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Especialista dentro y fuera del campo, Roberto Íñiguez regresa a Würzburg con ventaja en el marcador y con el aliciente de que todavía no ha pisado Salamanca desde su salida hace ya algo más de un año. A mitad de temporada y porque consideraba era lo mejor para todas las partes, el entrenador vasco se marchó cediendo su sitio a Pepe Vázquez, en una campaña que terminó sin títulos. Íñiguez se marchó a Cukurova y tras su paso por Turquía regresó a la Liga Femenina Endesa a los mandos de Uni Girona.
Sobre el encuentro, para el que hay 'sold out' en Würzburg, el coach del equipo gerundense apela al «cansancio» por la exigencia del último encuentro y el viaje hasta Salamanca. «Tenemos que ir al detalle y pensar en lo que puede llegar a hacer el otro equipo. Si van a ir arriba, si van a presionar, si van a saltar, a colapsar con las pívots o van a cambiarlas... todas esas cosas tienen que saber que pueden ocurrir y deben saber como leerlas y reaccionar. Al final, el play off se trata de mejorar las cosas que haces cada día y reaccionar a lo que pueda hacer el rival», ha explicado.
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La distancia es amplia, el propio Nacho Martínez lo consideraba así en la rueda de prensa posterior al encuentro, pero Roberto continúa colgando la presión del cartel de favorito a Perfumerías Avenida, alegando al 'efecto Würzburg': «Si das un paso atrás en Würzburg no hay vuelta. Es imposible». «Creo que debemos ser valientes y jugar con 'flow', vivir el partido, estar enfocadas en lo que estamos haciendo y disfrutarlo», ha continuado.
No ha tenido que ser preguntado, él mismo ha querido hablar de ello. Y es que no es su primera vez en la capital charra desde su salida, sino que ya ha estado anteriormente en una comida con en el presidente de la entidad, Jorge Recio. «Tengo una relación con él fantástica, es un tío cojonudo», ha apuntado.
Sin embargo, sí será su primera vez como entrenador de un equipo visitante en Würzburg desde su salida, aunque ya antes pisó el parqué de rival de Avenida: «Es una ciudad fantástica que solo me trae buenos recuerdos y los malos los borré, así que estoy muy contento de ir allí. No tengo nada, vamos a jugar un partido y creo que la gente haga lo que quiera. Siempre me quedo con lo bueno. Para lo malo ya están los frikis, los mediocres y los que tienen envidia».
Y continúa: «Sé la ventaja que supone jugar en Würzburg, sobre todo, cuando había comunión y sinergia, y la situación de una persona no entorpeció la maravillosa temporada y la maravillosa energía del club y el equipo. Para mí es un partido más. Sé que es un equipo en el que he trabajado 24 horas para el club e hice un desgaste total por el club hasta que consideré que no era bueno para el club que yo continuara».
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