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Furgonetas y dos grúas en el interior de la Plaza Mayor esta semana. José Manuel García

La Plaza Mayor cumple 50 años sin coches, pero con problemas de tráfico

La plaza sufre una intensa circulación medio siglo después de que empezaran a aplicarse restricciones: el carga y descarga sigue siendo intenso

Félix Oliva

Félix Oliva

Salamanca

Lunes, 19 de diciembre 2022, 08:06

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Salvo por ocasiones como la de este domingo en el Guardia Urbano, los coches no han vuelto a entrar para la circulación habitual en la La Plaza Mayor. El monomento ha cumplido este domingo, 18 de diciembre de 2022, medio siglo con restricciones al tráfico, pero lo hace en un momento en el que la circulación sigue siendo intensa en el interior del ágora sin que haya podido ponerse remedio no solo al volumen de vehículos que alberga, sino a determinadas malas prácticas. A pesar de los numerosos intentos, resulta paradógico que un lugar en el que por reglamento no está permitido circular sufra el trasiego que tiene.

El principal causante de esta situación es el tráfico del carga y descarga, aunque no es el único. A diario, decenas de furgonetas y camiones de reparto circulan y ocupan el espacio central de la plaza para abastecer a los negocios del ágora. A ellos se suman los vehículos que se ocupan de la instalación y desmontaje de estructuras como la campana de Navidad, los diversos escenarios o las casetas de las Ferias del Libro, por poner algunos ejemplos.

Todos provocan un ir y venir de vehículos que es intenso en las horas marcadas para el carga y descarga, desde las 7.00 hasta las 10.30 de la mañana. El vídeo de esta información permite apreciar en unos pocos segundos el movimiento de camiones y furgonetas en el interior de la plaza durante las horas de los portes y entregas.

En ocasiones, son hasta treinta los vehículos que permanecen o circulan a un tiempo por la Plaza Mayor, un problema detectado hace años, en la pasada legislatura, y que se ha intentado atajar sin éxito. Sus consecuencias, la presión que recibe el monumento, daños al pavimento (se cambiaron las losas en 2018 por casi 250.000 euros) y a elementos como arcos (rozaduras) y farolas (dos fueron derribadas por camiones), además del riesgo para los peatones.

A 20 y con límite de peso

La ordenanza de carga y descarga aprobada en 2021 establecía unas nuevas normas para las labores de suministro y paquetería. Se divide la ciudad en dos áreas, centro y resto de ciudad, y varias zonas. La A es de prohibición de circular, comprende el tramo de la calle Toro entre la Plaza Mayor y la plaza del Liceo; el tramo de la calle Prior entre la Plaza de Mayor y la calle Espoz y Mina; el tramo de calle Bordadores entre la calle de las Úrsulas y la Plaza de Monterrey; y la totalidad de la Calle Concejo y de la Plaza de la Libertad.

La B es la de la Plaza Mayor, Poeta Iglesias y Rúa, donde se limita el carga y descarga al horario de 7.00 a 10.30, media hora menos que con la anterior norma. La C es para el resto de calles peatonales, con horario de 7 a 11. Además, se marcan 18 islas para poder aparcar vehículos de reparto en horarios más amplios.

De paso, se limita el peso para poder acceder a Plaza Mayor, centro y calles peatonales, máximo 10.000 kilos, se establece un sentido único de circulación, por la derecha, y una velocidad máxima de 20 km/h.

El problema fue denunciado en 2016 por el entonces concejal socialista Arturo Santos y se tomaron algunas medidas. Existían desde 2007 unas normas para circular en la plaza, con puntos de entrada y salida, sentido de circulación y horario de 7.00 a 11.00 horas, pero se incumplían sistemáticamente.

En algunos momentos, la plaza albergaba hasta una treintena de vehículos que ocupaban su perímetro interior, era habitual ver furgonetas horas y horas allí estacionadas, no había controles de acceso, se circulaba en contradirección y se usaba la plaza como atajo. Años atrás, los arcos de entrada sufrían los raspones de las cajas de los camiones más altos. Tras evidenciarse la situación, se tomaron algunas medidas como poner una pareja de Policía Local a vigilar el tráfico, con el compromiso de volver a regular la situación con una nueva ordenanza de carga y descarga, de 2021, que rige ahora y que no termina de atajar los problemas.

50 años 'sin tráfico'

El tráfico en la Plaza Mayor no es algo nuevo. Entre 1954 y 1955 sendas mediciones de la Policía Local y el diario 'El Adelanto' midieron una intensidad de tráfico entrando en la Plaza por los arcos de la Lonja y la calle Zamora de 2.030 y 3.238 vehículos, respectivamente. Fue cuando la plaza quedó diáfana en su interior y adoptó el formato que ha llegado a nuestros días.

Por entonces, Salamanca tenía menos de 5.000 vehículos matriculados en total y entraban en circulación poco más de 60 turismos al año y 300 vehículos en total, la mayoría motos (unas 200 al año), nada que ver con los niveles actuales. El parque móvil había experimentado un fuerte crecimiento y, de los 945 vehículos totales en 1925 se había pasado a casi 5.000 tres décadas después, en 1955, y soloo cinco años después, en 1960, eran más de 11.600, según los datos de la DGT.

En 1958 se permitió aparcar dentro de la plaza a 60 coches y en 1966 se planteó incluso un aparcamiento subterráneo bajo su superficie

La intensa circulación de sus tiempos abierta al tráfico llegó a animar a las administraciones a probar con experimentos como un aparcamiento para 60 coches (1958) que dura dos meses, pero que regresa dos años después. O a plantear un aparcamiento subterráneo en 1966, que se desestima. La presión del tráfico se mantiene, pero un proyecto de ordenación de la plaza pone límite al imparable aumento de coches en la plaza.

El veintitrés de diciembre de 1971 salían definitivamente los servicios de autobuses urbanos de la Plaza. Un año más tarde, el 18 de diciembre de 1972 el tráfico rodado por el interior quedó reducido a entrar por el Arco de San Pablo y a salir por el propio de la calle Toro. Finalmente, el Bando de Alcaldía del entonces alcalde Pablo Beltrán de Heredia, el 21 de diciembre de 1973 prohibía definitivamente el tráfico por ella. Pero medio siglo después esa prohibición no impide que la circulación sea intensa por momentos.

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