La última persona que vio al agente muerto en la crecida: «Era un gran profesional»
El alcalde de Villarino estuvo tomando café con el fallecido antes de que se marchara a Cabeza de Framontanos
«Era una gran persona, un gran profesional, lo lamento mucho». Así recuerda a J.P.C.S. el alcalde de Villarino, probablemente, la última persona que vio con vida al agente ambiental de la Junta de Castilla y León fallecido en la crecida de un arroyo en Arribes del Duero. Un café en el bar el Paradero de La Villa fue el escenario de la conversación antes de que partiera a otra cita en una localidad cercana de la comarca salmantina.
«Estuve con él en Villarino ayer mismo», recuerda Julián Martín, primer edil de la localidad. «Fue como a las cinco y media de la tarde, me dijo que se iba a la Cabeza de Framontanos. Es lo último que supe hasta que esta mañana me dijeron que no aparecía», asegura. Después, el alcalde se sumó a las labores de búsqueda que terminaron con el hallazgo del cadáver.
La alarma saltó cerca de las once de la noche cuando un familiar del agente empezaba a contactar con personas de su entorno para intentar localizarlo, ya que no había regresado. Fue entonces cuando las autoridades tuvieron conocimiento de la desaparición. Pronto se comprobó que su coche particular estaba en el puesto base. Desde allí había partido para su jornada diaria a bordo de uno de los 4x4 oficiales de la administración regional, un Suzuki de color blanco rotulado en verde y con emblemas de la Junta.
Por la maña se puso la denuncia y se dio inicio a la búsqueda, que empezó por el trayecto que había tomado, entre Villarino y Cabeza de Framontanos, una localidad aneja del municipio. Distan menos de diez kilómetros por una carretera que es poco más que una pista asfaltada, aunque hay opciones para ir por caminos de tierra.
Alimentado por varios regatos, tras las últimas lluvias el caudal del arroyo Cabeza de Iruelos era extraordinariamente fuertes
En un punto del trayecto hay que cruzar sobre el arroyo de Cabeza de Iruelos, uno de los cursos que dan al río Uces, el del Pozo de los Humos, afluente del Duero. Alimentado por varios regatos, las lluvias de los últimos días han elevado el caudal de este arroyo, que cuenta con algunos pasos hormigonados y otro de hierro en la carretera principal. La principal hipótesis sobre el accidente es que fue arrastrado por la fuerza del agua. «Claro que esta es zona de crecidas y cuando llueve mucho, y llevaba 3-4 días así, crece toda la ribera», confirma el alcalde.
El coche a 300 metros, el cuerpo a 1,5 km
A mediodía fue localizado el coche que, muchas horas después de que Julián se despidiera del agente tras su café en Villarino, apareció casi totalmente sumergido bajo el agua en el arroyo de la Cabeza de Iruelos. «El coche estaba unos 300 metros más abajo del paso», relata Julián, que se sumó a la búsqueda por la mañana. El cuerpo apareció un kilómetro y medio más abajo de donde estaba el coche.
«Era un buen hombre, toda la gente le apreciaba, un buen profesiona, la verdad es que lo lamento mucho», recuerda con pesar el alcalde de Villarino, que trataba habitualmente con el agente fallecido: «Era una gran persona».