La única tienda especializada en reptiles en Salamanca que llegó a tener el cocodrilo del Nilo
Isla Mascota, en la calle Ayala, es de las pocas tiendas de animales que resisten en la capital obligadas a adaptarse a las nuevas normativas
Cuando Isla Mascota abrió sus puertas a finales de 2010, en Salamanca apenas había afición por los reptiles. «La gente los veía como bichos raros», recuerda Óscar Bravo, que regenta el negocio. Sin embargo, durante más de una década la afición por este tipo de animales ha ido cambiando. En este tiempo, Isla Mascota -en la calle Ayala- se ha convertido en un punto de referencia para quienes buscan algo más que perros o gatos: hámsters, conejos, peces, pájaros, pero sobre todo anfibios y reptiles, su gran especialidad.
Los comienzos no fueron sencillos y en estos años el sector se ha enfrentado a cambios importantes. Óscar explica que, sobre todo desde la pandemia, las normativas se han vuelto mucho más restrictivas. «Antes se podían vender muchas más cosas y ahora han limitado mucho. Hubo gente que incluso tenía miedo a comprar un hámster o el típico abuelo que criaba canarios de toda la vida por miedo a la nueva ley», recuerda.
Aunque ahora la situación parece más calmada y se pueden seguir vendiendo la mayoría de especies, las limitaciones han hecho que muchos negocios desaparezcan. «Se generó mucha confusión y no quedaba claro. Sacaron una ley con toda la comunidad de veterinarios, tiendas de animales y ganadores en contra», explica.
La tienda ha sabido adaptarse a esos cambios, manteniendo siempre el compromiso con el bienestar animal. Hoy los peces siguen siendo lo más vendido, junto con reptiles como el gecko leopardo. «Es un reptil muy fácil de cuidar, no crece prácticamente nada y es bastante amigable. Tengo clientes de 7 años que vienen todas las semanas a por su tarrina de grillos y se hacen cargo ellos sin ningún problema», cuenta con orgullo. Son animales que no requieren atenciones diarias, lo que los convierte en mascotas accesibles incluso para familias con poco tiempo.
Un hobbie convertido en trabajo
La pasión de Óscar por los reptiles va más allá de la venta. En la tienda muestra con cariño a uno de sus geckos leopardo, una hembra que no está en venta porque forma parte de su colección personal. «Hace poco han criado y han salido dos crías», explica mientras enseña el animal, tranquilo y dócil entre sus manos. Ese apego demuestra que Isla Mascota no es solo un negocio, sino también un lugar donde se cuida y se valora cada especie.
Hoy Isla Mascota es la única tienda especializada en reptiles que queda en Salamanca, e incluso en Castilla y León apenas quedan ya comercios similares. Óscar lo asume con naturalidad, aunque reconoce la dureza de mantener el negocio. «Es una forma de vida: tienes que venir todos los días, incluso los domingos, porque ellos tienen que comer y tener sus cuidados», explica. Y mientras acaricia al gecko que guarda como un tesoro, reivindica que su tienda sigue siendo un lugar único en la ciudad, donde los reptiles encontraron su casa.
El cocodrilo del Nilo en Salamanca
El local ha acogido especies de los más exóticas. Una de las que más llama la atención es el cocodrilo del Nilo. «Era el que se hace enorme, el que se come las cebras en los documentales», describe Óscar. También menciona otras especies y guarda con especial cariño la temporada en la que tuvo dos suricatas - un mamífero africano- en la tienda. «Me hicieron la pandemia más amena». Un sinfín de anécdotas protagonizadas por especies llamativas que han forjado aún más los lazos entre afición y profesión.