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Irradia energía, felicidad y positivismo. Está entusiasmada de contar su historia, recordar a su difunto marido y tener el Helmántico para ella sola. Entra por el túnel de vestuarios agarrada a su hijo y sube las escaleras que le llevan a pisar el césped de un estadio al que lleva asistiendo más de 50 años. En ella, expresiva a más no poder, se mezclan emociones contradictorias, encontrándose la emoción de los buenos recuerdos con la memoria del amor de su vida. «Aquí venía yo con él, le querían mucho. Mi niño». Ahora disfruta del Salamanca CF UDS sola. «Sin dar explicaciones y haciendo lo que me da la gana», cuenta sin pelos en la lengua.
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Da igual que haga frío, que llueve o incluso nieve, que su equipo este en Primera o en Segunda RFEF, ella es de deporte, de fútbol con el Salamanca UDS y de baloncesto de la mano de Perfumerías Avenida. «Esto es lo mío. Aunque juegue en Regional, yo no me lo pierdo. ¿Qué voy a hacer yo en casa? Nunca lo he dejado y no pienso hacerlo».
Su afición no se remonta únicamente a la grada. Desde muy pequeña empezó a jugar al fútbol. «Me ponía a dar patatas con todos los chicos», ríe, «y acabé apuntándome a un equipo de fútbol sala. Éramos todas chicas». De ahí pasó a ser aficionada. «Me encantaba venir, también viajaba con el equipo y recuerdo como los equipos de Primera salían de aquí escaldados. Un equipo precioso, el más bonito del mundo y cómo jugaban todos... los conocía a todos, tengo los guantes de uno, la camiseta de otro, etc».
No hay edad. «Saco las fuerzas de donde sea. Y si hace frío me vienen a buscar mis hijos y me llevan a casa. Tengo unos hijos que son muy buenos. Qué te voy a decir... que son lo mejor».
¿Qué le aporta el deporte? «Me quedaría aquí todo el día de verdad. Viéndolos jugar, viéndolos entrenenar, no hace falta comer (risas). Mi vida es esto el fútbol y el baloncesto». Una vida que tiene el Helmántico como su segunda casa, situándose en la zona de Tribuna, tras haber pasado durante su juventud en el fondo de animación.
«Yo animo mucho al equipo, da igual donde esté, a mi no me gusta que los silben. Me da pena. Si yo estoy en mi trabajo y me están haciendo la vida imposible... No me gusta que los insulten», critica.
Tampoco le gustó el parón de fútbol que hubo en el Helmántico. Fue una de las que protestó durante días en el propio estadio o en la Plaza Mayor. «Pensaba que tendría que ir ya solo al baloncesto, me dio mucha pena, mucha, por eso me da igual que ahora estemos en Segunda RFEF, aunque claro me gustaría que estuviéramos más arriba, pero tiene que ser poquito a poquito», reflexiona.
Petra, a pesar de que no le gusta que insulten o silben a los jugadores, también guarda su propia opinión sobre la situación actual. «Siento que los jugadores ahora están un poco congelados. Les tengo que pasar mi energía. Cuando se acercan por la banda, les digo que van a meter gol y se ríen», dice.
Era 24 de noviembre y el Salamanca CF UDS se enfrentraba al Compostela, un encuentro que terminó en empate, pero en el que Petra o como todo el mundo la conoce, 'Cuqui', presenció un momento inolvidable. Después de celebrar en una comida con su familia y amigos su 80 cumpleaños, escuchó en el descanso que el club quería felicitar a alguien. Ella en ningún momento se dio por aludida. «Anda si alguien cumple años el mismo día que yo», pensó. Pero no, era ella. «Me emocioné», reconoce.
No es el único homenaje que ha vivido. Cuando su marido falleció también en el Helmántico se despidió por todo lo alto a un socio entregado con su equipo y querido por parte de la plantilla.
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