El hombre detrás del histórico apagón informático que dejó a ciegas a cientos de empresas
Perfil ·
George Kurtz es el fundador de CrowdStrike, cuya actualización defectuosa causó miles de incidencias y el caos en los aeropuertos este viernes. Padre abnegado, perdió una hija con quince años y compite en carreras de resistencia
Julia Fernández
Sábado, 20 de julio 2024, 22:18
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El viernes pasado se puede anotar perfectamente como una jornada negra. La culpa fue del apagón informático que se produjo a causa de una simple actualización de un servicio de antivirus en la nube. Una incompatibilidad en el código dejó a cientos de empresas sin servicio durante horas, salpicó a Microsoft y llevó el caos a los aeropuertos. Lo paradójico es que la culpable de todo es un firma especializada en ciberseguridad, líder del sector y la que más ha crecido en los últimos años: CrowdStrike.
Al frente de ella está un rostro bastante conocido en el ambiente, George Kurtz, de 59 años, y que antes trabajó en otro gigante del área, McAffee. Kurtz es uno de esos hombres americanos hechos a sí mismos: su historia encaja a la perfección. De hecho, aunque ahora amasa una fortuna inmensa (más de 3.000 millones de dólares). sus orígenes son más bien humildes. Ni siquiera estudió en una de esas universidades reconocidas a nivel global.
Creció en el afable municipio de Parsippany, en Nueva Jersey, en una familia modesta. Tiene un hermano mayor y su padre falleció cuando él solo tenía siete años a causa de un derrame cerebral. Fue la madre la que tuvo que sacar adelante a la familia y administrar el dinero del seguro de vida del patriarca.
Su primer trabajo: repartidor
Con 12 años, Kurtz consiguió su primer trabajo. La imagen no puede ser más típica: se hizo repartidor del periódico Newark Star-Ledger. «El diario costaba 1,25 dólares a la semana, así que cuando recibías 1,50, te daban un cuarto de propina. Era muy importante», ha dicho más de una vez cuando ha hablado de su infancia.
Con ese dinero ayudaba en casa y se pagaba sus caprichos. Desde pequeño ya mostró mucho interés por el mundo informático. Dice que aprendió a programar con 9 años en su Commodore gracias a una asignatura en la escuela. Fue su primer tonteo con el sector al que luego se dedicaría. En el instituto, programó servidores informáticos que ejecutaban un software que permitía a los usuarios conectarse al sistema mediante un programa.
Un pionero y un visionario
Cuando llegó el momento de ir a la universidad, se decantó por estudiar Contabilidad en la universidad privada Seton Hall, un centro católico situado en South Orange, cerca de su casa. Nada más licenciarse entró a trabajar en Price Waterhouse. Era 1993 y enseguida destacó por sus intereses en las nuevas tecnologías, por lo que fue promocionado hacia el departamento de seguridad, dejando de lado su carrera como contable.
Su labor no era otra que piratear los ordenadores de la empresa para identificar sus puntos débiles y luego buscar solución. Le pagaban miles de dólares por hacer algo que le emocionaba: «Simplemente era el trabajo más genial del mundo». Con todo lo que aprendió, hizo un manual que todavía hoy es consultado por miles de estudiantes. Se titula 'Hacking Exposed', que salió en 1999 y del que se han vendido más 600.000 copias y ha sido traducido a más de 30 lenguas.
Poco después apostó por una carrera en solitario y lanzó lo que sería el embrión de CrowdStrike, una compañía llamada Foundstone, pionera en el sector. En 2004, se la vendió al conglomerado McAffee por 86 millones de dólares. Y fue ascendido a director de tecnología mundial y vicepresidente ejecutivo del gran grupo con sede en San José, California.
Kurtz fue el encargado de cambiar los objetivos de la compañía e intentar virar el interés a atajar los ciberataques antes de que se produjesen, no cuando ocurrían, que es la visión tradicional de los antivirus. Sin embargo, no obtuvo todo el éxito que quiso. Y eso que participó en la investigación de la llamada 'Operación Aurora', una serie de ataques persistentes producidos en 2009, vinculados con China y entre cuyas víctimas estuvo Google.
Anécdota en un avión
En 2011 también lideró la investigación de McAffe de otras dos acciones similares: Night Dragon y Shadiy Rat, entre cuyas víctimas había diferentes contratistas de defensa, la ONU y el mismísimo Comité Olímpico Internacional. Pero su insatisfacción hizo que ese mismo año separase su camino del gigante de la ciberseguridad para poder ejecutar sus planes con libertad: poner el foco en la prevención de los ciberataques y en la nube.
Cuenta que tomó la decisión durante un vuelo al ver que su compañero de asiento tardó diez minutos en trabajar con su portátil por la lentitud de un producto de McAffee en ponerse en marcha. «El tipo estaba haciendo de todo mientras el software estaba trabajando y yo pensé: 'Soy el director de tecnología de esta empresa y eso es terrible'«, confiesa que se dijo a sí mismo.
Poco después nació CrowdStrike, cuyo ascenso ha sido meteórico. Su principal objetivo era trasladar los antivirus a la nube para agilizar el trabajo de los sistemas y servidores. Lo logró y hasta el viernes era una empresa brillante, sin ningún borrón en su expediente y que ha cautivado a 300 de las 500 empresas más importantes del mundo, entre ellas, Google, con quien ha firmado recientemente un acuerdo como proveedor de soluciones de seguridad.
Padre abnegado y piloto de resistencia
En lo personal, Kurtz también responde al perfil de hombre americano hecho a sí mismo, e incluso de rico caprichoso, aunque tiene blindada a su familia y su vida íntima. Se casó con Annamaria Mazzilli con quien tuvo dos hijos, Alexander y Allegra, y todavía siguen juntos. La pequeña de la familia falleció en 2021, con 15 años, por un problema cerebral. Era la niña de sus ojos, con la que paseaba en moto acuática cuando podía, lo que supuso un golpe duro para el empresario.
También dicen de él que es un amante de los coches antiguos y de la gasolina. De hecho, es un piloto de carreras consumado que ha participado en cientos de carreras durante los últimos quince años y acumula varias victorias. Entre ellas, en su categoría en las 24 horas de Le Mans, las 8 Horas de Indianápolis, las 4 Horas de Sepang y Petit Le Mans. Le va la resistencia y después de pasar por escuderías como Pirelli World Challenge, Radical Cup y Sports Car Club of America, ahora tiene la suya propia, CrowdStrik Racing, cosas de ser millonario.
Ridiculizado por Donald Trump
El nombre de George Kurtz no solo está vinculado a la ciberseguridad, sino a Donald Trump. En 2016, durante la anterior campaña electoral estadounidense, CrowdStrike investigó una violación de los servidores del Comité Nacional Demócrata. Atribuyó el ataque a la interferencia rusa con el apoyo de las agencias de inteligencias del país.
Tres años más tarde, Donald Trump mencionó el nombre de la firma durante una llamada al presidente ucraniano Volodimir Zelenski. El contenido de esta conversación se filtró después. En ella cuestionó los hallazgos de Kurtz y los suyos sobre el 'hackeo' sufrido por los demócratas y deslizó que había sido Ucrania y no Rusia, como defendía CrowdStrike, la que estaba detrás de ello.
No fue el único que intentó ridiculizar las conclusiones de la investigación. De hecho, como Kurtz tenía como socio y director de tecnología a Dmitri Alperovitch, de origen ucraniano, se creía que este había extendido el rumor de que eran los rusos los culpables con la connivencia de su colega.
En respuesta la empresa publicó un comunicado en que aseguraba que contaba con «pruebas» y que su análisis fue confirmado por otras empresas de seguridad como Fidelis y FireEye, así como por la inteligencia estadounidense. Ese mismo año, 2019, CrowdStrike aterrizó en Wall Street. Su valor en Bolsa ha crecido exponencialmente desde entonces. Hasta el 'viernes maldito'
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