El partido de fútbol más humano en Salamanca: unidos, ante la enfermedad de un jugador

Resulta complicado, aunque no imposible, tornar en positivo un reportaje que parte de una mala noticia. Iker lleva jugando al fútbol de rojo desde pequeño, más allá de su familia de sangre, ha construido una en torno al balón, bajo el frío de los entrenamientos a media tarde y durante interminables viajes en bus los fines de semana. Este sábado, sus dos familias le devolvieron un poco de lo que él tanto ha dado, un cariño recíproco, un abrazo tras la noticia. En 'El latido del deporte de Salamanca', el valor más importante del fútbol expresado en su máxima potencia; compañerismo, equipo, empatía.

En el ambiente se respira algo distinto. El juvenil A del CD Hergar se enfrenta a la Cultural y Deportiva Leonesa B. Pero el foco no estaba en quién formaría parte del once o el resultado final. Al contrario, lo importante recaía en el principio. Decenas de personas se agolpan en el campo municipal de Pizarrales. Son las 17:30 h. Todos se conocen, todos se saludan, todos se preguntan por su semana. Juntos forman una familia. Al filo del comienzo del partido comienzan a llegar jugadores de otros equipos y unidos forman un pasillo por el que pasan los dos equipos implicados. «¡Vamos, lo hacemos por él!», se oye. Ellos se suman al pasillo, junto a entrenadores y cuerpos técnicos. Todos a una, le aplauden a él, a Iker.

Visiblemente emocionado, tanto él, como su familia y todos los presentes en el terreno de juego, encara el camino hasta el centro del campo, donde recibe el abrazo que todos querrían darle. En la pancarta se puede leer: 'Tu lucha es nuestra lucha'. Iker ha sido diagnosticado de cáncer y tendrá que someterse a un tratamiento que le mantendrá apartado del fútbol un tiempo. Alejado del balón, no de los suyos.

«Desde que nos dieron la noticia, el equipo se ha unido todavía más. Los chicos han intentado hacerle todos los días alguna cosilla para que esté animado. Nos ha ayudado a ser más grupo, más piña e intentaremos tornar así lo negativo en lo positivo. Es un orgullo ver como se han volcado los jugadores», declaraba su entrenador, Rober, quien lanzaba un mensaje: «Ante este tipo de situaciones, queremos transmitir que no se obcequen en llevarlo ellos solos, que se apoyen en la gente que tienen alrededor, que todos juntos somos más fuerte y que nuestro apoyo y ánimo pueden superarlo».

El club ha diseñado dos camisetas especiales para la ocasión, una se la quedará él, la otra se mantendrá colgada en la sede del propio club para que el día que vuelva a jugar, ojalá, pueda ponerse esa camiseta.

Uno de los artífices del homenaje es el presidente del club, Fernando Díaz, quien emocionado solo quería pensar en que «dentro de año celebraremos su vuelta». «No nos podemos olvidar que estos niños -aunque ya no tanto- llevan con nosotros mucho tiempo, les coges cariño, les quieres y se convierten en tu familia. Aunque este homenaje haya sido triste, estoy seguro de que celebraremos una buena fiesta en un tiempo», finalizaba.

Su sonrisa era contagiosa. Mientras recibía el cariño de los suyos, Iker no dejaba de sonreír y agradecer. Era el que más lo hacía. Un subidón para afrontar una enfermedad a la que pretende vencer. «Ha sido algo que no me esperaba. El apoyo de mis compañeros, de la afición, de mi familia y, en general, de toda la gente que ha venido... ha sido muy emotivo y algo que no voy a olvidar en la vida», declaraba el propio Iker.

Unión. «Más que un equipo, somos una familia. Sea el que se vamos a estar con él. En este caso me ha tocado a mí y han demostrado que somos una familia y que siempre estamos juntos. Lo que se ha generado aquí hoy es fruto del club y de la familia que tenemos dentro y fuera del club».

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