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El tren de crisis de precios hace 3.000 euros más pobres a los salmantinos

El tren de crisis de precios hace 3.000 euros más pobres a los salmantinos

Dos años de subidas encadenadas de la energía, los carburantes, la cesta de la compra y el Euribor encarecen la economía diaria y se llevan 700 millones guardados 'a plazo' para afrontar los gastos

Félix Oliva

Salamanca

Domingo, 4 de junio 2023, 11:04

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La curva del IPC en Salamanca asusta. En dos años, ha pasado de estar en negativo a reflejar una inflación desbocada. Entre el principio y el final de esa línea, un viaje con un reflejo real: los salmantinos son 3.000 euros más pobres. Este es el balance rápido del tren de crisis sucesivas que han llevado a encadenar la escasez de algunas materias primas con el incremento de costes por el precio de la energía, el repunte de la luz y el gas, la subida de los carburantes por la guerra en Ucrania y, finalmente, el impacto directo en los créditos y la cesta de la compra.

Esas son las crisis que, en dos años, se han encadenado hasta llegar a este mes de mayo con una inflación cercana al 5% en Salamanca, la mitad que un año atrás, pero ahora concentrada en la factura del día a día, la que pagamos para comprar alimentos, pagar la vivienda o hacer frente a los recibos básicos. Una factura que se traduce en una cesta de la compra más cara que nunca y en unas hipotecas que, si no las más prohibitivas de la serie histórica, no permiten pagar al precio estable que nos habíamos acostumbrado: ahora la letra de cada mes puede ser un susto.

Como se ve en el gráfico superior, los dos últimos años de crisis han tenido su reflejo en la línea del IPC que permite identificar los principales hitos. El punto de partida es la inflación '0' de comienzos de 2021, ya superada la crisis sanitaria del Covid. Como explica el director del departamento de Economía e Historia Económica de la Facultad de Economía de la Usal, Javier Perote, el origen de la espiral inflacionista hay que buscarlo en los estímulos para que no falte dinero barato y en abundancia, que vienen de mucho antes de la crisis del coronavirus y que hubo que mantener y reforzar durante el parón económico.

Lo que ha ocurrido después es bien conocido. Primero la subida de la luz, desde comienzos de 2021. Un ejemplo: el Ayuntamiento de Salamanca pagó en 2022 la mayor factura eléctrica de su historia, 6,5 millones de euros. El reflejo en los hogares fue similar y a una luz que llegó a pagarse a 545 euros (7 de marzo de 2022) le siguió el gas.

El incremento de este gasto básico obligó a tomar medidas y, cuando todavía se esperaban sus efectos, la invasión de Rusia en Ucrania a comienzos de 2022 disparó el precio de los carburantes y obligó a actuar. Poco después, con las ayudas para la luz, el gas y los carburantes en funcionamiento, el Euribor abandonó su letargo y a finales de 2022 se dio la voz de alarma por el encarecimiento de las hipotecas.

Paralelamente, los precios de los alimentos empezaron a escalar casi en vertical, encareciendo la cesta de la compra hasta llegar a un histórico 18,4% de inflación en productos básicos a finales de 2022. Un golpe definitivo al bosillo que se puede cuantificar y que le cuesta a los salmantinos 3.000 euros de media al año si lo comparamos con la economía del 'día a día' que teníamos antes del tren de crisis.

Pánico a la luz y el gas

Energía

Pánico a la luz y el gas

El encarecimiento de la energía fue el primer signo de que algo estaba empezando a cambiar. Tras años de estabilidad generalizada en los precios, la escalada del precio de electricidad, gas y carburantes apretó durante 2021 y parte de 2022. Ahora está contenida por las medidas estatales, pero durante muchos meses fueron una pesadilla.

Todo arrancó con la subida del precio de la electricidad en los mercados mayoristas y su traslado a la factura. Tal y como está estructurado el mercado, el comportamiento mayorista impacta directamente en el recibo final y, desde julio a diciembre de 2021, la energía se encareció hasta marcar un IPC del 35% en Salamanca.

El coste del recibo de la luz y, después, el del gas tiraron del grupo 4 del IPC (vivienda, agua, electricidad, gas) hacia arriba durante más de un año.

Tras el inicio de la guerra en Ucrania, se le sumó el coste de los carburantes. Gasolina y diésel se encarecieron y llegaron a pagarse ampliamente por encima de los 2 euros/litro en Salamanca con bonificación del gobierno. El incremento del IPC en el grupo 7, transporte, que es el que refleja los carburantes, llegó a rozar el 20%.

Luz, gas y carburantes le costaron miles de euros a las economías salmantinas, aunque ahora tiran hacia abajo del IPC, pero su impacto en los costes de las empresas se ha quedado en los precios de la alimentación.

Hipotecas de gratis a 'imposibles'

Euribor

Hipotecas de gratis a 'imposibles'

El Euribor ha sido durante años un oasis, pero en cuestión de meses se ha convertido en una pesadilla para miles de hipotecados. El índice principal al que se referencian los créditos para la compra de vivienda estuvo durante más de seis años en negativo, de febrero de 2016 a marzo de 2022, pero hace un año entró en positivo y no ha dejado de escalar.

Antes de acabar 2022 había superado el 3% y este mes de mayo lo ha terminado rozando el 4%. En ese recorrido ha ido encareciendo lo que pagan los hipotecados cada mes: todos los que han ido revisando su hipoteca, a los 6 ó 12 meses, han empezado a pagar (mucho) más.

La hipoteca media en Salamanca, unos 105.000 euros, ha subido unos 200 euros/mes para los que hayan revisado desde finales de 2022 tras encarecerse el euribor superando el 3% a partir de enero. Y subirá casi otro tanto para los que revisen a partir de ahora, cuando ya roza el 4%. Eso son 2.400 euros al año, de media, para miles de salmantinos que todavía están pagando su vivienda: un 21% de los 148.000 hogares que hay en la provincia está por pagar.

Alimentos por las nubes

Cesta la compra

Alimentos por las nubes

El efecto del precio de la energía en los recibos domésticos, a través de la luz y el gas, y del coste de los carburantes en el transporte se ha ido atemperando con las medidas públicas. Hoy por hoy, las dos materias en las que primero se desbocaron los precios se encuentran controladas hasta lo razonable, pero su impacto va a durar mucho tiempo porque se ha contagiado a los precios.

El incremento de costes de la energía y los carburantes y los problemas de suministro por la guerra en Ucrania afectan a numerosas actividades y ha acabado transmitiéndose a los precios finales, que ahora mismo es lo que más preocupa. Mientras gasolina y recibos están contenidos, el coste de la compra está en máximos. Y aunque el IPC ha iniciado su camino a la baja, la realidad es que los productos básicos han llegado a sus precios más altos... y ahí se van a quedar.

Este contagio se nota cada vez que entramos en el super o vamos a una tienda. En 2019, la OCU otorgaba un índice 123 al coste de la compra en Salamanca en su habitual informe sobre los precios de los supermercados, igualada con Zamora, Vigo o Soria; la cesta de la compra mensual rondaba entonces los 400 euros/mes, 4.800 euros año, para una familia media.

En 2020, el mismo informe daba un 2,8% de subida (+144 euros año: 412/mes), un 9,4% en 2021 (+600 euros año: 450 euros/mes) y un 15,2% en 2022, con una subida de 830 euros en la compra media con respecto a 2021, para 520 euros/mes. Eso son 1.200 más que en 2020, 120 euros/mes que se marchan.

'Adiós', ahorros

Depósitos

'Adiós', ahorros

El último impacto de este carrusel de crisis se ha notado en los ahorros de los salmantinos. A pesar de las subidas de los salarios y del SMI y la revalorización de las pensiones, los ingresos que entran en los hogares de Salamanca no han subido tanto como el IPC. El resultado es una merma de los ahorros.

En los últimos dos años, los salmantinos han reducido sus depósitos 'a plazo' en las entidades bancarias de los 1.412 millones de finales de 2020 a los 672 que tenían al final del primer trimestre de 2023.

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