Salesas y Labradores desean recuperar la vida social y cultural de 20 años

Algunos barrios de la ciudad lo tienen casi todo. Gozan de numerosos servicios, de un tejido comercial razonablemente bueno, no tienen problemas de accesibilidad ni otros aspectos que preocupen especialmente a sus vecinos… pero tienen la sensación de que les falta algo. Eso es lo que sucede en Salesas y Labradores según explica el presidente de la asociación de vecinos AVESAL, Francisco Gómez Galán.

Durante muchos años el colectivo vecinal ha ido ampliando sus actividades y el número de socios atraídos por ellas. Actualmente tiene unos 800, afirma. Pero los talleres son una actividad de interior. En cierto modo cerrada. Llega solo a quienes participan en ella. Y especialmente tras la pandemia, los vecinos han aprendido a valorar lo que sucede en la calle. Especialmente si está abierto a la participación de todos.

Salesas y Labradores tenían mucho movimiento en los 90 y hasta hace unos 15 años. Eran la zona de moda para salir de pinchos, con unos carnavales muy concurridos y distintas actividades culturales que unían a la asociación de vecinos con centros educativos y distintos colectivos del entorno. Pero ese brillo se fue apagando con el tiempo por muchos motivos.

La población de estos barrios está ahora mucho más envejecida y la sociedad cada vez es más individualista. Sería fácil resignarse a los cambios, pero la asociación se ha marcado como un reto cambiar la tendencia. La zona está manteniendo su población y muchos de sus negocios gracias a la llegada de familias jóvenes y con niños procedentes de otros países. Han vuelto las ganas de salir a la calle entre los vecinos de siempre. Por eso AVESAL, que ya volvió a tratar de resucitar los carnavales este año,

está elaborando un programa de actividades sociales y culturales que pretende recuperar el contacto y el conocimiento de la gente, contando también con el tejido empresarial. Así esperan iniciar el año incorporando novedades que llenen de vida distintos espacios.

Entre los lugares que quieren ver mejor aprovechados está la plaza de la Concordia. Desde su construcción nunca ha sido un rincón especialmente atractivo. «Hay que darle una vuelta para que realmente se disfrute en el día a día, carece de sombra y es demasiado gris», apunta Gómez Galán.

Aunque en ocasiones se instalen en ella la pista de hielo o alguna carpa para alguna actividad o exposición temporal, a los vecinos les gustaría que se convirtiera en un punto de encuentro interesante para los ciudadanos, que fuera más humana, más verde y más cómoda. «Están haciendo muchas cosas con el plan de infraestructura verde, Savia, para reverdecer el centro, pero queremos que estas iniciativas se extiendan también a los barrios», defiende.

No es que Salesas y Labradores carezcan de zonas verdes. Las más importantes son la plaza de Madrid y los jardines de Torres Villarroel, aunque hay otras pequeñas islas. La plaza de Madrid está siendo objeto de mejoras y el representante vecinal se muestra satisfecho con los últimos cambios previstos, que se ajustan a lo que reivindicaban los vecinos desde hace tiempo. En cambio, acerca de los jardines de Torres Villarroel considera que «aunque es el principal pulmón que tenemos está en decadencia, parece un barbecho y está muy descuidado. Necesitan un poco de cariño».

En la apuesta por retomar las calles para disfrute de los vecinos ¿cómo encajan las terrazas de los bares? La mayoría crecieron de forma espectacular durante la pandemia aunque ahora vuelven a redimensionarse. La asociación entiende que su presencia es positiva «siempre que se conjuguen adecuadamente los intereses de los vecinos y de las empresas». «El Ayuntamiento tiene la última palabra para decidir sobre su colocación y su tamaño» pero el presidente vecinal mantiene que hay que prestar atención a su estado. Porque en algunos casos los residentes consideran que «hay que dignificarlas» para evitar que se delimiten de forma precaria y nada atractiva «con paneles y cuerdas» que perjudican la estética del barrio.

Por lo demás, Gómez Galán insiste en que Salesas y Labradores son zonas privilegiadas para vivir. Con buena accesibilidad como precisan, por ejemplo, sus vecinos más mayores; abastecidos de centros educativos y sanitarios. Muy próximos al centro de la ciudad. Tienen cines y bares, un gran centro municipal integrado y buena comunicación por transporte público. «Solo falta conseguir que la gente se vuelva a saludar cuando se ve por la calle», afirma.

La soledad, lamenta, es un problema para muchos vecinos, algo que tratan de evitar con su oferta de actividades lúdicas, educativas, deportivas y culturales para toda clase de gustos y públicos. Desde clases de Zumba a Pilates y Yoga, pasando por Inglés e Informática, hasta bordado charro, un coro, flamenco o guitarra entre muchas otras. Pero, insiste, las nuevas iniciativas que van a impulsar van a aportar una perspectiva diferente que espera que alcancen, de una u otra forma, a todos los vecinos.

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