Manolo Valdés, a vueltas con las meninas

Hace más de medio siglo que Manolo Valdés (Valencia, 1942) tendió el hilo que conecta su obra con la de Velázquez (1599-1660) y sus reinas, infantas y meninas. En especial con las figuras de María de Austria y la infanta Margarita. El artista valenciano regresa ahora a la casa y a la ciudad de las meninas con 'Allegro'. Así se titula la exposición «llena de caprichos» con sus últimos trabajos en los que las figuras velazqueñas son de nuevo cruciales.

Reúne más de 40 piezas entre esculturas y pinturas de un genio para quien el arte es «una obsesión, una manía enfermiza». En cartel hasta el 13 de abril en la sede de Opera Gallery (Serrano, 56), es la primera muestra en Madrid del artista valenciano en los últimos diez años. Llega casi dos décadas después de la gran retrospectiva que el Reina Sofía le dedicó en 2006. Con precios entre los 150.000 y los casi 900.000 euros, varias de su formidables piezas se habían vendido antes de la inauguración.

'Allegro' sume al espectador en el «caprichoso» y rico universo creativo de Valdés, con un claro protagonismo de sus figuras femeninas en las que reincide sin complejos. «Soy mayor, me siento libre y hago lo que me da la gana», justifica su obsesión por unos rostros de líneas sencillas y gran rotundidad formal en los que el color prima acaso sobre la forma. Demuestran el talento y la facilidad con que Valdés se mueve tanto en la figuración como la abstracción.

Al margen de su tamaño, sus esculturas, trasmiten una ligereza que desmiente el peso de icónicas figuras velazqueñas como 'Reina Mariana' o 'Menina'. «Manolo Valdés ha sido pionero en dar una entidad escultórica a los personajes femeninos de Velázquez», recuerda en el texto escrito para la muestra por Javier Portús, jefe de Conservación de Pintura Española hasta 1800 del Museo del Prado.

Trabaja Valdés con una gran variedad de materiales –madera, alabastro, vidrio, resina, cerámica, bronce...– y con colores y formas geométricas que actúan a modo de tocados siempre simétricos en figuras con rostros sin rasgos como 'Cabeza con cristales verdes', 'Cabeza de mariposas azules', 'Círculos en ámbar', 'Cabeza con cerámica' o 'Cabeza con vidriera XXI'. Todas son prueba de una búsqueda de texturas menos formales y nuevas policromías.

«Mi pintura sale de la escultura», repite un artista que tiene la sensación de regresar a un país «más sectario y menos neutral» en el que cada nuevo director de museo altera la política de la casa. En la decena de cuadros de grandes dimensiones que exhibe, combina con destreza materiales de ambas disciplinas. Casi todos son, de nuevo, cabezas femeninas con títulos como 'Matisse en verde', 'Dama con abanico II' y 'Retrato con fondo ocre'.

Valdés tiene un puñado de grades piezas repartidas por Madrid, pero con ocasión de la muestra se ha instalado la monumental escultura 'Mariposas blancas' en la fuente de la entrada del hotel Rosewood Villa Magna. Una pieza realizada en resina, acero y cristal de Murano.

Ha aprovechado su regreso a España para para presentar 'Damas y caballeros' un libro joya editado por Artika que combina escultura, grabado y collage en el que revisa su proceso creativo y su evolución revelando la influencia de maestros como Matisse, Picasso y Velázquez que marcaron su trayectoria. Con una edición limitada de 998 ejemplares firmados por el autor, la singularidad de la obra no se limita al papel, ya que unas meninas únicas acompañan cada ejemplar. Realizadas en resina, las figuras encapsulan el libro, que se presenta en un estuche escultura diseñado por Valdés. Una menina azul con fracturas y grietas hace irrepetible y único cada ejemplar, con 53 grabados de diversas series y épocas seleccionados por el propio Valdés.

Formado en la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos de Valencia, la carrera de uno de los artistas españoles contemporáneos con mayor proyección internacional se inició en la década de 1960. Fue uno de los fundadores del Equipo Crónica, grupo que inspirándose en el Pop Art desafió a la dictadura franquista y a las convenciones del arte.

A partir de 1981 continuó en solitario desarrollando su singular estilo gracias a la apropiación y resignificación de obras de maestros del pasado a los referentes artísticos del siglo XX. A lo largo del último medio siglo Valdés revisita y actualiza los personajes velazqueños y otros iconos de maestros de la historia del arte, como las odaliscas de Matisse, las piezas cinéticas de Calder o el arte geométrico del constructivismo. «Es parte de una labor programática, rigurosa y exquisita que ofrece ademas su particular mirada sobre nuestra cambiante sociedad», dicen su galeristas.

Radicado en Nueva York, ha recibido reconocimientos como el Premio Nacional de Artes Plásticas en 1983 y la Medalla de Oro al Mérito de Bellas Artes en 1998. Su trabajo se muestra en galerías y museos de todo el mundo, y figura en prestigiosas colecciones privadas y públicas. Entre ellas la de Peggy Guggenheim en Venecia; la Kunsthalle de Hamburgo; la Menil Foundation de Houston; el Metropolitan Museum of Art de Nueva York; el Modern Museet Art de Estocolmo; el Centre Georges Pompidou de París; el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid; el Museum of Fine Arts de Houston o el Museo de Bellas Ates de Boston.