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La explotación del uranio para alimentar centrales nucleares resonó este miércoles en el Congreso durante la comparecencia del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que negó que España tenga filones de este material justo cuando la minera Berkeley tiene abierto un pleito de 1.000 millones contra el Estado por la negativa del Gobierno a la mina de Retortillo. Una empresa que ha vuelto a repuntar tras el regreso de la palabra 'uranio' al debate público y que mantiene un pico de cotización que empezó al seleccionar Europa proyectos estratégicos de extracción de tierras raras y minerales estratégicos para los próximos años.
El momento se produjo durante la comparecencia de Sánchez sobre el apagón eléctrico de hace unos días que tuvo a Salamanca como una de las primeras provincias en recuperarse gracias a la generación hidroeléctrica y de centrales de bombeo. En este gran tablero energético, la provincia cuenta con variedad de piezas y, entre ellas, está el uranio, en una situación de espera.
Fue durante su intervención cuando el presidente insistió en que su apuesta por las renovables no está sustentada en la ideología ni en el dogmatismo sino en los datos y defendió que es un tipo de energía «más barata» que hace a España mucho más atractiva para la inversión y menos dependiente del exterior, dado que no posee ni petróleo ni carbón de calidad ni uranio. Algo que ha tenido todo tipo de réplicas en un momento importante y con diversos intereses sobre la mesa.
Este jueves, el PP se ha abierto a estudiar una bajada de la fiscalidad de la energía nuclear para ayudar a prorrogar la vida útil de las centrales nucleares. Así lo ha asegurado el portavoz nacional del PP, Borja Sémper, quien ha acusado al Gobierno de Pedro Sánchez de «ahogar la energía nuclear» por dos vías: «Una, imposibilitando la extracción de uranio», ya que en España «existen en torno a 30.000 toneladas de uranio esperando a ser obtenidas»; «y por otro lado, ahogando también vía fiscalidad» que se considera desfavorable a este sector.
El debate lleva en un punto álgido desde que, en marzo pasado, la Comisión Europea anunciara una serie de proyectos de minería energética y tecnológica que se consideran estratégicos para los próximos años. En aquel anuncio no había ninguno de los muchos proyectos mineros de la provincia de Salamanca, lo que enfriaba el furor minero, algo que podría ser temporal porque se espera que la extracción de litio, tunsteno, wolframio y otros minerales sí tenga apoyo para su desarrollo en la provincia. De hecho, hay proyectos muy esperanzadores que aspiran a ser seleccionados en una próxima convocatoria.
El segundo punto de fricción fue la energía nuclear. Europa no incluyó ningún proyecto de extracción de uranio en su selección, pero la apuesta por la energía nuclear se mantiene entre las potencias habituales y muchos países ya han anunciado que prorrogarán la vida útil de sus centrales y que descartan los planes de cierre que tenían. Eso alimenta la esperanza de que la minería de uranio entre en los planes comunitarios y que eso favorezca al proyecto de Berkeley en Retortillo.
España no es, por ahora, uno de esos países y tiene un calendario de apagón nuclear. Al tiempo, el Estado mantiene un bloqueo a esa mina, a la que denegó definitivamente los permisos necesarios para la construcción y explotación de la minería y procesos que planteaba la empresa australiana.
Esa negativa ha acabado en un organismo internacional de mediación que, el pasado mes de marzo, inició el proceso de reclamación que ha interpuesto Berkeley contra España por unos 900 millones de euros, en concepto de daños por la negativa a dejarle extraer el uranio de Salamanca.
Esa reclamación está en el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones, un organismo de arbitraje, que recibió el caso en junio de 2024, cuando la empresa anunció acciones; y que el 10 de marzo de este año, hace dos meses, constituyó el tribunal para decidir.
Mientras tanto, la empresa vive inmersa en un 'rally' alcista en su cotización de Bolsa. Se inició precisamente en marzo pasado cuando Europa anunció sus planes para la minería estratégica y, incluso sin incluir explotaciones de uranio, eso disparó su cotización al manor nivel desde verano de 2023.
El 24 de marzo experimentó una fuerte apreciación que tenía que ver con el anuncio de Europa y con una nueva línea de la empresa: la búsqueda de litio. Recientemente Berkeley se ha sumado a la carrera por el litio anunciando en enero la aparición de un yacimiento de este material en Fuentes de Oñoro, además de significativas cantidades de este mineral y de rubidio.
Eso hizo subir las acciones de la minera australiana con fuerza, junto con otra circunstancia: la expectativa de que la decisión de Europa sobre su minería estratégica desbloqueara los proyectos de uranio. Esa fuerte subida se ha repetido este día 7 de abril en cuanto la palabra uranio salió en el debate del Congreso de los diputados.
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