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Los excesos de aforo se están convirtiendo en el problema central de este comienzo de curso en el ocino nocturno. En poco más de un mes, tres locales muy cercanos han sido expedientados y, al menos dos de ellos, desalojados y clausurados por superar la capacidad máxima autorizada. Y todos están en el entorno de la plaza de la Reina.
El último caso, registrado el día 19 de noviembre (noche de sábado a domingo) añade un factor más, que es la reincidencia. Según han confirmado fuentes municipales, este local había sido sancionado al menos en una ocasión anterior por el mismo motivo. Pero no sólo eso, sino que es el mismo que ya tuvo una sanción pocos días antes en la misma zona.
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Según se ha revelado en la comisión informativa de Policía esta semana, se trata del mismo establecimiento que fue sancionado anteriormente en esta zona. En concreto, la noche de Halloween, 1 de noviembre, fue expedientado, desalojado y cerrado un local en la plaza de la Reina con 199 personas cuando está autorizado para 85; y el día 19 de noviembre de madrugada fue desalojado y expedientado otro en la misma calle La Reina con 173 personas dentro cuando la licencia fija los 85 como máximo. Según la explicación municipal, se trataría del mismo.
Eso supone que el local permanecía abierto con un expediente y que se le ha abierto otro en idénticas circunstancias sólo unos días después. ¿Cómo puede ser eso? Pues porque una vez se inicia el expediente, se abre un proceso en el que los titulares pueden hacer alegaciones y hasta que no se resuelve por completo, no hay sanción. Tampoco se han impuesto una medida cautelar de cierre.
La competencia para sancionar dicho comportamiento o para la adopción de cualquier otra medida adicional, la Junta de Castilla y León, a la que se ha remitido la denuncia, igual que en los demás casos, estando a la espera de sus determinaciones, confirma el consistorio. Sin embargo, una hipotética reclamación tendría un difícil trámite porque la Policía Local ha acreditado que existía ese aforo. Otra cosa será que acabe en clausura.
Desde el pasado día 12 de octubre y hasta este 19 de noviembre, tres establecimientos han sido expedientados y, al menos dos de ellos, desalojados y cerrados por superar con mucho la capacidad prevista en sus licencias.
En este área se concentran varios locales de ocio nocturno entre pub y discotecas y es de paso hacia otras calles de bares como San Justo, San Julián o Gran Vía, por lo que atrae mucho público. Trazando un círculo desde el local del último incidente, hay 78 metros al lugar de Correhuela donde ya se detectó un exceso y dentro estaría el tercer caso.
La Policía Local es la encargada de vigilar el cumplimiento de horarios, ruidos y condiciones de licencia, aunque la potestad sancionadora se reparte por administraciones. Horarios y aforos son de la Junta, que en 2022 abrió 85 expedientes por incumplimientos sobre estas normas, mientras los ruidos son cosa del Ayuntamiento de Salamanca.
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En este sentido, existe preocupación en la administación local por los efectos colaterales de los excesos de aforo y sus derivadas, ya que los hechos del 1 de noviembre terminaron en varias peleas multitudinarias. Este fin de semana también se han producido dos agresiones, una relativamente cerca del foco (calle Varillas) y otra más lejos.
Además, se produce un efecto indeseado, el aumento de las quejas por ruidos. Los excesos de aforo, incluso tras los desalojos, retroalimentan el ruido en la calle que genera molestias a los vecinos de las zonas más afectadas, como es la calle de bajada de plaza de Santa Eulalia hacia Gran Vía y las que van hacia San Julián y San Justo, donde se concentran los locales de copas.
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