La reconocida tienda de Salamanca con casi medio siglo de historia: «Antes era más fácil»
Cortinas Emilio Paradinas inauguró su tienda en los años setenta en Federico Anaya y Alberto, la segunda generación tomó el relevo hace tres décadas para orientarlo a la decoración
Alberto era solo un niño y ya estaba entre cortinas. Veía a su padre, su maestro, construir entre telas lo que sería un negocio familiar. Recuerda el día de la inauguración en la tienda de Federico Anaya en el año 1977. «La ilusión con la que vivimos toda la familia la apertura», comenta. Quizás experimentar esa intensidad de las primeras veces fue lo que le motivo a meterse de lleno en Cortinas Emilio Paradinas, en el corazón de Garrido. «Yo dejé de estudiar a los 15 años y ya son más de cuarenta años los que llevo aquí», comenta Alberto 'Paradinas', como le conocen todos.
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Esta segunda generación tomó el relevo completo hace treinta años cuando su padre su jubiló y tenía algo claro: continuar con el legado que su padre había construido durante tantos años. Y es que todo empezó mucho antes. «Mi padre empezó a trabajar con 14 años como botones en Almacenes Paradinas que estaba situado en la Plaza del Ángel, detrás de lo que era el Gran Hotel», adelanta Alberto. Años más tarde, le llegó la oportunidad de tomar el negocio y no se lo pensó. «Desde luego fue una buena decisión», apostilla su hijo.
Casi medio siglo ha pasado desde entonces y todo ha cambiado, también el barrio donde se asentaron. «Aquí había muchísimo niño, mucha natalidad y el barrio estaba en plena expansión», añade Alberto. El declive del comercio tradicional también se ha extendido a Garrido que, donde cada vez quedan menos de los de siempre. «Aquí antes nos conocíamos todos, ahora de los de toda la vida quedamos el zapatero, el ferretero y yo», explica con cierta nostalgia.
Y los que aún resisten tienen claro cuál es la clave para seguir con esa permanencia. «La gran baza que tenemos nosotros es que somos profesionales y al cliente le gusta que le aconsejen y se lo den todo hecho», apunta. En Cortinas Emilio Paradinas miden, confeccionan a medida, instalan y dejan al cliente «el elegir las telas, de todo lo demás nos encargamos nosotros», apunta. Algo que no da internet, ni las grandes superficies ni las franquicias. Algo que se está perdiendo. «No hay relevo generacional».
¿Cualquier tiempo pasado fue mejor?
En esa situación se encuentra también este mítico negocio de Salamanca. «Mis hijos no quieren continuar, cuando me jubile esto no va a continuar», lamenta. Preguntado el por qué de esa falta de continuidad, comprende que los tiempos de 'herencias comerciales' han acabado. «Ahora estudian y quieren dedicarse a otras cosas y trabajar de manera distinta. Yo entiendo que no todo el mundo vale para estar detrás de un mostrador de cara al público», sentencia Alberto. Y es que todo lo que sabe de eso se lo enseñó su padre y ahora no hay quién lo quiera aprender.
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También es cierto que poco tiene que ver la experiencia que adquirió su padre a mediados de los años cincuenta con las vivencias actuales. «Entonces era más fácil porque la competencia que había era muy limpia, la tienda de la esquina vendía lo mismo que tú, sí, pero estaban al mismo nivel», explica relacionándolo con la competencia salvaje que existe en la actualidad. «Hoy en día con internet es una locura», concluye.
Una trayectoria conocida y reconocida
Hace apenas unos días, Alberto Vicente recogía el reconocimiento otorgado por el Ayuntamiento de Salamanca en la Gala del Comercio a su trayectoria profesional. Un premio que pone en valor el arrojo de un padre para tomar las riendas del negocio y la perseverancia de un hijo por mantener el nombre de Paradinas en la historia del comercio de Salamanca. Un aplauso merecido extendido al casi medio siglo de historia de Cortinas Emilio Paradinas.
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