Los quioscos pierden su sitio en Salamanca por falta de interés en el negocio
Sólo once de los últimos quince que han salido a concurso seguirán abiertos, pero el resto no los ha querido nadie, mientras siguen retirándose todos los que no tienen uso
Los quioscos de calle siguen su lenta desaparición en Salamanca y en breve no quedarán más que un puñado para una actividad hasta hace pocos años imprescindible. Sin embargo, en este momento tienen poca demanda y la prueba es el último concurso municipal para seguir explotándolos, en el que una tercera parte no han encontrado quien los mantenga abiertos.
El pasado mes de febrero, el Ayuntamiento de Salamanca abría el concurso para quedarse con la explotación de los últimos quioscos de calle de la ciudad. En la oferta, quince ubicaciones que se ofrecían por un precio de partida de 40 euros al mes, un coste muy reducido que no ha sido suficiente incentivo.
Según confirma el consistorio, más de tres meses después el proceso está listo para concluir. Hasta ahora, se han adjudicado once de los quioscos ofertados y cuatro han quedado desiertos. En concreto, son los de Doña Urraca, semiesquina con Federico Anaya; Maestro Jiménez, esquina con Maestro Lleó; Paseo de San Vicente, semiesquina con Filiberto Villalobos; y el que hay en María Auxiliadora junto a la iglesia. Una adjudicación a la espera de que presente toda la documentación. ¿Qué ha fallado?
Concesión de espacio
La idea era adjudicar un quiosco por licitador, pero no se ha encontado interesados más que para once de los quince. Uno de los motivos son las condiciones de la licitación. Aunque el precio es muy atractivo, la realidad es que lo que se paga es un precio por ocupar un espacio en la calle, no por el uso del quiosco como recinto.
Pasadas unas semanas de la licitación, el consistorio aclaró que la licitación daba derecho a ocupación de dominio público y que los interesados deberían aportar el quiosco en sí para realizar la actividad. Eso ha reducido los posibles interesados a aquellos que ya están tras el mostrador y ha podido surtir el efecto contrario a la hora de atraer interesados. Aunque la tasa de la concesión de espacio es baja, el negocio cambia si hay que asumir el coste del quiosco.
Además, ya no quedan quioscos antiguos que explotar en Salamanca. La merma del negocio en los últimos años ha llevado a muchos quiosqueros que los mantenían abiertos a renunciar. Eso ha dejado muchos vacíos o con carteles de traspaso, y estos son los próximos candidatos a desaparecer. El último ha sido el de la Gran Vía.
En los últimos meses se han retirado de la calle una quincena porqe muchos de los quioscos que operaban en la capital eran propiedad de las personas que los explotaban; una vez han dejado la actividad, por jubilación o cese de negocio, se ha procedido a levantarlos de la calle. Una quincena ha ido al desgüace en las últimas semanas y los supervivientes son un tercio de los que había.
