Las valiosas islas de Salamanca que no se tocan y todas las pegas a los planes municipales para el Tormes
La Confederación Hidrográfica del Duero ha respondido a la petición del Ayuntamiento y aunque autoriza algunas de sus propuestas, impide varias de las más invasivas y establece condiciones estrictas para las obras
El polémico proyecto del Ayuntamiento para transformar el entorno del río Tormes entre los puentes Enrique Estevan y Sánchez Fabrés ya tiene respuesta: la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) pone freno a parte de los planes anunciados. Entre lo más destacado, la obligación de respetar los 5 metros de la ribera en cada margen y la prohibición de tocar las islas fluviales que se pretendían eliminar.
Diversos colectivos de la ciudad, como Ciudadanos en Defensa del Patrimonio, el Comité Antinuclear y Ecologista y Barrios por el Clima, consideraban que el plan, al que acusaban de «vulgarizar y gentrificar» el entorno del río, resultaba contradictorio con el discurso de renaturalización del Tormes del propio Ayuntamiento. Se predica una cosa y se hace la contraria, denunciaban. Y parece que la respuesta de Confederación está de acuerdo con ellos en algunos puntos.
El organismo de cuenca rechaza algunas de las intervenciones propuestas en el plan para revitalizar el uso turístico del Tormes y prioriza la protección del Dominio Público Hidráulico (DPH) y la integridad ecológica de los cauces, lo que implica una serie de modificaciones significativas respecto a la propuesta inicial del Ayuntamiento. También establece condiciones específicas o cambios para medidas que sí han sido aprobadas con el mismo objetivo de protección ambiental.
El «Proyecto de restauración paisajística y acondicionamiento medioambiental del entorno natural del río Tormes para uso recreativo y turístico» incluye actuaciones que van desde la mejora de caminos a la instalación de miradores, embarcadero, juegos de agua e incluso un graderío escénico.
Las islas se quedan
Una de las propuestas más invasivas, y que ha sido expresamente rechazada, es la retirada de las islas fluviales. La CHD considera que supondría una alteración grave del ecosistema, reduciendo su biodiversidad y afectando negativamente a la dinámica natural del río. Eliminarlas, advierte el organismo, disminuiría la calidad del agua y tendría repercusiones ambientales «manifiestamente negativas».
También se deniega el permiso para acometer actuaciones de urbanización en el DPH. Esto incluye expresamente la instalación de riego automático por goteo y luminarias LED. Según la CHD, cualquier urbanización de este espacio supone ocuparlo para fines ajenos a su función natural: la continuidad de las escorrentías que drena la cuenca.
Sin aparcamiento bajo el Sánchez Fabrés
Entre las condiciones y modificaciones impuestas por la CHD a actuaciones que sí han sido autorizadas está la plataforma bajo el puente Sánchez Fabrés. Aunque se autoriza el acondicionamiento de la misma con pavimento permeable, se prohíbe expresamente su uso como aparcamiento de vehículos. El proyecto inicial mencionaba que la zona, actualmente utilizada como aparcamiento, se acondicionaría para uso público y espectáculos, siendo compatible con el aparcamiento. Pero a la CHD no le parece adecuada la presencia de vehículos bajo el puente.
Las plantaciones de vegetación, el nuevo mobiliario urbano y la renovación del alumbrado público que el Ayuntamiento proyecta dentro de este plan podrán realizarse siempre que se ubiquen fuera del Dominio Público Hidráulico y de su zona de servidumbre, que supone 5 metros de anchura en cada margen. Esto refuerza la no autorización de elementos del proyecto dentro de la zona de DPH antes citada.
También la Confederación advierte que no se podrá alterar en ningún caso la cota del terreno ni la sección de los cauces del río y se establece como condición general de las obras. Además, la autorización no ampara explanaciones, regularizaciones, extracciones de áridos o cualquier actuación que altere la dinámica fluvial o la estructura morfológica natural.
El graderío, fuera de la zona del DPH
En cuanto a la limpieza del lecho del cauce, aunque se autoriza la retirada de sedimentos y especies vegetales alóctonas, se exige que esta limpieza respete el trazado y la sección natural del cauce afectado, sin efectuar modificaciones estructurales. Los materiales extraídos no podrán situarse en las márgenes formando cordones, por lo que habrá que extenderlas por las finca adyacentes o trasladarse a un vertedero autorizado.
Uno de los elementos más controvertidos de la propuesta del Ayuntamiento, el graderío de gaviones, que pretende crear un espacio interpretativo (se habló incluso de su uso para conciertos) en el talud anexo al embarcadero del Puente Sánchez Fabrés, se permite aunque debe disponerse fuera de la zona de DPH.
En cuanto al vado de acceso a la Isla del Molino, se permite la sustitución del acceso provisional por un vado inundable, pero debe ocupar el Dominio Público Hidráulico lo menos posible, sin rellenar con piedra más espacio del imprescindible. Los tubos a instalar deben quedar completamente integrados en el lecho del cauce, sin crear resaltes o escalones que impidan el libre discurrir de las aguas.
Límites a las talas
La resolución de la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) autoriza ciertas talas de árboles en el entorno del Tormes, pero bajo condiciones estrictas. Solo se permitirá la retirada selectiva de ejemplares en mal estado, enfermos o con riesgo evidente de caída, así como la poda de ramas secas que puedan suponer peligro. En ningún caso se contempla una tala generalizada ni una alteración sustancial del bosque de ribera.
Especial atención se presta a los alrededores de los puentes Enrique Estevan y Romano, ambos declarados Bien de Interés Cultural (BIC). En un radio de 25 metros, solo se autoriza la eliminación de árboles concretos que presenten un riesgo real para la conservación de estos bienes patrimoniales, no una tala sistemática. La resolución es clara: se deben preservar tanto el valor ecológico como el paisajístico del entorno.
La CHD rechaza expresamente propuestas como la poda masiva a lo largo de una franja de 10 metros o la modificación del perfil natural de los taludes, por considerar que comprometen la funcionalidad ecológica del cauce. Igualmente, se opone al uso extensivo de maquinaria pesada, exigiendo que las intervenciones se realicen con medios manuales o no invasivos, y únicamente en situaciones justificadas.
Lejos de una actuación de restauración ecológica, estas talas —aunque acotadas— apuntan a una voluntad de higienización estética del río, más cercana a la jardinería urbana que a la conservación ambiental. Se dibuja así un paisaje «ordenado», domesticado, que responde más a las lógicas del turismo visual que a las necesidades del ecosistema.
Pendientes del proyecto
La Asociación Ciudadanos por la Defensa del Patrimonio, que presentó alegaciones al proyecto del Ayuntamiento, valora que la CHD haya impuesto límites clave, como que no se permitirá eliminar las islas fluviales ni instalar riego automático o alumbrado en pleno DPH. También celebra que se conserven las sendas sin convertirlas en caminos urbanos.
Sin embargo, muestra inquietud por la falta de claridad en las talas previstas: no se han identificado los árboles a eliminar y temen una nueva deforestación como la sufrida años atrás.
Para la Asociación, este proyecto no renaturaliza el Tormes, sino que lo adapta al ocio, desdibujando sus valores paisajísticos en favor de un río transitable. Y lanzan una propuesta al Consistorio: si la intención real es restaurar el entorno natural, deberían extender esa visión aguas arriba y aguas abajo del tramo central, y actuar también sobre el olvidado y canalizado arroyo del Zurguén.
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.