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Una de las 26 tablas del retablo y el periplo que hizo. SH
Así llegó un magistral retablo Gótico de Salamanca hasta un museo en Arizona

Así llegó un magistral retablo Gótico de Salamanca hasta un museo en Arizona

Una investigación sitúa el antiguo retablo mayor de Ciudad Rodrigo en el museo de una universidad de EEUU y detalla el traslado de piezas de las Dueñas, la Universidad y Santo Tomás

Félix Oliva

Salamanca

Sábado, 8 de febrero 2025, 17:34

Como parte de una de las regiones con más patrimonio histórico, es sabido que desde Salamanca han escapado piezas hacia el exterior. Ya sea a través de ventas, transacciones de dudosa legalidad o, directamente, por el expolio numerosas obras de arte de todas las provincias de Castilla y León han viajado muy lejos. Algunas aparecen tras años de búsqueda, a otras se les ha perdido la pista, pero pocas veces como ahora podremos saber cómo llegaron a salir de nuestras fronteras. Es el caso del antiguo retablo del sigl XV de la tercera catedral de Salamanca, la de Ciudad Rodrigo.

Investigadores de la UVA y de la UBU han creado Nostra et Mundi, un catálogo virtual que rastrea piezas repartidas por medio mundo y permite saber, en detalle, el periplo que las llevó donde están ahora. Un registro que cuenta con numerosas piezas de Salamanca y el excepcional caso de la catedral de Ciudad Rodrigo.

La web creada para este proyecto permite seguir la pista de más de 250 piezas de arte desde sus orígenes en Castilla y León hasta su destino actual; es sólo el principio porque la idea es que se sumen más piezas en el futuro. El site permite hacer una búsqueda detallada por origen, permite consultar la historia de la pieza y dónde está ahora, y lo novedoso es que ha seguido todos sus pasos.

El viaje lleva a un total de 26 piezas desde Ciudad Rodrigo al museo de la Universidad de Arizona, en Tucson, EEUU, pasando por Madrid, Londres y Nueva York. Un itinerario que implica a varias personas y que la web de los investigadors permite seguir. Un viaje de miles de kilómetros para que una obra de más de 500 años se marchara, a finales del siglo XIX, al otro lado del mundo en un cambio de manos que duró 80 años.

El periplo que hizo el antiguo retablo original del siglo XV de la catedral de Ciudad Rodrigo arranca cuando el cabildo decidió venderlo. Según el estudio, era uno de los más importantes ejemplos de retablo pictórico del tardogótico castellano, realizado, según una inscripción, entre 1480 y 1488. Se atribuyó a Fernando Gallego, pintor radicado en Salamanca, pero fue realizado en colaboración con dos talleres: el de Gallego y el del Maestro Bartolomé.

El retablo, de cuya estructura original solo se puede afirmar que era de grandes dimensiones y que tenía siete calles, pero no cuántas tablas tenía o cómo estas se disponían, se pintó para la primitiva cabecera románica de la catedral. Derribada esta en el siglo XVI, se volvió a instalar en la nueva cabecera renacentista, donde persistió hasta principios del siglo XIX.

El retablo se pintó para la primitiva cabecera románica de la catedral. Derribada esta en el siglo XVI, se volvió a instalar en la nueva cabecera renacentista, donde estuvo hasta principios del siglo XIX

Una vez desmontado, se tiene constancia de que había veintinueve tablas (es decir, tres más de las conservadas actualmente en Tucson). El cabildo de Ciudad Rodrigo rechazó varias ofertas de adquisición de instituciones que tenían un interés cultural e histórico-artístico en las tablas para venderlas, finalmente, en 1879 a un agente de Madrid (José Fallola), quien inmediatamente se las vendió a un agente de Londres (Sir John Charles Robinson). Por entonces quedaban veintiséis tablas.

En 1882 fueron adquiridas por Sir Francis Cook, cliente habitual de Robinson, que las instaló en la mansión familiar, Doughty House, en las cercanías de Londres. Permanecieron en poder de la familia Cook hasta mediados del siglo XX. Entonces fueron puestas a la venta por la firma M. Knoedler and Co. de Nueva York y en 1954 fueron adquiridas por la Samuel H. Kress Foundation, que se ocupó de su restauración y que en 1957 las entregó al museo de la Universidad de Arizona en Tucson.

A Argentina y Nueva York desde la capital

No son las únicas piezas del patrimonio salmantino incluidas en este análisis por haber partido lejos de su origen. De la Universidad de Salamanca salió la tabla 'San Miguel y San Francisco' de Juan de Flandes. Obra fechada en 1505, durante la estancia del artista flamenco en Salamanca, es una obra escurridiza.

Desde la ejecución de la tabla hasta 1908, cuando formó parte de una exposición en el Burlington Fine Arts Club de Londres, catalogada como de escuela primitiva española o portuguesa, no se tienen más noticias. En ese año estaba en manos de Sir Frederic Cook; a su muerte en 1920 pasó a Sir Herbert Cook, y cuando este falleció en 1939 a Sir Francis Cook, que la mantuvo en poder de la familia en Doughty House, Richmond, Surrey, hasta que en 1954 se vendió a Rosenberg and Stiebel, Inc. de Nueva York. En 1958 la adquirió Mary Wetmore y ese mismo año la donó, en memoria de su marido Henry L. Shively, M.D., al Metropolitan Museum of Art de Nueva York.

Del convento de las Dueñas salió una talla en madera, es posible que adquirida en un taller de Palenciara para donársela a las monjas dominicas del convento. La escultura permaneció en el convento salmantino hasta 1947, momento en el que Héctor Schenone, historiador argentino, la compró.

Y de la iglesia de Santo Tomás, un conjunto de vinajeras y cáliz que esta construcción románica, que se encontraron en la tumba de uno de los sacerdotes de la iglesia. Desconocemos cuándo se hallaron, pero probablemente tuviese lugar a principios del siglo XX, momento en el que se llevaron a cabo reformas en el edificio.Las piezas permanecieron en la iglesia salmantina hasta 1947, momento en el que Héctor Schenone, historiador argentino, la compró.

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