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La Zona de Bajas Emisiones de Salamanca, la nueva normativa con la que se restringirá el acceso al centro de la ciudad, tiene por delante un largo horizonte hasta su despliegue total pero nace con un importante talón de Aquiles: la falta de infraestructura de recarga para coches eléctricos. Los vehículos 100% limpios son los grandes beneficiados de la norma que, por ahora, no limitará la entrada a coches antiguos de vecinos y carga y descarga, pero que sí la asegura a los que tengan etiqueta de bajas emisiones.
Sin embargo, lo que no asegura es la posibilidad de recargarlos fuera de infraestructuras privadas. En estos momentos, la capital cuenta con menos de medio centenar de cargadores, de los cuales sólo cinco son públicos y el resto están en hoteles, centros comerciales u hospitales. Pero es que dentro del perímetro de la ZBE no hay más que uno.
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Según el estudio previsto, la ZBE impactará positivamente en los indicadores económicos relacionados con la movilidad, como son las ventas y uso de vehículos eléctricos y, consecuentemente, la implantación de cargadores. Esto es lo que espera el Ayuntamiento de Salamanca a partir del día 1 de junio cuando empiece a funcionar el primer dispositivo de la Zona de Bajas Emisiones, el sistema de control de accesos. Un aumento de las ventas de coches eléctricos que, hoy por hoy, se encontraría con una red de 'enchufes' escasa.
De los que hay, sólo cinco son de carácter público a la espera del despliegue de más unidades. Tienen dos enchufes por puesto, diez en total. Son claramente insuficientes y tampoco son totalmente operativos, ya que son de poca potencia. Tres de ellos son de recarga semi-rápida, hasta hora y media para seguir viaje con un coche que esté sin batería; y dos son de carga rápida, media hora para abastecer a un vehículo.
De ellos, todos están en el exterior del perímetro de la ZBE, aunque más o menos próximos. Y sólo uno se encuentra dentro del área restringida, en rector Esperabé.
El resto están en parkings, hoteles y centros comerciales, donde lo que nos encontramos son fundamentalmente enchufes de los de hora y media y muchos de carga básica, de 4 a 14 horas. A ellos hay que sumar la gran estación de recarga inaugurada hace unos meses en el centro de transportes.
A pesar de ello, Salamanca tiene depositadas oficialmente grandes esperanzas en materia de movilidad eléctrica. Según la memoria técnica de la ZBE, se asume que la mayoría de las personas que tengan actualmente un vehículo afectado por las restricciones elegirán cambiar de coche a uno de mejor categoría ambiental, algo que se hubiera producido igualmente, solo que en un mayor periodo de tiempo.
En las ZBE Salamanca los vehículos de los residentes y determinados usuarios no tendrán ningún tipo de restricción, por lo que existe margen suficiente para que la renovación de vehículos ocurra sin perjudicar a los titulares de vehículos que entran asiduamente en las áreas que conformarán la ZBE.
Determinados estudios han demostrado que las ZBE tienen efectos positivos sobre el comercio y la vivienda, revalorizando las casas y aumentando la calidad de vida de los residentes, que junto a las mejoras de movilidad de los peatones hacen que se haya potenciado el comercio y las actividades de servicios en las zonas.
Se espera que las ZBE de Salamanca fomente el comercio de proximidad y las actividades de servicios reduciendo el número de locales vacíos y mejorando la calidad de vida de los residentes. Eso atraerá nuevas construcciones y hará que se revaloricen ligeramente las viviendas, no solo las del interior de las ZBE sino las del conjunto del municipio.
También se espera un importante aumento en la actividad turística del municipio. El aumento del espacio público disponible para los peatones, que harán más vida en las zonas de estancia común, provocará además un incremento del turismo en la zona, sobre todo en la zona centro y el entorno monumental.
Las restricciones impuestas en la zona peatonal harán que los comercios del interior de esta ZBE tengan que adaptarse y tramitar solicitudes de acceso telemáticamente, lo que puede suponer una pequeña pérdida de productividad de las empresas al inicio de la puesta en servicio. Este impacto será bajo ya que se espera que, una vez familiarizados con el sistema, la interacción con la plataforma de gestión de la ZBE no suponga una pérdida de productividad.
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