios de olfato tienen el mismo efecto para el cerebro que 75 de ejercicio físico intenso. También hay juegos para mejorar el vínculo del humano con el perro, que contribuyen a mejorar la comunicación entre ambos y que requieren una participación activa por ambas partes. «Lanzar la pelota cien veces no sirve, lo haría igual un lanzador de pelotas», insiste el educador canino.

Otra vertiente de los juegos son aquellos que contribuyen al equilibrio y la propiocepción de los perros. «Son como el yoga para el humano», detalla.

Ejercicio físico y una vez por semana un paseo suelto

Para un perro estar 10 horas solo encerrado en un piso es demasiado tiempo. Y no solo porque necesita hacer sus necesidades, sino porque precisan otros estímulos y hacer ejercicio físico, prosigue el adiestrador.

Lo ideal es que realicen actividades durante al menos una hora y media o dos diarias, saliendo entre tres y cinco veces al día. Sacarles tres veces y el tiempo estricto para que hagan sus necesidades es a todas luces insuficiente, destaca Bautista, que asegura que este patrón suele ser fuente de problemas. Necesitan su tiempo para olfatear, recibir estímulos y disfrutar de un paseo de calidad, recibiendo la atención de su referente humano.

Por suerte, las zonas para perros en Salamanca han mejorado. Se están creando muchas que permiten a los animales correr y moverse libremente y que nada tienen que ver con los primeros pipicanes de 20 metros cuadrados. El mejor parque canino de la ciudad es el de El Baldío, en La Aldehuela, con más de 115.000 metros cuadrados, señala.

Álex López

Pedro Bautista desmonta algunos mitos sobre los perros. A la hora de tenerlos en un piso, no hay que pensar en su tamaño, sino en su raza. Tampoco hay que fijarse en modas o la apariencia física a la hora de elegir un can.

Razas como el border collie, el pastor belga malinois que ahora están muy en boga, como lo estuvo en su día el pastor alemán, necesitan mucho ejercicio. Eso sucede en general con las razas que tienen altos niveles instintivos y que tradicionalmente se han dedicado a la caza, la presa, el pastoreo o la protección. Y en este abanico las hay grandes y pequeñas.

Por ello antes de adquirir un animal hay que preguntarse si se van a poder cubrir realmente estas necesidades. No todo el mundo puede tener cualquier perro, recalca. Desgraciadamente, muchos abandonos están relacionados con este fracaso.

Tener espacio en casa tampoco es sinónimo de éxito. Un perro que sale lo suficiente a la calle y realiza ejercicio físico y tiene las oportunidades de socializar que precisa puede ser más feliz en un piso de 30 metros cuadrados que otro que viva en un chalé con un jardín de una hectárea que no sale nunca.

Permanecer siempre en un lugar conocido y no estimulante no ayuda al animal, y además puede generarle un instinto de protección del recinto que no le permita descanso ni relajación. Al menos un día a la semana los perros tienen que salir a correr libres y disfrutar un entorno seguro, afirma.

Sociabilizar con humanos y también con otros perros

No todo en la vida de un perro se soluciona con ejercicio físico. Es muy importante que sociabilicen bien tanto con humanos como con otros miembros de su especie. El educador canino señala que hay dos periodos críticos en lo que se refiere a la relación social con otros perros.

El primero es el de la cría. Entre los 0 y los 2 meses la camada debe estar con la madre, algo que se hace en la cría responsable, pero que ha sido un problema durante años con la llegada de cachorros de otros países para su venta a bajo precio. El precio de haber sido separados tan pronto es que se vuelven perros impulsivos y que sufren ansiedad, entre otros problemas porque no han tenido la educación de la madre para equilibrarlos.

También es crítico el periodo entre los 2 y los 6 meses, cuando el cachorro tiene que aprender a estar con otros fuera de su entorno. Si tienen malas experiencias pueden traducirse posteriormente en miedo a otros perros y que estos, a su vez, tengan comportamientos inadecuados que traumaticen a otros perros jóvenes.

También es importante controlar a los perros cuando van siempre al mismo parque. Resulta negativo que puedan formar «manadas» con otros perros y como consecuencia se produzcan problemas de comportamiento. Es importante que el referente humano esté pendiente de si el perro disfruta o no en ese entorno para que no se produzcan conflictos que pueden agravarse. Además, Bautista recomienda que no todas las salidas se hagan al mismo lugar y con los mismos perros. De hecho, entre los siete meses y los dos años, cuando los machos tienen sus hormonas en un momento muy álgido por llegar a la edad adulta, es mejor que eviten estos entornos porque a veces se producen traumas que dejan una huella emocional en los canes.

Propiciar las adopciones con la formación adecuada

Con la Ley de Bienestar Animal todos los titulares con un perro a su cargo tendrán que hacer cursos formativos obligatorios. Previsiblemente serán gratuitos y online. Será un primer paso para prevenir abandonos y mejorar la vida de los animales. Algo que Bautista considera muy importante.

Si con cualquier can es necesario un aprendizaje para poder ofrecerle la calidad de vida que necesita y prevenir conductas no deseadas, con los adoptados es especialmente relevante.

El educador canino hace una comparación muy gráfica: es como adoptar un niño procedente de un país en guerra. La persona que se responsabiliza de él tiene que saber que ha sufrido mucho y arrastra una serie de traumas que habrá que tratar.

No sirve solo tener buena voluntad, incluso experiencia con otros perros. Es una situación diferente que hay que encarar desde las primeras semanas, paso a paso para que no se produzcan problemas que deriven en un nuevo abandono. Un animal puede haberse portado muy bien en el entorno de una entidad protectora, que ha sabido tratarlo, pero al llegar a casa la reacción puede ser muy diferente.

En estos perros se multiplican las posibilidades de que genere hiperapego con su humano de referencia, que tengan ansiedad por separación y otros problemas. Pero se puede buscar una solución desde el principio con la formación adecuada.

La concienciación de la sociedad respecto a estos asuntos va en aumento. Quizá en unos años siga creciendo y, unida a la formación, permita que España deje de tener una de las tasas de abandono de animales más altas de Europa.

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